La pirámide del Louvre cumple 30 años y París celebra su controvertida historia

La icónica pirámide del Louvre, de vidrio y acero fue diseñada por el arquitecto estadounidense de origen chino IM Pei hace 30 años, y fue controvertida cuando se inauguró por su diseño vanguardista en medio del palacio neoclásico del Louvre. Pero desde entonces se ha convertido en un emblema de la ciudad de París.

Jack Lang, el ministro socialista de Cultura que impulsó el proyecto en los años ochenta, en conversación con EFE recordó que el gran monumento despertó la furia ciega de los puristas antes de pasar a engrosar la nómina de los símbolos de la ciudad y uno de los más populares del mundo. En la imagen, vista de las obras de construcción del nuevo acceso al Louvre en 1987.

"Nos decían que estábamos asesinando un palacio de la época de Felipe Augusto", rememora Jack Lang, que convenció al presidente François Mitterrand de llevar adelante el proyecto contra viento y marea. En la imagen, Mitterrand (segundo por la izquierda) durante su visita a las obras en 1988.

La pirámide tiene una base de 1.000 metros cuadrados, 21 metros de alto y 35 de ancho, está sustentada en una estructura de 95 toneladas de acero y recubierta de 673 rombos de un cristal especialmente compuesto para preservar su transparencia con el paso del tiempo.

La pirámide, que atrajo todas las críticas, era el elemento central de una profunda transformación del museo, algo anquilosado, que prestaba una de sus alas laterales al Ministerio de Finanzas y otra zona a un aparcamiento. En la imagen, un momento de su construcción.

Es el único museo en el mundo donde el proyecto arquitectónico de la entrada es una obra de arte.

La pirámide del Louvre está también rodeada por tres réplicas a pequeña escala y otra pequeña e invertida que se sitúa en el carrusel del Museo.