Marina Dal Poggeto: “La incertidumbre en Argentina se quedará hasta junio cuando se definan las candidaturas”
Según la economista, el clima político impactará en el mercado financiero hasta que Cristina Fernández decida si se presenta a las presidenciales.
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Argentina se prepara para enfrentar elecciones presidenciales en octubre, en medio del peor escenario económico posible: índice de inflación por encima del 40%, niveles de pobreza en ascenso, alto desempleo, aumento de tarifas de servicios básicos, caída del consumo y severos ajustes fiscales en el marco del acuerdo de ayuda financiera alcanzado el año pasado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En entrevista con DF, Marina Dal Poggeto, directora ejecutiva de la consultora trasandina EcoGo, explicó que esos elementos han creado la tormenta perfecta para desatar desconfianza en los mercados, que no han logrado recuperarse ad portas de una nueva contienda que podría traer de regreso al escenario a Cristina Fernández.
"La situación país va a depender del tramado político que surja hasta el 22 de junio", consideró la economista, en referencia al día en que cierran las inscripciones a la Casa Rosada.
- ¿Cómo impactará la campaña electoral en el devenir argentino?
- En junio se cierran las listas, en agosto son las primarias, en octubre es la primera vuelta y el balotaje es recién en noviembre. El no saber todavía quiénes son los candidatos ni cómo van a competir hará que la incertidumbre no se achique. Para ese momento, la principal pregunta es si la expresidenta Cristina Fernández se presenta o no. Si no lo hace, probablemente ayude a estabilizar el panorama financieramente. Si se presenta, la sensación es que la inestabilidad financiera puede escalar. No está claro el armado político, pero sí que Fernández no va a decir si va a jugar o no, hasta el 22 de junio.
- ¿Hablamos entonces de un contagio político en las finanzas?
- La duda es la que genera el contagio financiero. Los fundamentos de la economía mejoran, pero también hacen chocar las agendas: en 2017, el mercado tenía una sola, basada en la gobernabilidad. Y ella no va de la mano con la agenda del ajuste del año pasado. Es necesario devolver la confianza a los mercados, pero eso es difícil con la polarización que existe.
El gran problema de Argentina es que sistemáticamente trabaja en función del corto plazo, y el gobierno de Macri también lo hizo. En el primer año intentó corregir, el segundo año se enfocó en ganar las elecciones, y después tuvo mala suerte.
Argentina ya no es Islandia
- ¿Qué ha cambiado en el año?
- En octubre de 2017, Macri era Gardel, Argentina era Islandia y el mercado convalidaba eso. El bono a 2024 de Argentina rendía 4,5%, el riesgo país era de 350 puntos base y la inflación estaba contenida con ingreso de capitales que de alguna forma atrasaban el tipo de cambio. Pero se produjo un aumento en el desequilibrio externo y, cuando se intentó comenzar a corregir, se hizo un cambio inviable en las metas de inflación, generando cortocircuito en los mercados. Además, se impuso un impuesto a la renta financiera que generó shock y se combinó con un escenario en que las tasas de interés empezaron a subir afuera. En lo local se combinaron la sequía financiera y la agrícola, esta última afectando una tercera parte de la cosecha de soya y maíz. En medio, el gobierno intentó manejar la corrida desde atrás, entregando reservas. Eso empezó a acelerar las preguntas sobre la capacidad de pago de la deuda. El riesgo país empezó a subir y fuimos a un primer acuerdo con el FMI inconsistente entre lo fiscal, lo monetario y lo financiero. El segundo es más realista, pero está inmerso en la incertidumbre política.
El gobierno quedó tratando de tornar expansivo un plan que es contractivo. Ese es el principal riesgo. Los mismos anuncios de 2017, que permitieron que la economía crezca rápido y ganar la elección, en este contexto financiero va a la inversa del programa monetario.
- ¿Cómo se está reflejando esto en el bolsillo de los argentinos?
- Argentina se volvió barata como contracara de la devaluación. Los argentinos antes iban a comprar a Chile, ahora va a ser al revés. Las tarifas de servicios básicos están en un nivel más razonable en relación a las que consiguió el gobierno cuando llegó, pero tienen efecto en la gente. Se ha producido una caída muy violenta del salario real y un descenso del empleo. La expectativa del gobierno, cuando anunció el programa con el FMI, es que esta iba a ser una recesión de cinco meses y que la desinflación sería más rápida. Una desinflación más lenta, genera una recesión más pronunciada. El mismo programa monetario con más inflación es más contractivo.
- ¿Qué es lo primero que debe atender el futuro gobierno?
- Inflación, desempleo y tarifas de servicio. Las principales preocupaciones de los ciudadanos son económicas y son precisamente agenda del actual gobierno. Lo que se está viendo es un deterioro. Creo que cualquiera que llegue en 2020, va a tener que sentarse a negociar con el Fondo y va a tener que girar hacia un esquema de corrección macroeconómica. Argentina no se puede permitir un nuevo default.