El último deal de Jaime Larraín, la corredora de bolsa que bajó la cortina después de 40 años en el mercado
La intermediaria canceló su inscripción definitiva ante la CMF el 15 de octubre. El trader revive los mejores momentos en la rueda.
Por: Sofía Fuentes | Publicado: Lunes 28 de octubre de 2024 a las 20:30 hrs.
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Sentado Jaime Larraín Vial y de pie su hijo, Jaime Larraín Concha. Foto: Manuel Urzua
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El 15 de octubre, uno de los actores de bolsa más tradicionales de la industria, Jaime Larraín y Compañía Corredores de Bolsa, bajó definitivamente la cortina de sus operaciones al obtener el certificado de cancelación de inscripción por parte de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF).
Después de 40 años operando en el mercado, la emblemática firma familiar, que pasó de generación en generación durante casi un siglo, finalmente cerró sus puertas.
El proceso de salida de la corredora fue decidido por la familia Larraín y comenzó el 30 de diciembre de 2018, cuando dejó de operar. Desde esa fecha, iniciaron los trámites administrativos con la CMF para poner fin a su participación en la industria.
“Mis recuerdos más vívidos son en torno a la rueda, con todos gritando ofertas y demandas de acciones; era un griterío infernal”, recuerda Jaime Larraín sobre las operaciones en 1960.
En conversación con DF, el fundador de la intermediaria, Jaime Larraín Vial, narra que el entorno competitivo de los últimos años, sumado a la creciente oferta de productos de otras corredoras de mayor tamaño y espaldas financieras, le fueron mermando la capacidad de competir en un negocio cada vez más costoso a nivel regulatorio.
Recuerdos de la rueda
El corredor, recuerda su antigua oficina, ubicada en la calle Nueva York, junto a la Bolsa de Santiago, que inició sus actividades en 1931 bajo la dirección de su padre, Alfredo Larraín García.
En 1955, con solo 20 años y mientras cursaba segundo año de Agronomía, Jaime Larraín Vial ingresó a la oficina de su padre tras aprobar el examen de ingreso para operar en la rueda, bajo la supervisión de Hugo Jackson, director de esa época.
Aunque su carrera académica parecía alejada del mundo financiero, pronto quedó fascinado por el bullicio de las transacciones bursátiles -que se hacían en a viva voz-, iniciando una trayectoria de seis décadas en el mercado.
“Mis recuerdos más vívidos son en torno a la rueda, con todos gritando ofertas y demandas de acciones; era un griterío infernal”, recuerda.
Con el tiempo, se ganó el respeto de sus colegas, quienes le llamaban el “maestro”. Los nuevos operadores solían acercarse a pedirle consejos de todo tipo. “Les decía que no se casaran tan jóvenes, que ahorraran, compraran una casa y se fueran formando”, comenta.
Durante el Gobierno de Salvador Allende, la corredora enfrentó tiempos difíciles debido a la brusca caída de órdenes de compra, lo que obligó a Jaime Larraín a dividir sus jornadas: en la mañana trabajaba en la rueda y, en la tarde, en la Contraloría General de la República, donde en ese periodo, obtuvo el título de contador auditor.
En 1974, regresó a la bolsa como socio, tras comprarle a su padre la mitad de la firma. “Él no me firmó la escritura hasta que le pagué el último centavo”, afirma.
En 1986, finalmente le compró la participación a su padre y la corredora comenzó a llamarse Jaime Larraín y Compañía.
Batalla de nervios
El corredor revive con claridad los años al mando del negocio familiar en la rueda de la bolsa, cuando cada cierre de jornada era una batalla de nervios.
Entre sus recuerdos se destaca una fotografía que, según él, resume el estrés de aquellos días: se lo ve de pie, en medio de operadores, con dos cigarrillos encendidos en la boca, uno en cada lado.
La expresión en su rostro y el humo alrededor capturan la presión que sentía en esos cierres donde el margen de error era nulo, especialmente, al operar con papeles de renta fija, su mayor preocupación. “No había lugar para equivocarse”, afirma.
Tecnología y tercera generación
En 1988, la empresa dio la bienvenida a una tercera generación: Jaime Larraín Concha, hijo de Jaime Larraín Vial, se unió como operador. “Para mí era un anhelo sentimental porque había trabajado con mi padre y ahora podía hacerlo con mi hijo”, señaló Jaime Larraín padre.
Por su parte, su hijo relata que llegó en una época de cambios, cuando la tecnología comenzaba a transformar el mercado. “Recuerdo esas marchas blancas y me preguntaba cómo íbamos a enseñar a personas que nunca habían usado un computador”, comenta.
Sin embargo, su recuerdo más especial es el día en que aprobó el examen para convertirse en operador, siguiendo los pasos de su padre y abuelo.
Una vida bursátil
A pesar de que en 2018 la corredora cerró sus operaciones, la familia continuó en la oficina de Nueva York, pero operando como brokers a través de LarrainVial Corredores de Bolsa, cuyo alcance de nombre se debe a un parentesco lejano con los socios de la firma. Ambos Larraín afirman que más del 95% de su clientela los siguió en esta nueva etapa.
Jaime Larraín Vial ha sido director de la Bolsa de Santiago por más de 24 años, mientras que su padre Alfredo estuvo en el cargo por 10 años.
A semanas de cumplir 89 años y con una oficina en su casa donde mantiene los terminales de transacciones activos, Jaime Larraín Vial asegura que no piensa retirarse: “Estoy siempre pendiente; no podría dejar de trabajar. Esto es lo que me mantiene ágil de mente, y quiero seguir activo”, concluyó el corredor.