Como David contra Goliat, la canadiense Aclara Resources apuesta entrar a competir en un mercado que Asia (China) domina en más del 90%: el de las tierras raras. Y para hacerlo, sus caballos de batalla son sus proyectos Módulo Penco, en Chile, y Módulo Carina, en Brasil.
Una vez en operación, el proyecto contempla producir 50 toneladas de disprosio y terbio al año, equivalentes para fabricar un millón de vehículos eléctricos.
Ambas iniciativas se encuentran en tramitación ambiental y la expectativa es que para 2028 ya estén las dos produciendo disprosio y terbio, los elementos clave para la fabricación de magnetos de autos eléctricos y turbinas eólicas.
“Lo que nosotros estamos impulsando en Chile y Brasil representa el 8% del mercado global de tierras raras, de lo que el mundo necesita”, dice a DF el gerente general de Aclara en Chile, Nelson Donoso.
Ante el aumento de la demanda proyectada y la escasez de los elementos, remarca que “el mundo necesita romper ese monopolio” y que “un proyecto como el nuestro está compitiendo contra él”.
Pero la competencia es dura. Las tierras raras chinas en un auto eléctrico equivalen a unos US$ 50, pero las producidas por Aclara llegan a US$ 110.
“Esos US$ 60 de diferencia son para generar un mineral de forma sostenible, o sea, tenemos un dumping ecológico chino”, detalla Donoso. Sus procesos contemplan aguas 100% recicladas, revegetación con especies nativas y cero emisiones.
La empresa que transa en la Bolsa de Toronto cuenta con el apoyo del Gobierno de EEUU para desarrollar una planta de separación de tierras raras y un Memorándum de Entendimiento con la alemana VAC para crear magnetos permanentes.
El paso clave: Chile
En su proyecto en Penco, en la Región del Biobío, la compañía cuenta con 549 hectáreas y ya ha invertido US$ 150 millones. La construcción de la planta significará US$ 130 millones adicionales.
Sin embargo, aún no cuenta con los permisos ambientales. En 2023, tuvo que cesar la tramitación de su primer proyecto por haber omitido seis naranjillos en su reporte y en junio de 2024 presentó un nuevo Estudio de Impacto Ambiental (EIA).
Actualmente, elabora su primera adenda a la iniciativa, cuyo plazo vence el 12 de marzo y para la cual no pedirá prórroga, porque “no hay tiempo que perder”, dice Donoso.
Detalla que “la comunidad hizo 1.300 preguntas y los organismos sectoriales 400. Tenemos a unos 50 especialistas trabajando en las respuestas y hacerlo ha significado más de US$ 1 millón”.
Compara lo que ha sido el proceso con el proyecto de Brasil, donde “las autoridades tienen una disposición completamente distinta a empujar las iniciativas y eso se ve claramente en los plazos: como Aclara llegamos el 2020 a Chile, a Brasil a fines del 2023, y si hoy miras las cartas Gantt, Brasil nos está pillando y posiblemente hagan la apertura antes que nosotros”.
De todas formas, Donoso marca que 2024 fue un año de “cambio radical” para Módulo Penco, toda vez que fueron considerados dentro del Plan de Fortalecimiento Industrial del Biobío y han sentido el apoyo del Gobierno, sobre todo de los ministros de Economía y de Minería.
¿Y están optimistas respecto al EIA? “Yo diría que hoy, desde el punto de vista estratégico, técnico y de la comunidad, no tenemos ninguna duda de que nuestra respuesta va a ser absolutamente categórica y el proyecto va a entrar redondo”.
“Oportunidad única”
“Nos estamos jugando una oportunidad única para Chile y su rol en la transición energética, también para el destino de la región”, expresa Donoso. “Lo que perdimos con el cierre de Huachipato, no son solo empleos, son oportunidades para las futuras generaciones, y Aclara es un faro de esperanza”. Módulo Penco contempla la creación de 2.200 empleos directos e indirectos.
La apuesta de la canadiense es que el proyecto se apruebe este año para poder entrar en producción la segunda mitad del 2027. La iniciativa considera una vida útil de nueve años, los que podrían aumentar a 17 con un segundo EIA para explotar zonas cercanas. “Probablemente lo presentemos el 2026”, dijo Donoso.
Consultado por otros proyectos que estén evaluando en Chile, comentó que han explorado desde El Maule hasta La Araucanía y que “ya encontramos arcillas iónicas... El potencial es de varias veces Módulo Penco”.
El aporte multidimensional de CAP a la firma canadiense: “Le dio un cable a tierra al proyecto en el Biobío”
La semana pasada, CAP formalizó la compra del 10,18% de Aclara Resource Inc. por un total de US$ 10,8 millones. Con ello, el grupo chileno selló su ingreso a la matriz de la canadiense, al proyecto Carina en Brasil y al desarrollo de una planta de separación de tierras raras que posee la firma en EEUU. De forma indirecta, aumentó su participación en el Módulo Penco al 28%.“El ingreso de CAP a Aclara fue un punto de inflexión”, comenta Donoso. “Le dio un cable a tierra al proyecto a nivel nacional y lo conectó con el territorio del Biobío”. El acuerdo entre las firmas considera la opción de que CAP alcance el 40% de Aclara en Chile y el 19,9% de la matriz.Por otro lado, crearon una sociedad en partes iguales a través de la cual desarrollarán productos de valor agregado en base a aleaciones de hierro y tierras raras, que se usan como materia prima para fabricar magnetos permanentes.“La alianza con CAP tiene distintas aristas: la de sumar capitales, la de sumar reputación al equipo y la de incorporar su conocimiento metalúrgico para desarrollar la cadena de valor para llegar a estos magnetos”.