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Rafael Correa planea utilizar su último período para hacer un cambio socialista irreversible

Cuando el presidente ecuatoriano Rafael Correa habló por última vez con Financial Times en octubre de 2010...

Por: | Publicado: Lunes 25 de febrero de 2013 a las 05:00 hrs.
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Por Andrés Schipani, Quito


Cuando el presidente ecuatoriano Rafael Correa habló por última vez con Financial Times en octubre de 2010, estaba cojeando y furioso después de lo que describió como un “fallido golpe de Estado”. La semana pasada, el economista con estudios en EEUU estaba radiante después de ganar un tercer período presidencial.

En el Ecuador actual “los ciudadanos mandan, no las élites, como en el pasado” enfatizó el presidente, quien llamó “monstruos” a los tenedores de bonos en 2008 después de que el país cayó en default por US$ 3.200 millones en deuda extranjera.

Desde comienzos de los años ‘80, el país andino ha tambaleado de una crisis política y financiera a otra. Sin embargo, a pesar del “intento de golpe”, Ecuador ha disfrutado de una estabilidad económica desde que Correa, un líder de izquierda apuesto y carismático, llegó al cargo en 2007. Ganó con una aplastante victoria en la elección presidencial del 17 de febrero.

“En diez años hemos tenido siete presidentes. Los gobiernos previos fueron derrocados no porque este país sea ingobernable, sino porque hemos mostrado que es gobernable”, dice Correa. “Ellos huyeron al primer intento de golpe”.

Y a diferencia de su aliado más cercano, el venezolano Hugo Chávez, Correa aclara que este es su último período, por lo que sus enemigos “pueden dormir en paz”.

Durante sus seis años en el poder, ha llevado una “revolución ciudadana” con estilo propio, con una agenda redistributiva gracias a la ampliación de la base tributaria, reescribiendo contratos con compañías petroleras para restringir los ingresos, y obligando a aceptar una nueva Constitución que le dio más poder. Ahora dice que está enfocado en profundizar su proyecto socialista.

“La esencia de la revolución ciudadana es cambiar las relaciones de poder, así los ciudadanos mandan, no las élites; los seres humanos mandan, no los mercados. Hemos dado grandes pasos, pero aún no es irreversible”, acotó.

Después de ganar la mayoría en el Congreso, dijo que será un poder “legislativo aplanador” para servir los intereses de los ecuatorianos.

En contra de los medios


Su partido está preparando una ley para aumentar las restricciones a los medios, regular el contenido de los diarios y los canales de televisión.

“La prensa ecuatoriana no es la prensa seria de Hong Kong, Nueva York o Londres. Quizás es similar al tipo de prensa en Londres administrada por Rupert Murdoch”, opinó.

Sus enemigos lo llaman un líder autoritario que está reprimiendo la libertad de expresión. Ha expropiado medios de comunicación de banqueros supuestamente corruptos, atacado verbalmente a periodistas e iniciado casos judiciales contra algunos críticos. Insistió en que esto es justificado: “la prensa aquí es propiedad de familias que defienden intereses particulares, sin ética, que manipulan, desinforman”.

Correa también cree que el gobierno británico debería ser responsable de la vida de Julian Assange, fundador de WikiLeaks, quien ha estado en la embajada ecuatoriana en Londres desde junio.

“Hemos hecho todo lo que teníamos que hacer; no tenemos que pedir permiso ni pedir perdón a nadie”, afirmó Correa. “Ahora está todo en manos de Reino Unido”.

Algunos temen que su retórica siga desalentando la inversión extranjera. “No voy a seducir a nadie para que venga e invierta acá. Las reglas del juego son claras”.

Sin embargo, dijo que da la bienvenida a los inversionistas extranjeros en un país con una “economía política muy clara con estabilidad macroeconómica” y que ya se está diversificando lejos de la dependencia de las exportaciones de petróleo hacia la minería, la hidroelectricidad y la manufactura pesada.

La economía de Ecuador, basada en el dólar, ha estado anotando tasas de crecimiento impresionantes de más de 7% en años recientes, aunque se espera que la cifra de 2012 esté cerca de 2 puntos porcentuales por debajo de esto.

No obstante, algunos de sus críticos ven sus políticas económicas y sociales como populismo impulsado por el petróleo, diciendo que él pasó su último período invirtiendo en infraestructura, salud y educación, lo que llevó a una excesiva alza en el déficit presupuestario, el mayor de Sudamérica después de Venezuela.

Pero el presidente, un ex ministro de Finanzas, detalló que heredó una proporción entre la deuda y el PIB de 60% y que logró reducirla a 24%, lo que es “perfectamente sostenible”. Sin embargo, la economía de la nación más pequeña de la OPEP sufre con recursos de financiamiento limitados.

Correa podría considerar emitir deuda por primera vez desde el default de 2008. “Somos una izquierda moderna, no podemos abstraernos del mercado”, sentenció.

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