Compradores alemanes: la clave para crecimiento de la zona euro
Si se mira la multitud de compradores en la principal zona comercial de Frankfurt...
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Por Michael Steen,
Frankfurt
Si se mira la multitud de compradores en la principal zona comercial de Frankfurt, es difícil acusar a los alemanas de no consumir lo suficiente.
Ellos podrían ser un importante eslabón en la maquinaria necesaria para reimpulsar a la eurozona, tras la contracción de 0,6% en el cuarto trimestre de 2012 que volvió a encender el debate sobre cómo superar la crisis.
El pensamiento dominante (el Banco Central Europeo, la Comisión Europea, la OCDE y muchos economistas del sector privado) exige una continua austeridad y reformas (en particular en el mercado laboral) para impulsar la competitividad y por consiguiente las exportaciones.
Pero otros dicen que las exportaciones solas no son suficientes y temen que la austeridad sea contraproductiva.
Según Simon Tilford, economista jefe del Centro para la Reforma Europea, Alemania debe adoptar políticas macroeconómicas expansivas para impulsar la demanda.
Es allí donde entran los consumidores alemanes. El consumo privado ha estado levemente al alza, aunque la demanda interna general baja, ya que las empresas temen invertir por la incertidumbre económica.
En la última década, Alemania ha facilitado las compras, liberalizando las horas de comercio e introduciendo condiciones laborales más flexibles que permiten que los empleadores se adapten con más facilidad al cambio en la demanda, a costa de las condiciones de empleo de algunos trabajadores.
Aún así, el consumo de los hogares germanos está detrás de Francia, y sus prudentes consumidores evitan la deuda personal y apuntan a las ofertas. La combinación de alto empleo y restricciones a los sueldos por más de una década podría, en teoría, impulsar alzas salariales, y por lo tanto un aumento en el ingreso disponible y un impulso en el gasto de los consumidores, pero esto aún debe materializarse.
En vez de eso, el gobierno ha proclamado su logro de “frenar la deuda” para equilibrar el presupuesto cuatro años antes de lo previsto. Y el creciente superávit comercial es visto como una medalla más que una indicación de que la demanda interna pueda crecer. “Las políticas siguen estando mayormente capturadas por intereses industriales orientados a la exportación”, dice Tilford. “No pueden salvar a la eurozona como un todo, pero que Alemania tenga un superávit de cuenta corriente aún significativo frente al resto de la eurozona es absolutamente inútil”.