Por Chris Giles
El Banco de Inglaterra (BoE, su sigla en inglés) superó un retiro del alivio cuantitativo como un medio para estimular a la economía británica ayer, prefiriendo una estrategia más “combinada” que incluye guiar a los mercados cuando la economía esté débil.
En las minutas de la reunión de política monetaria del BoE de julio, la primera encabezada por Mark Carney, las autoridades dijeron que los mercados financieros habían retirado prematuramente el estímulo de la economía en junio y que la prioridad para mantener la recuperación económica era contrarrestar estas jugadas.
El énfasis en guiar los mercados será formalizado el próximo mes. Los economistas interpretaron la jugada como un cambio en los métodos del BoE de respaldar a la economía, más que una señal agresiva. Los mercados financieros inicialmente se inquietaron de que el voto unánime para no incrementar la compra de activos por 375.000 millones de libras (US$ 570.000 millones) bajo el programa de relajamiento cuantitativo hubiera sugerido que el BoE estaba enfriando el estímulo, pero al terminar la tarde no estaban incorporando más alzas de interés.
El comité señaló que aunque se estaba yendo a la guía de los mercados, “no hay presunción de que esto iría de la mano de un cambio en la postura política”.
Vicky Redwood de Capital Economics comentó: “el nuevo gobernador ha unido al comité sobre usar más guías en vez de más estímulo como un modo de impulsar a la economía”. Kevin Daly, de Goldman Sachs, dijo que el compromiso del comité de investigar otras opciones de estímulo hacen más probable un relajamiento de la política monetaria. “Nos sugiere que hay una creciente probabilidad de un cambio en la postura política el próximo mes”, añadió el experto.
Las minutas señalaron que la reunión de agosto “aclararía sobre la cantidad necesitada de estímulo adicional y la forma que debería tomar”. Esta promesa fue suficiente para permitir a dos miembros cambiar sus votos anteriores.
El apoyo de Carney para la guía al mercado recibió un apoyo indiferente de parte del Fondo Monetario Internacional, cuando funcionarios del FMI advirtieron que es “poco probable que esto pueda inducir una recuperación”. El Fondo también dio indirectamente a George Osborne, el ministro de Hacienda británico, un empujón cuando surgió que el cuerpo gobernante del FMI invalidó al equipo de la organización al apoyar el “plan A” del gobierno británico de estrategia de reducción de déficit.