Como si fuera un déjà vu, el Servicio de Evaluación Ambiental de Antofagasta, dirigido interinamente por Tomás Ballesteros, analizó hasta bien entrada la noche de este lunes el término anticipado de la tramitación ambiental de un megaproyecto: la iniciativa de US$ 10.000 millones de AES Chile para desarrollar la infraestructura energética para la generación de hidrógeno y amoníaco verde, para lo cual la firma energética de origen estadounidense firmó un convenio con Samsung C&T.
La potencial obra ha enfrentado la oposición de diversos organismos públicos con competencia ambiental, que cuestionaron desde su emplazamiento -por la cercanía con centros de observación astronómica-, la infraestructura lumínica y la contaminación que ello conlleva, así como las emisiones de material particulado y el impacto en la flora y fauna local.
Hasta las 23:59 horas de este lunes tenía el Servicio nortino para definir el termino anticipado de la iniciativa (IRE), una opción que se analizó y finalmente no se concretó. Pesó un antecedente: lo que pasó con el proyecto Bombeo Paposo de Colbún en 2024 -por US$ 1.400 millones-, que supuso la remoción de la autoridad regional de evaluación ambiental Ramón Guajardo. Así las cosas, la tramitación sigue adelante, con el imaginable alivio de la empresa AES Chile, que estuvo hasta la medianoche atenta a la decisión del SEA de Antofagasta.
AES presentó su estudio ante el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) el pasado 27 de diciembre de 2024 y en enero empezaron a llegar las opiniones de los incumbentes, entre ellos las reparticiones de gobierno con competencia ambiental, donde hay 60 documentos anexados.
Más de 20 organismos públicos se han pronunciado sobre el megaproyecto INNA de AES Chile desde que empezaran a llegar las observaciones.
Pero uno fue especialmente lapidario: aquel del Seremi de Medio Ambiente de Antofagasta del 19 de febrero. En este informe de 27 páginas, la autoridad regional acoge buena parte de las observaciones y objeciones presentadas por otras agencias gubernamentales con competencia ambiental. El Seremi ambiental de la II Región, Gustavo Riveros, pide, entre otras cosas, reevaluar la ubicación del proyecto, realizar rectificaciones de las emisiones atmosféricas, rectificar la línea base de clima y meteorología; profundizar y realizar una nueva campaña de monitoreo de la flora, en específico sobre la especie Dalea azurea.
El informe del autoridad antofagastina también solicita ampliar y aclarar aspectos referidos a la luminosidad artificial y su potencial afectación a áreas astronómicas, los que a juicio de esta autoridad “no se encuentra suficientemente descrita ni fundamentada y además se aprecia que esta ha sido subestimada, toda vez que no ha considerado el escenario más desfavorable, particularmente en lo que respecta al brillo del cielo en sitios astronómicamente sensibles”.
Otro de los organismos críticos fue Conaf de la región, que advierte que, "respecto al Monumento Natural Paposo Norte, se indica que los planes de mitigación, consideran únicamente la Chinchilla lanigera; sin embargo, no contempla para otros herbívoros superiores, como guanaco". "
Junto a lo anterior, no se consideran medidas de mitigación para carnívoros, tales como zorros y gato colocolo. Cabe señalar que las especies mencionadas, son las que justamente se declaran como presentes en el área, según la línea base del proyecto", se añade. El SAG antofagastino también manifestó aprehensiones sobre las especies de la zona, como la Chinchilla lanigera.
En tanto, el 11 de febrero, la Seremi de Vivienda y Urbanismo de la región entregó su escrito donde -entre otros aspectos- indica que, de manera puntual, "parte del proyecto en evaluación, evidencia un conflicto territorial con las instalaciones preexistentes de los centros astronómicos ubicados en la zona (de interés regional, nacional y mundial), los cuales se emplazan dentro de una zona de protección de interés científico cultural definida en el PRIBCA (Plan Regulador Intercomunal del Borde Costero de la Región de Antofagasta), lo que desvirtúa las decisiones de planificación adoptadas en el instrumento vigente".
En este contexto y conforme a lo establecido en la Ordenanza Local, planimetría y memoria explicativa del IPT (instrumentos de planificación territorial), se añade que el territorio se constituye con exclusividad de usos que apuntan a la protección de la condición científica de los observatorios astronómicos, restringiendo el desarrollo de otras actividades distintas a dicho uso.
"Frente a lo anterior, el titular deberá entregar los antecedentes y fundamentos técnicos que sostengan el distanciamiento mínimo de seguridad y protección respecto del equipamiento científico–cultural preexistente en el territorio y respecto de los límites de la zona de protección ZPIC definida en el PRIBCA vigente", se señala.
Con esos antecedentes, hasta bien entrada la noche de este lunes, las autoridades ambientales antofagastinas ponderaron si emitir o no un IRE. Este consiste en la decisión del Servicio de Evaluación Ambiental de poner término anticipado estudio ambiental ante la falta de información relevante o esencial que impida realizar una correcta evaluación ambiental en etapa temprana.
Según explicaron conocedores del sistema, este mecanismo busca evitar que un proyecto pase mucho tiempo en el SEIA, lo que podría resultar en una calificación desfavorable, al tiempo que insta al titular del proyecto presente y tome las decisiones correctivas oportunas. Sin embargo, desde el sector privado se considera esta salida como “un castigo”.
Así las cosas, todos los ojos de la dirección nacional del SEA estuvieron puestos en qué decisión tomaría Tomás Ballesteros, quien asumió el interinato de la delegación antofagastina del SEA tras la bullada remoción de Ramón Guajardo, el entonces director regional que, en forma polémica, puso término anticipado proyecto Central de Bombeo Paposo de Colbún por US$ 1.400 millones, en una localidad muy cercana a donde Aes pretende levantar su iniciativa.