Reportajes

La otra primera línea: historias de delivery

Desde mañana se convertirán en una alternativa para que los habitantes de las 32 comunas del gran Santiago puedan comprar alimentos a través de aplicaciones.

Por: Revista Capital | Publicado: Viernes 15 de mayo de 2020 a las 09:18 hrs.
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En medio de la pandemia del coronavirus, el servicio de delivery ha sido la primera alternativa para que negocios de distintos giros continúen ofreciendo sus servicios y ha sido, también, la  opción de muchos habitantes de Santiago para generar ingresos como repartidores.

A continuación la historia de seis de ellos. 

"Nosotros no somos los que contagian"
Cattherine Quiroz

"La gente está equivocada. Piensan que nosotros tenemos contacto con la comida, ¡Eso es falso! Si pudiéramos tocarla, lo notarían porque los envases sellados estarían rotos. No hay manera de abrirlos. Y esto no es solo con la comida, en Rappi con los Rappi favores -donde puedes pedir lo que sea- jamás tenemos contacto con el producto. No son los socios repartidores los que están contagiando. Yo soy parte de grupos de Facebook y de Whatsapp donde estamos los trabajadores de múltiples plataformas y ahí nadie tiene coronavirus. Ojalá la gente lo entienda. Son los restaurantes los que tienen contacto con la comida. Yo he trabajado hace ocho meses como Rappi, UberEats y Pedidos Ya. Trabajando para este último hace dos semanas me chocaron frente al Hospital del Tórax en Providencia. Un auto me chocó por atrás y, cuando lo encaré y le toqué la bocina, el conductor -que estaba sin mascarilla- me escupió y arrolló mi moto con su vehículo. ¡Imagínate me hubiera sacado el casco! Qué peligro... Hay una odiosidad e ignorancia. Hay gente que se aleja de nosotros, que nos pide que le demos espacio, que dejemos los pedidos en la calle. Eso es ignorancia. Por ese choque me di cuenta que estaba embarazada, porque por el impacto comencé a tener síntomas de aborto y yo no sabía. Ahora tengo 13 semanas y dejaré de trabajar para cuidar a mi hijo en mi casa en Quinta Normal. Si no estuviera embarazada trabajaría en cuarentena. Los días anteriores de encierro trabajé con el documento que obtuve en la comisaría virtual, que te da salvoconducto por quince días. Lo hice tranquila, con toallas húmedas, guantes, antes de recibir el producto me lavaba las manos y antes de entregarlo también. Y lo hacía delante de los clientes, para que vieran que uno toma las precauciones".

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El robo de mi moto
Kristoffer Ortiz

"Antes de ayer me asaltaron. Empecé a trabajar como socio repartidor de Rappi y luego me cambié a Uber Eats en febrero de este año repartiendo en bicicleta, pero tras un mes me endeudé y me compré una bicimoto porque en las noches es arriesgado andar con el efectivo, ya que no todos son con tarjeta. Además, al no haber ciclovías es peligroso. El martes, a eso de las ocho y media de la noche estaba volviendo a mi casa en Recoleta cuando en una luz roja en Dorsal con Diagonal Caro seis personas, dos adultos y cuatro menores de edad con armas de fuego, me quitaron todo. Pasé mucho susto y me fui en taxi a una comisaría, que tenía el sistema colapsado así que no pude hacer la denuncia en un principio. Esperé unas tres horas.

Hasta ese día mis medidas de seguridad consistían en el uso de mascarillas, guantes, no tener contacto directo con la gente, limpiar los zapatos... Hay locales, por ejemplo Mc'Donalds que nos hacen desinfectar la mochila antes de recibir el pedido para repartirlo. Además, la empresa nos reembolsa $8.000 para adquirir productos de limpieza. Mi objetivo ahora es recuperar mi mochila a través del soporte de Uber y volver a trabajar. Tengo mi bicicleta todavía, así que podría salir. Me tomé esta semana de descanso para relajarme, ya que quedé muy tenso. Quiero volver a trabajar porque lo necesito y porque el delivery es súper necesario en estos días. Yo soy de Perú, llevo 15 años en Chile y sé que voy a salir adelante".

"Hay más repartidores y menos pedidos"
Jaireson Azuaje

"Toda mi vida he practicado deportes. Soy periodista deportivo y me vine de Venezuela hace dos años, pero aquí trabajo como socio repartidor de Rappi. Cuando llegué a Chile trabajé en un restaurante de comida árabe llamado Moros y luego en una pastelería, El Parrón, en La Cisterna. Ahí me familiaricé con el delivery y más adelante en un piloto de Uber, que duró tres años, que consistía en hacerle las comprar de supermercado al cliente y luego un socio conductor se lo repartía. Andar en la ruta y en la calle se ajusta a lo que me gusta porque no soy de estar todo el día encerrado en una oficina. Desde que comenzó la pandemia pedaleo 10 kilómetros al día, hay más repartidores y siento que menos pedidos. Antes pedaleaba 30 kilómetros diarios. Cornershop ha tenido un aumento de pedidos porque el servicio es de supermecado, que es lo que más se necesita, pero las empresas de delivery no tanto. Lo que más pedían al inicio de la pandemia era ir a la farmacia, pedían medicamentos y alcohol gel y ahora mutó a la comida rápida: pizza, hamburguesas, ese estilo. Yo reparto con mascarilla, alcohol gel, mantengo el distanciamiento."

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