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Columnistas

La hora de los empresarios

JUAN CARLOS EICHHOLZ Socio fundador de Adapsys y profesor UAI

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 22 de enero de 2025 a las 04:00 hrs.

Los vientos están cambiando, y ya se empieza a percibir cómo soplan a favor de la derecha y de la empresa privada, en el mundo y también en Chile. Si Trump volvió a la Casa Blanca empujado por una brisa en esa dirección, lo que puede venir en los próximos años es un viento fuerte, en buena parte provocado por el propio Trump. Guste o no, su discurso de inauguración del lunes y el paquete de órdenes ejecutivas que lo acompaña solo reafirman la fuerza con que viene.

En Chile, esos vientos están haciendo zozobrar a la izquierda, que no encuentra un candidato para competir con Evelyn Matthei en 10 meses más, pero también están trayendo de vuelta la valoración por la empresa privada, tan vilipendiada en los últimos 15 años. Si tomamos la encuesta CEP, en 2010 la confianza en las empresas privadas era del 31%, que se desplomó al 18% en 2011, alcanzado su punto más bajo en 2019, con 7%. Desde entonces se ha venido recuperando, y marcó 21% en 2024.

Aprovechar el viento a favor “significa sacar la voz, resaltando la importancia de la empresa privada para el progreso del país, en contraste con un sector público cada vez más ineficiente y menos conectado con servir a los ciudadanos”.

El desafío ahora es aprovechar ese capital y hacerlo crecer, porque la valoración de la empresa privada es clave para el progreso de los países. En parte, de hecho, la turbulencia y el estancamiento que hemos vivido en Chile en los últimos años se explica por la baja confianza que se tiene en los empresarios, que está muy por debajo del promedio mundial, pero también por debajo de Argentina, Brasil, Perú, Colombia y México, de acuerdo a la encuesta Ipsos de 2024.

Ésta es la hora de los empresarios, con el viento corriendo a favor. Pero hay que tener cuidado, porque las velas deben ser desplegadas en la posición correcta. Ya vimos cómo, a nivel político, el Partido Republicano chileno desaprovechó esos vientos y terminó sucumbiendo, no solo en el plebiscito por la segunda propuesta constitucional, sino también en la elección de octubre pasado y, muy posiblemente, en la presidencial de noviembre.

¿Cómo aprovechar el viento a favor? Lo primero, y aunque resulte obvio, es desplegar las velas. Esto significa sacar la voz, resaltando la importancia de la empresa privada para el progreso del país, en contraste con un sector público –hay que decirlo también– cada vez más ineficiente y menos conectado con servir a los ciudadanos. Si hay algo que esos ciudadanos aprendieron en estos años es que su progreso tiene menos que ver con seguridades sociales y más que ver con oportunidades laborales. Y eso no es poco decir.

Pero no basta con sacar la voz. Hay que actuar, haciendo que el dinero siga a las palabras, es decir, hay que posicionar bien las velas. Esto significa atreverse a invertir, apostar por startups emergentes, incorporar nuevas tecnologías, evolucionar hacia culturas organizacionales más adaptativas, y conectar la utilidad con la sociedad. Aun en tiempos de incertidumbre. Porque la mirada de largo plazo debería primar por sobre el resultado del año, o por sobre el resultado de la próxima elección, como le pedimos a los políticos.  

Pero sabemos que las oportunidades no duran para siempre, y los vientos pueden volver a cambiar. Mi mirada es que hay tres años para aprovecharla, tres años que son críticos para el futuro del país. Tres años para alinear los esfuerzos de los empresarios en impactar un KPI clave: la confianza en la empresa privada, llevándola desde el 21% actual a un 40%. Es desafiante, por cierto, pero sería un símbolo inequívoco de que el país se va reencaminando por la senda del progreso.

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