El presidente de EE.UU., Barack Obama,
encargó a su vicepresidente, Joseph Biden, la supervisión de la
puesta en marcha del plan de estímulo económico promulgado la semana
pasada y dotado con US$ 787.000 millones.
Obama efectuó el anuncio en una reunión en la Casa Blanca con los
gobernadores de los estados.
Como supervisor del plan, Biden se reunirá de manera periódica
con los gobernadores y los alcaldes, que serán los receptores de los
fondos para proyectos de infraestructura a nivel local, así como con
miembros del Gabinete para comprobar cómo se van empleando los
fondos.
En una alocución a los gobernadores, el presidente estadounidense
afirmó que "el hecho de que le haya encargado esto al vicepresidente
muestra lo imprescindible que es el que consigamos resultados" con
el plan de estímulo para hacer frente a la crisis económica.
En la reunión, el presidente estadounidense anunció también el
nombramiento de Earl Devaney como supervisor del gasto en obras
públicas previsto en el plan.
Devaney, inspector general del Departamento de Interior, tendrá
como misión garantizar que el dinero no se despilfarra y que se
emplea de manera transparente.
El plan de estímulo que entró en vigor la semana pasada destina
cerca de US$ 212.000 millones a recortes de impuestos y en
torno a medio billón a proyectos de inversión en sectores como la
infraestructura, la educación o la energía.
La medida representa la piedra angular de la política del
Gobierno de Obama contra la crisis económica, junto a un plan para
rescatar el sistema financiero, una iniciativa para ayudar a los
propietarios de viviendas y propuestas, aún por presentar, para
reformar el sistema regulatorio.
La minoría republicana ha criticado duramente el plan, al
considerar que destina poco a los recortes de impuestos y demasiado
a proyectos de inversión que considera que harán poco por crear
empleo.
Varios gobernadores republicanos han indicado que no aceptarán
todos o parte de los fondos que les corresponden del plan de
estímulo.
En su discurso, Obama instó a los republicanos a "no perder la
perspectiva" y aseguró que están de acuerdo "en el 90%" de
los fondos.
"Si nos pasamos cada momento que aparecemos en televisión
discutiendo sobre el 1%, el 2% en que estamos en desacuerdo
empieza a sonar a politiqueo, y eso no es lo que el país necesita en
estos momentos", afirmó el presidente estadounidense.
Según instó, "no debemos enredarnos en las mismas historias de
siempre que nos impiden que tomemos medidas decisivas" para hacer
frente a los problemas.
El presidente estadounidense, que el viernes se había reunido con
los alcaldes de algunas de las principales ciudades estadounidenses,
repitió también a los gobernadores lo que ya dijo a las autoridades
locales, que vigilará de manera estricta el gasto en los estados y
denunciará cualquier despilfarro.