El gobierno de Mauricio Macri está intentado, literalmente, todo para contener la escalada del dólar, la inflación y la creciente desconfianza que ha generado en los inversionistas el panorama político, a propósito de las elecciones presidenciales de octubre y el posible regreso de la expresidenta Cristina Fernández a la Casa Rosada.
Ayer, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) se vio forzado a cambiar de estrategia y desafiar el acuerdo alcanzado el año pasado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), al anunciar que tendrá que vender dólares dentro de la zona de no intervención, cuyo techo fue fijado en 51,448 pesos argentinos por dólar.
La medida llevó al peso argentino a ganar posiciones y a que el riesgo país se redujera, luego de alcanzar la semana pasada los 1.100 puntos base, un récord en la era Macri. También hubo mejoras en los bonos soberanos y nuevas pérdidas en las acciones bursátiles, con inversionistas cautelosos por los cambios de reglas en el mercado.
El FMI respaldó, una vez más, a la administración de Cambiemos en sus anuncios considerando que buscan “abordar la reciente volatilidad del mercado financiero y del tipo de cambio”. “Apoyamos estas medidas, que están adecuadamente calibradas para los desafíos que enfrenta la Argentina”, dijo en un comunicado Gerry Rice, vocero principal del Fondo.
Medidas en detalle
El Comité de Política Monetaria (Copom) del banco central anunció la decisión prevista “para dominar el avance del dólar” y dijo que el monto y la frecuencia en que se aplicarán dependerán de la dinámica del mercado.
Si el tipo de cambio supera el techo fijado, el ente emisor además incrementará de US$ 150 millones a US$ 250 millones el monto de la venta diaria estipulada hasta ahora.
“Asimismo, podrá determinar la realización de intervenciones adicionales para contrarrestar episodios de excesiva volatilidad si lo considera necesario”, indicó la institución financiera.
“Tenemos muchos mecanismos de intervención; la subasta va a ser uno de ellos”, señalaron desde la institución dirigida por Guido Sandleris al diario El Cronista.
“La posibilidad de intervenir y vender dólares es positiva, ya que debería reducir la inestabilidad del mercado”, dijo un informe de Morgan Stanley, en el que se señaló que “alguna estabilidad relativa del mercado de cambios ayudará a mejorar la dinámica de la inflación y el panorama futuro, impactando positivamente sobre un crecimiento débil de la economía”.
“Todos los pesos absorbidos en este sentido (con las nuevas medidas del banco) reducirán el target de la base monetaria, llevando a un ajuste mayor en la política monetaria”, dijo Ezequiel Zambaglione, analista de la correduría Balanz.
Controlando el dólar
El BCRA busca además mantener controlada gran parte del circulante mediante inusuales altas tasas de interés que paga por la renovación de las letras “Leliq”, nivel que en la segunda licitación del día de ayer trepó a un máximo de 73,65%.
En tanto, el peso argentino en la plaza interbancaria se apreció un 3,56%, hasta las 44,37 unidades por cada dólar, que se compara con el máximo histórico alcanzado la semana pasada de 46,55 pesos argentinos por moneda estadounidense.
Durante 2019, la divisa trasandina ha acumulado una fuerte caída de 15,03%. El año pasado llegó a perder más del 50% de su valor, en plena corrida cambiaria que desembocó en el acuerdo de US$ 57.100 millones con el FMI.
La noticia se reflejó también de forma positiva en el índice de riesgo país argentino elaborado por el banco JPMorgan, que cayó 23 unidades hasta los 940 puntos base, mientras que los swaps de incumplimiento de crédito (CDS) de la deuda argentina llegaron a retroceder ligeramente a niveles de los 1.218,06 puntos.
En tanto, los bonos soberanos extrabursátiles se reacomodaron y mostraron una mejora promedio de 0,7%, liderados por las emisiones nominadas en dólares.
Por su parte, el índice accionario S&P Merval cerró con una notoria pérdida de 3,69%, similar a los niveles de fines de diciembre. Este mercado venía de acumular un retroceso de 6,63% la semana pasada.
La tercera economía latinoamericana atraviesa una recesión que llevaría a una contracción de 1,2% este año, según el FMI, que sostiene que la crisis tocó fondo y que en 2020 el país gozará de una recuperación y la economía se expandirá.
Mientras, la inflación se mantiene a un ritmo en torno al 50% interanual.
Nuevo espaldarazo
El FMI dio ayer un nuevo espaldarazo al gobierno de Macri, al aceptar mayor discrecionalidad en el manejo del mercado, a pesar de contravenir el acuerdo firmado.
La mirada está puesta en la alta volatilidad de los últimos días y en el fantasma del contexto de las elecciones presidenciales. En ese contexto, según El Cronista, los técnicos del Fondo ya estarían -una vez más- preparándose para regresar a Buenos Aires.
A mediados de mayo el equipo liderado por el italiano Roberto Cardarelli llegaría al país para auditar la evolución de las variables prometidas y avanzar con las discusiones con Sandleris, y con el del Ministerio de Hacienda, Nicolás Dujovne.
El temor, en algún punto, se resume sobre cuánta intervención puede llegar a funcionar y que el mercado no sobre reaccione a alguna medida en particular.
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