Argentina elige este domingo al presidente que pondrá punto final a una década de kirchnerismo. La recta final hacia el inédito balotaje posiciona como candidato favorito al líder del PRO y de la coalición Cambiemos, Mauricio Macri, aunque las encuestas bien podrían fallar como pasó en la cita del 25 de octubre, opina Mauro Roca, economista senior para Argentina de Goldman Sachs.
Independientemente de quién sea el nuevo inquilino de la Casa Rosada, la próxima administración debe hacerse cargo “con un enfoque integral” de los principales desafíos que afronta la economía del país: el déficit, la inflación, el atraso cambiario y el acuerdo con los holdouts, explica Roca a DF desde Nueva York. Pero aún queda ver hacia dónde va el crucial voto de los indecisos en la cita del domingo.
- ¿Qué candidato está en mejor pie para el balotaje?
Las encuestas muestran, consistentemente, que Macri tiene ventaja, de entre 6 y 8 puntos haciendo la proyección de indecisos y sacando votos en blanco, pero son las mismas encuestas que marcaban un resultado para la primera vuelta y después no se convalidó. Parece que Macri ha sabido mantener el momentum ganado en la primera vuelta y en el debate (de esta semana) al menos no retrocedió en términos de intención de voto.
- ¿Servirá de algo el giro del mensaje de Scioli?
- Considero que la diferencia que veremos en las urnas es menor a lo que marcan las encuestas. Es cierto que ha habido un giro discursivo, sobre todo de Scioli, que tiene una intención meramente electoral. No extrapolaría que ciertas declaraciones que han hecho luego vayan a restringir la toma de decisiones, sobre todo las más económicas.
Si la estrategia va a rendir frutos o no es difícil de prever. Hay un voto moderado, que a fin de cuentas es el que va a determinar la elección, que parece que no está tan encauzado.
- ¿Qué desafíos económicos afrontará el próximo gobierno?
- El desafío más grande, en mi opinión, es el de recomponer las instituciones. Será un camino largo y complejo. En el plano económico, se agrupan en cuatro temas. El primero es el déficit fiscal, que este año alcanzará el 7%, resultado de un incremento muy fuerte del gasto público durante los doce años de kirchnerismo.
El segundo es la inflación, relacionado con lo anterior porque una de sus causas es la monetización del déficit fiscal, es decir, imprimir dinero para financiar ese desequilibrio fiscal. El tercero es el atraso cambiario asociado al cepo cambiario. Con una alta inflación y un banco central que va manejando una depreciación de la moneda mucho más baja que la inflación, el tipo de cambio real se ha ido atrasando y ha hecho que el país pierda competitividad. El último tema es el acceso al mercado internacional del gobierno central relacionado con el tema de los holdouts.
- ¿Cómo deberían abordar estos problemas?
- Tienen que resolverse desde un enfoque integral. Avanzar en un solo tema puede crear más desequilibrios macroeconómicos de los que hay. Y está claro que no va a ser fácil porque habrá resistencia política al cambio, y todos los remedios necesarios tienen un costo. En el corto plazo, que parece más incierto que el largo o mediano, puede haber cierta volatilidad en las variables macroeconómicas.
- Ambos candidatos dicen que eliminarán el cepo, ¿cómo debe hacerse?
- Este giro discursivo que vemos es consistente con nuestras expectativas. No pienso ni que vaya a haber una política de shock ni que se pueda ser excesivamente gradualista. Si se levantan las restricciones aceleradamente no hay dólares suficientes para mantener el nivel de la moneda y va a haber un overshooting. Tampoco puede mantenerse mucho tiempo la situación actual porque es insostenible, el atraso cambiario es muy fuerte y hay mucha presión sobre las reservas.
El nuevo presidente elegirá un camino intermedio en el que se irán levantando las restricciones para atraer más capital. Un proceso gradual que tiene que ser sostenido y realizarse con cierta celeridad. Más allá de lo que se diga en campaña electoral, la realidad va a imponer la velocidad potencial del ajuste cambiario.
- Gane Scioli o Macri, ¿podrá el nuevo presidente cerrar un acuerdo con los holdouts?
- Sí. En mi escenario el acuerdo llegaría más probablemente en la segunda parte del año, porque la resolución con los holdouts y sobre todo algunas leyes que se tienen que derogar para llegar a ese arreglo es potestad del Congreso y la composición de la Cámara es muy fraccionada. Si Macri es presidente enfrentará una mayoría peronista sin un líder claro y no está tan claro si ese Congreso apoyará cualquier decisión de su gobierno. En el caso de Scioli, puede tener un poco más de control del Congreso, pero habrá grupos dentro del peronismo que tal vez se opongan a un acuerdo y también va a requerir cierta negociación doméstica. Podría resultar más fácil para Scioli que para Macri obtener el consenso y el apoyo del Congreso.
- ¿Es necesaria una devaluación del peso?
- En términos reales está sobreevaluado y, aunque no está claro si va a ser abrupta o gradual, tiene que corregirse y debe hacerse en un período de tiempo relativamente corto.
- ¿A qué nivel debe llegar?
- En teoría tiene que ir hacia el nivel de equilibrio, que depende de otras variables, pero que vemos entre 14 y 15 pesos. Es decir, un ajuste importante pero en comparación con otras etapas de sobrevaluación de la moneda argentina no es tan acuciante.
- ¿Cómo se llega ahí?
- Estos procesos generalmente han demostrado que la convergencia puede ser volátil si el proceso no se da de una forma suave hacia el nivel de equilibrio. Puede haber cierta oscilación para llegar a ese equilibrio, lo que puede incrementar la volatilidad del mercado. Cuanto más rápido se retiren las restricciones, mayor es la probabilidad de que incremente la volatilidad.
- ¿Qué escenario manejan para Argentina en 2016?
- En términos de crecimiento no soy muy optimista, porque la implementación de las reformas necesarias tendrán un efecto negativo tanto en el crecimiento como en la inflación.
En el corto plazo, vamos a ver crecimiento muy bajo e inflación creciente. Recién se implementen las medidas, veremos una mejora en el crecimiento, pero el contexto global ya no es tan favorable, con vecinos como Brasil (que estará en el segundo año de recesión), un alza de tasas a nivel mundial y un dólar que se aprecia. Va a ser muy difícil para Argentina retornar a un crecimiento cercano al potencial, incluso cuando se apliquen las medidas a corto plazo (si se aplican), es muy probable que el impacto lleve a un menor crecimiento.
Para el próximo año estimo un crecimiento menor del de este año, en 1,1%. En términos de inflación, también podemos ver un incremento desde el casi 25% con que terminará este año hasta alrededor de 31% para fines de 2016.