John Feeley es un diplomático estadounidense experimentado. Entró al Departamento de Estado en 2004, durante el Gobierno del republicano George W. Bush, donde ocupó -entre otros- el cargo de subsecretario adjunto principal para Asuntos del Hemisferio Occidental, siendo responsable de la gestión diaria de la implementación de políticas y la supervisión de 53 puestos diplomáticos en las Américas. En 2015, bajo la administración del demócrata Barack Obama, fue nombrado embajador de Panamá, posición en la que permaneció hasta 2018, cuando al no considerarse capaz de servir al Presidente, ya en ese momento Donald Trump, decidió renunciar. Desde entonces, ha cultivado una mirada crítica sobre el actual mandatario que este jueves cumple el primer mes de su segundo mandato. A partir de lo visto en Trump 2.0, Feeley ofrece a DF su análisis de política exterior.
“Quiere administrar un Gobierno que tiene más en común con una familia mafiosa poderosa”.
- En vista de sus primeras acciones, ¿qué puede esperar el mundo de Trump?
- Quienes están sorprendidos, frente a cosas como la venta de Groenlandia, como convertir Gaza en otro Mar-a-Lago…, no estaban prestando atención. Aunque no sabía exactamente lo que haría, estaba preparando para ver cambios bruscos en relación a la conducta de la política exterior tradicional de Estados Unidos en la época postmoderna. Trump representa el cambio más radical en la época moderna, sobre cómo Washington ve el mundo.
- ¿Latinoamérica está preparada para ese cambio?
- No, para nada. Yo creo que muchos líderes latinoamericanos estaban contando, más o menos, con una repetición de Trump 1.0., pero no contaban con el hecho de que, tras perder la elección de 2020, él tuvo cuatro años para revivir cada día de su primer período y observó muchas cosas que no le funcionaban bien.
Así, en su primer Gobierno estuvo rodeado por personas conservadoras que creían a fondo en el sistema democrático de EEUU. Esta vez, Trump está rodeado por gente que, básicamente, no tiene vocación democrática.
- ¿Qué significa eso para la política exterior regional?
- Bastante. América Latina es la región del mundo menos armada, la que gasta menos en defensa, por lo que, en términos tradicionales, es muy débil. Por ejemplo, Trump sabe que México, ante una amenaza de fuerza donde vea penetrada la frontera con tropas para atacar a los capos de fentanilo en sus estados norteños, no podría hacer nada. EEUU es la nación más poderosa, en términos económicos y militares. Trump apalanca sus amenazas en ese poder.
- ¿Con qué objetivos busca usar ese poder?
- Su objetivo número uno es parar la introducción de fentanilo. Segundo, sellar la frontera sur. Tercero, la relación comercial, especialmente, México y Canadá.
Lo que él quiere es Make America Great Again, quiere ser aún más grande, más fuerte. El modelo que nos ayuda a entenderlo es el de El Padrino. Él quiere administrar un Gobierno que tiene más en común con una familia mafiosa poderosa que con una democracia.
- ¿Así se relaciona con los otros jefes de Estado?
- ¿A quiénes admira? Xi Jinping, Vladimir Putin… Lo que él ve es que EEUU ha estado ayudando a un enemigo de Putin: Ucrania. A él no le importa la democracia en Ucrania. Lo que sí le importa es que EEUU está poniendo millones y millones de dólares en ayudarles a defender su territorio de Putin. Frente a eso, cree que es mejor hacer la paz.
Él quiere que la historia lo recuerde como un hombre que trajo la paz. Para él la paz no se basa en la justicia, el respeto de los derechos humanos y la tolerancia. La paz se mide por estabilidad en la división de esferas geográficas y esferas de poder.
- ¿Ve a A. Latina como su esfera de influencia y de ahí la molestia con China?
- Totalmente. EEUU hace acto de presencia naval en Asia para demostrar que esas son aguas internacionales.
Lo que Trump ha calculado -a lo mejor, acertadamente- es que China no usa sus flotas navales como acto de presencia, pero utiliza su expansión comercial para el mismo fin. Están en el puerto de Chancay, en Perú; en los últimos 20 años se han convertido en el principal socio comercial de Argentina, Chile, Brasil… Trump ve eso como una injerencia en su esfera geográfica.
Entonces, si bien Trump no tiene los votos ni el apoyo de sus propios militantes para invadir Panamá, fácilmente puede poner una tarifa de 100% sobre cada producto que transita por el Canal de Panamá y llega a un puerto de EEUU. Eso, obviamente va a causar dolor económico tremendo para importadores y consumidores estadounidenses americanos. Pero Trump ha dicho, textualmente desde la Casa Blanca, que vamos a sufrir un poco, pero ellos nos necesitan más que nosotros a ellos. En el caso de Panamá es absolutamente cierto.
- ¿Chile podría estar en el radar arancelario de Trump por su relación con China?
- Hasta ahora no lo veo. Realmente no tiene mucho de lo que Trump quiere. Además, hasta los mismos chilenos se cuestionan, de vez en cuando, si quieren continuar haciendo negocios con los chinos.
El mundo lleva poco más de 20 años conociendo la forma en cómo China hace sus negocios y a estas alturas del partido, todo saben que una compañía privada china no es una compañía privada. Todas las compañías chinas tienen, obligatoriamente, que pasar sus datos al gobierno central.
Las compañías estadounidenses no operan de esa forma con EEUU bajo Trump. Eso es lo opuesto. Es el Gobierno estadounidense el que actúa de una forma desleal, no respetando tratados, utilizando amenazas para lograr capitulaciones y concesiones, etcétera, etcétera.
- ¿Cómo ve el dialogo entre Washington y Caracas?
- Un capo hablando con otro capo. Nicolás Maduro necesita que Trump no imponga otra vez los aranceles en el sector petrolero. Trump quiere que Maduro reciba a sus propios deportados.
Lo que tienen que entender es que en el mundo de Donald Trump, cualquier ámbito, todo es estrictamente transaccional. Entonces, si él necesita algo, él va a encontrar la forma de ganarlo al menor costo posible.