El crecimiento de América Latina tocará fondo en 2016 y se recuperará en 2017, dijo a periodistas Juan Ruiz, economista jefe de BBVA Research para América del Sur. En la presentación del último informe Situación América Latina, en Madrid, Ruiz anticipó que la región se contraerá 0,9% este año, lastrada por la recesión en Brasil, mientras que el próximo avanzará 1,9% impulsada por un mayor crecimiento mundial, mejores términos de intercambio y el impulso de la inversión en algunos países como Argentina, Perú o Colombia.
Cuando los indicadores de confianza han dejado de deteriorarse en la mayor parte de las geografías, estos se mantienen en terreno negativo en Brasil, Chile y Colombia, o muy débiles en Perú y México, debido a la incertidumbre sobre las políticas económicas, los mercados laborales menos boyantes, una mayor inflación y un entorno externo menos favorable, incluyendo la caída de precios de las materias primas, sobre todo del petróleo.
“La principal excepción es Argentina, donde los indicadores de confianza se han mantenido en terreno positivo, aunque con los registros de enero se observa algún efecto negativo del impacto que han tenido las necesarias medidas de ajuste del nuevo gobierno sobre la confianza de los consumidores”, señaló Ruiz.
En concordancia con los menores niveles de confianza, el consumo privado ha seguido desacelerándose en la mayoría de países, en lo que ha sido clave el repunte inflacionario de la última parte del año pasado, cuyos efectos fueron parcialmente compensados por un mercado laboral aún resiliente aunque algo más deteriorado que al inicio de 2015. También la inversión ha continuado cayendo e incluso profundizó su retroceso en términos anuales en el cuarto trimestre en Brasil y Chile, mientras que se mantuvo débil en el resto de países. Las exportaciones han seguido sufriendo el impacto de la caída de los precios de los commodities, aunque en el último trimestre del año pasado en menor medida que en el trimestre previo.
En este contexto, “las previsiones de crecimiento de América Latina se han revisado a la baja. Y si hacia 2017 anticipamos un aumento del crecimiento en la región, éste será lento”, afirmó el experto.
Para Brasil 2017 será clave
En 2017, la región se recuperará en términos de crecimiento, aunque lo hará por debajo de su crecimiento potencial, estimado en torno a 2,7%. Los países de la Alianza del Pacífico mantendrán un crecimiento cercano a 3,0%, mientras que los del Mercosur lo harán en torno a 1%.
Seguirán liderando Perú, Colombia, México y Paraguay como los países con mayor crecimiento, al igual que en 2016, aunque Argentina se unirá al grupo de alto crecimiento en 2017, luego de que el programa de ajuste haya encaminado la corrección de los desequilibrios durante este año.
“En Argentina, falta completar uno de los elementos clave de las medidas que es la reinserción del país es los mercados internacionales lo que depende de que las negociaciones con los holdouts lleguen a buen puerto. Confiamos en que una vez se llegue a un acuerdo, habrá un fuerte aumento de la inversión privada en Argentina, lo que impulsará la actividad económica”.
Además, el próximo año será clave el aumento en los términos de intercambio para Brasil. La incertidumbre política actual tenderá a reducirse hacia mediados del año, cuando se llegue a una decisión final sobre la destitución o no de la presidenta Dilma Rousseff, permitiendo que la economía deje de contraerse hacia el cuarto trimestre de 2016. Esta mejor perspectiva para el siguiente año se contagiará a los principales socios comerciales de Brasil.
Intensificación de los riesgos
La intensificación de algunos de los focos de riesgo con impacto global durante el último trimestre de 2015 ha provocado una nueva revisión a la baja en los pronósticos de crecimiento económico mundial para este año. La transición hacia un patrón de crecimiento más bajo en China, de alrededor de 6% en 2016-2017, con reformas en la economía y cambios en la definición de objetivos clave como el tipo de cambio, está viniendo acompañada de episodios de fuerte volatilidad financiera y descensos de los precios de las materias primas. Todo ello genera un panorama global mucho menos favorable para las economías exportadoras de materias primas, pero también para aquellas percibidas como más vulnerables financieramente.
De acuerdo a BBVA, el Producto Interno Bruto (PIB) mundial crecerá 3,2% en 2016, igual que en 2015, postergando la recuperación a 2017, cuando alcanzaría tasas cercanas a 3,5%. Este crecimiento reducido responde al deterioro de la demanda en las economías emergentes, mientras que la recuperación de las economías desarrolladas continúa siendo frágil y muy condicionada al impacto que, finalmente, tengan la desaceleración del comercio mundial y la inestabilidad financiera sobre la producción industrial, la inversión y el consumo.
“Con Estados Unidos creciendo a tasas de 2,5% y la zona euro haciéndolo por debajo de 2%, la tenue mejora de la actividad en el conjunto de economías desarrolladas no será suficiente para compensar la desaceleración de los países emergentes”, subrayó Ruiz.
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