En el año y medio transcurrido desde que entregó el cargo de ministro, el Dr. Jaime Mañalich ha sabido mantener un alto perfil, en un espectro que va desde el análisis político a su opinión como voz autorizada en gestión sectorial. Una posición que consolidó en septiembre del año pasado con su aporte a la creación del Instituto de Políticas Públicas en Salud de la Universidad San Sebastián (IPSUSS), del cual es director.
Tras el reconocimiento gubernamental a la gravedad de la situación en boca del ministro Nicolás Eyzaguirre y ad portas de la interpelación en el Congreso a la titular del Minsal, Carmen Castillo, Mañalich formula un diagnóstico lapidario al estado de la salud pública: "La gestión del Ministerio de Salud ha sido catastrófica, como no se había visto en muchos años: endeudamiento, mala de gestión, sobrecontratos de gente que no hace nada, falta de medicamentos e insumos, deficiente coordinación entre las autoridades que tienen al sector paralizado".
Y su pronóstico no es más positivo: "El problema es muy grave, y no veo que haya tiempo de resolverlo. La gestión de este gobierno en salud ya fracasó".
En un apretado repaso, a la listas de espera de especialistas incrementadas al actual 1,8 millón de personas, Mañalich suma señales como el no cumplimiento del programa de hospitales -"con apenas un 16% de ejecución presupuestaria a junio"- y que las enfermedades AUGE "no aumentarán por primera vez desde el inicio de este plan hace diez años".
- ¿Tiene una medición global de este deterioro de la gestión que critica?
- La productividad del sector salud ha caído en torno a un 12% en un año y medio de gobierno. Eso se traduce en menos actividad quirúrgica y estadías de los pacientes más largas. Y, como estableció nuestra encuesta La Brújula, que la probabilidad de estar en lista de espera por especialistas es seis veces superior entre quienes pertenecen a Fonasa.
- ¿A qué razones atribuye estos retrocesos?
- Esto sí tiene explicación: mal cálculo, mala gestión, se adelantaron compras, se sobrecontrató gente y Fonasa no puso ningún estímulo o castigo para calzar los recursos. Y la compra a privados es enorme. El resultado, una deuda de $ 200 mil millones, como nunca habíamos tenido.
- Si el ministro Eyzaguirre enfatizó que la situación de la salud es "inaceptable", ¿no están dadas las condiciones para que la ministra Castillo dé un golpe de timón?
- Creo que la ministra Castillo tiene la mejor de las intenciones, pero no cuenta con el respaldo político para lo que tiene que hacer. En la práctica, la ministra nada puede hacer si no tiene la posibilidad de sacar a las personas que están haciendo mal su trabajo. Ella no está empoderada, los partidos se han opuesto, ya que la cartera de Salud es muy importante para el cuoteo político.
- ¿Cuál es el punto más crítico en la gestión del Minsal?
- El corazón del problema está en la Subsecretaría de Redes Asistenciales, donde se manejan los hospitales y se realiza el gran gasto. Ahí nadie se ha movido desde que llegó la ministra Castillo y funciona como un ente autónomo, lo cual no es correcto.
- ¿Qué medidas debería adoptar en los altos cargos?
- Si algo tuviese que ocurrir, es un cambio muy significativo a nivel de subsecretarías y jefaturas de servicio. Sin eso, nada va a pasar. Hay responsabilidades políticas muy graves en la cartera que no han sido asumidas.
- ¿Qué hacer con el atraso del plan de inversión en hospitales?
- De una vez por todas, hay que sincerar que la inversión en hospitales tiene que reducirse, porque no hay capacidad de gestión. El Hospital Gustavo Fricke tiene un año y medio de atraso. ¿Cómo un servicio de ese tamaño va a ser capaz de gestionar la obra más importante de Viña del Mar en décadas? Es el peor escenario: la plata está y a final de año se va a gastar en cosas para las cuales no fue pensada.
- ¿La construcción de hospitales concesionados no es más cara y lenta?
- Falso, hoy el Estado no es capaz de licitar un hospital público ni siquiera por el doble del precio por metro cuadrado que el de uno concesionado. Y también es falso respecto de la demora: el hospital concesionado de Antofagast va tan rápido que puso a disposición 600 camas durante el actual gobierno. En cambio, el Hospital de Rancagua está botado, sin presupuesto ni personal, y con fallas estructurales.