El modelo que llevó a Suecia a ser la segunda economía más innovadora del mundo
Un sistema de colaboración cuádruple, fuerte inversión en I+D y apoyo a startups, han posicionado a este país como referente global en la materia.
Por: Marco Zecchetto | Publicado: Martes 17 de diciembre de 2024 a las 04:00 hrs.
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La directora general de Comercio Exterior del Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia, Camilla Mellander. Foto: Manuel Urzua
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Cuando se trata de innovación, un referente mundial es Suecia. Con una población cercana a los 10,6 millones de habitantes, ocupa el segundo lugar en el Índice Global de Innovación 2024 y es la segunda economía más avanzada en el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas (ONU).
La directora general de Comercio Exterior del Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia, Camilla Mellander –quien participó en el Swedish Innovation Days 2024, organizado por la embajada sueca en Chile y que reunió a actores de ambos países- en entrevista con DF abordó el modelo de innovación y su impacto.
“Suecia es un país construido sobre la innovación y la ingeniería. Y comenzó con Alfred Nobel, un emprendedor e innovador que creó el Premio Nobel. Siendo un país pequeño, entendimos muy temprano que debíamos competir en los mercados internacionales, y esto requirió mantenernos a la vanguardia”, dijo Mellander.
Suecia cuenta con una Estrategia para la investigación e innovación -que integra una política nacional- para fortalecer la competitividad, el desarrollo sostenible y la capacidad de abordar desafíos globales. Además, el Gobierno acaba de presentar una nueva propuesta para 2025-2028 al poder legislativo.
Un aspecto importante es el gasto en investigación y desarrollo (I+D). En 2023, el Consejo Sueco de Investigación destinó 4.200 millones de euros a proyectos de I+D, lo que equivale al 3,7% del presupuesto total del Estado, donde un 2,4% proviene de privados. Esto coloca a Suecia como el quinto país de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) que más recursos destina a la I+D, Chile gasta 0,39% del Producto Interno Bruto (PIB).
Mellander también explicó que los sectores estratégicos para la inversión de I+D se definen con un enfoque colaborativo de largo plazo, más allá del gobierno de turno. Entre los vigentes, destacó las ciencias de la vida, la digitalización, además de la transición y minería verde, en línea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU.
El mercado de capitales también juega un rol clave. “Casi todos los suecos invierten su dinero en fondos que destinan recursos a I+D, como los de pensiones o de capital de riesgo para startups, en lugar de tenerlo en un banco”, comentó.
Otro elemento central del modelo de innovación es la colaboración de “hélice cuádruple”, entre la academia, el sector privado, el público y la sociedad civil.
Además, la academia existe el “privilegio del profesor”, que permite a los investigadores patentar directamente sus innovaciones, lo que genera incentivos para comercializarlas. “Por ejemplo, en Estados Unidos son las universidades las que retienen la innovación. No es nuestro caso, y creo que es parte de por qué somos tan innovadores”, dijo Mellander.
Ecosistema de innovaciòn
El país tiene 12 agencias que fomentan la innovación y la creación de startups de base científico tecnológica, entre ellas Vinnova, agencia de innovación que financia la I+D en línea con la Agenda 2030; Energimyndigheten, agencia de energía; y Formas, consejo de investigación, las cuales en conjunto financian diecisiete programas estratégicos.
También cuenta con una red de Incubadoras y Parques Científicos Suecos (SISP, en inglés) para compartir conocimiento entre emprendedores e inversionistas e impulsar el desarrollo de industrias de alto crecimiento.
Suecia tiene 40 unicornios -startups valorizadas en más de US$ 1.000 millones- la más conocida Spotify. Y según el Foro Económico Mundial, su capital Estocolmo ocupa el segundo lugar -tras Silicon Valley- en unicornios per cápita.
Mellander afirmó que la colaboración está arraigada en la cultura empresarial, por ello las compañías crean bajo su alero incubadoras para startups. “Las multinacionales sienten la responsabilidad de nutrir a las nuevas empresas y estas, a medida que crecen, pueden formar parte de su cadena de valor”.
Otro aspecto es la mentalidad frente al riesgo y el fracaso. “No hay miedo a fracasar. Algunas de las startups han fracasado en varias ocasiones, pero vuelven a empezar”, afirmó.
Relación con Chile
Mellander señaló que Chile y Suecia tienen intereses similares, especialmente en minería sostenible y transición verde.
En esta línea destacó el memorándum de entendimiento sobre movilidad inteligente y sustentable y seguridad vial, que ambos gobiernos firmaron en junio pasado y la presencia de buses eléctricos de las empresas suecas Volvo y Scania.
Respecto de gasto de Chile en I+D, dijo que una opción para incrementarlo “podría ser reorganizar el mercado de capitales, emulando el modelo sueco y fomentando que más recursos privados se destinen a la innovación”.
También propuso fortalecer las colaboraciones científicas y tecnológicas con Suecia y la Unión Europea y aprovechar los acuerdos bilaterales en curso.