La escalada de la guerra en Ucrania encuentra al viejo continente débil económica y políticamente.
Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Sábado 23 de noviembre de 2024 a las 04:00 hrs.
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Fotos: Reuters
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Desde londRes
Las últimas cifras europeas lo confirman. La economía de la eurozona está agravando su declive. En noviembre, la industria de servicios entró en territorio de recesión (PMI 49,2), después de haber sido el motor que ha evitado una contracción de la economía del bloque.
El reporte no podía llegar en peor momento. A sus problemas económicos, explicados en gran parte por la desaceleración de China que ha golpeado a su industria manufacturera, Europa suma la amenaza de un escenario comercial adverso una vez que Donald Trump regrese a la Casa Blanca. El republicano ha prometido aplicar tarifas de entre 10% y 20% a productos europeos, con graves consecuencias para las economías principalmente exportadoras.
Además está el riesgo de que la guerra iniciada por Rusia traspase las fronteras de Ucrania. El euro agravó su caída de 4,58% -iniciada tras el triunfo de Trump- después de que Vladimir Putin autorizara el cambio de la doctrina nuclear rusa el pasado 19 de noviembre. Desde esta semana, Rusia considera que cualquier ataque de un Estado, si está respaldado por una potencia nuclear, será tratado como un ataque conjunto en su contra; y con ello justificaría una respuesta con armas nucleares.
El anuncio se realizó después que EEUU, Reino Unido y Francia autorizaran a Ucrania a usar sus misiles en territorio ruso. Moscú respondió con el estreno de un misil RS26, hipersónico y de aparente alcance intercontinental, con capacidad de carga nuclear.
“Nadie quiere acciones europeas ahora”, aseguró en una nota de investigación el estratega de inversiones de Danske Bank, Lars Skovgaard, destacando entre la plétora de problemas que aquejan a la región el escalamiento de la amenaza de Rusia.
La reacción del mercado se explica por las restricciones políticas y fiscales que se perciben en la Unión Europea para responder a un escenario de mayor riesgo.
Investigadores del Instituto Kiel cifran en US$ 118 mil millones la ayuda entregada por la UE a Ucrania desde el inicio de la invasión rusa en febrero de 2022, con otros US$ 74 mil millones comprometidos. Las cifras no incluyen el impacto fiscal en los principales países receptores de los 4 millones de personas que huyeron de Ucrania hacia la UE.
El aumento del gasto ha sido significativo. Si en 2021, solo cuatro países de la UE cumplían con el criterio de gasto en defensa del 2% del PIB establecido por la OTAN, este año 16 de ellos han superado ese nivel, con Polonia -vecino directo de Rusia- destinando hasta el 4,1% de su PIB, casi un punto porcentual más que EEUU.
Pero no es suficiente. Analistas de Bloomberg Intelligence estiman que los países de la UE en la OTAN deberán duplicar su gasto en defensa a US$ 720 mil millones anuales.
Trump ha planteado que los países europeos asuman mayor responsabilidad en su propia defensa. El nombramiento de Marc Whittaker, abogado y empresario sin experiencia diplomática, como su posible embajador ante la OTAN fue interpretado por los analistas como una señal del carácter “transaccional” que Trump adoptará ante los europeos en materia de defensa.
Analistas de Citi advierten que un estudio empírico de los presupuestos de los países de la OTAN revela que “el aumento del gasto en defensa se refleja esencialmente, uno por uno, en un mayor déficit presupuestario”.
En Francia, el déficit ha crecido a un 6,2% del PIB esperado para este año. En Alemania, tras décadas de balance fiscal, el aumento del gasto público que debía reducirse tras la pandemia se vio afectado por los costos fiscales de los refugiados y el aumento del gasto en defensa, llevando a un déficit fiscal de 2% del PIB.
El costo político ha sido alto. En Francia, el Presidente Emmanuel Macron sobrevivió a una derrota electoral que amenazó con obligar a su salida prematura, pero las duras negociaciones fiscales podrían provocar un adelanto del voto. En Alemania, la coalición del socialdemócrata Olaf Scholz con los Verdes y los Liberales (FDP) colapsó por la falta de acuerdo sobre cómo financiar el presupuesto. En el centro de la campaña para las elecciones de febrero de 2025 en Alemania está el debate sobre la regla fiscal, que limita el déficit a 0,35% del PIB.
A nivel regional, el desgaste provocado por la guerra en Ucrania (por el impacto migratorio, fiscal y costo de energía) se refleja en un ascenso de los partidos de derecha e izquierda populista. Tras las últimas elecciones de junio, los Patriotas de los derechistas Marine Le Pen y Viktor Orbán, y los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), liderados por los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, se convirtieron en la tercera fuerza política del Parlamento Europeo. En Alemania, el partido de derecha nacionalista Alternativa para Alemania (AfD) está segundo en las encuestas.
El riesgo, advierte Armida van Rij, investigadora senior del think tank londinense Chatham House, es que los líderes populistas europeos comparten un “arraigado escepticismo hacia la UE y el deseo de erosionarla desde dentro. Y muchos de estos líderes también ven con buenos ojos el regreso de Trump”.
El republicano ha prometido acabar “en el primer día” de su Gobierno con la guerra en Ucrania. Alineados o no, los países europeos podrían apoyar la propuesta que se presente. Después de todo, las presiones económicas, fiscales y políticas están resultando demasiado costosas para los gobiernos de la región.