Dos semanas le tomó al mercado entender que Donald Trump ha llegado para hacer “grandes cambios”, como advirtió su secretario del Tesoro, Scott Bessent. Aunque estos cambios sean a costo de actuar contra tratados internacionales, acuerdos comerciales o décadas de doctrina política.
En apenas 48 horas, el presidente estadounidense anunció aranceles de 25% a Canadá y México, luego los postergó. Al día siguiente impuso aranceles de 10% extra a China y amenazó con tarifas a la UE. Todo antes de que se cumpliera el plazo de tres meses para la revisión del déficit comercial con otros países, que había anunciado el día de su inauguración.
En simultáneo, Trump sorprendía al mundo con su plan para tomar el control de Gaza, que tuvo que ser luego moderado por sus voceros. Mientras, la oficina de eficiencia gubernamental de Elon Musk cerraba las operaciones de USAID, el mayor programa de ayuda internacional del mundo.
Sin embargo, la respuesta del mercado fue limitada. El S&P500 perdió casi 2%, el dólar avanzó 1,10% y el índice VIX de volatilidad subió tres puntos apenas Trump anunció el alza de aranceles. Pero una vez que México y Canadá informaron de un acuerdo para postergar la medida por un mes, los índices recuperaron la calma. Al cierre de esta edición, el S&P500 acumula un alza de 0,7% en la semana, mientras el dólar y el VIX están prácticamente en los mismos niveles (107,81 y 15,02, respectivamente) previos a los anuncios tarifarios.
Esto último es una señal particular de que hasta ahora los inversionistas están sorteando bien la incertidumbre generada por las sorpresivas políticas de la Casa Blanca.
Quizás se deba a que muchos aún consideran que Trump en realidad no busca elevar los aranceles a máximos. Es más, una encuesta realizada por Goldman Sachs a 800 inversionistas al 5 de febrero, mostró que solo 24% considera el alza de tarifas una amenaza para el “excepcionalismo estadounidense”. En su lugar, el principal riesgo (37%), según los encuestados, es que la inflación se mantenga elevada.
Pero esta complacencia puede ser fuente de mayor volatilidad futura. Según los analistas de BMI, sólo entre 20% y 30% de los inversionistas creía antes del fin de semana pasado que EEUU implementaría las alzas de tarifas. La revisión de esta idea, podría provocar “un aumento significativo de la volatilidad”, que ya de por sí suele ser más elevada en el primer trimestre del año, aumentando la presión sobre activos en niveles récord, como las acciones estadounidenses y europeas.
“Trump ha dejado al mundo pocas dudas de que seguirá utilizando la política comercial como herramienta para negociar acuerdos en una serie de temas. Sin embargo, al ajustar el rumbo tan rápidamente en México y Canadá, también ha dejado claro que está muy abierto a la negociación”, apunta a Señal DF, Oliver Blackbourn, gestor de cartera, de la firma británica Janus Henderson.
El alivio en los mercados se explicaría por esta idea de que Trump no busca en realidad reestructurar el comercio internacional, sino utilizar las tarifas para obtener concesiones de parte de otros gobiernos en línea con sus intereses.
Para Blackbourn, sin embargo, los inversionistas deberán estar atentos a los cambios en la naturaleza de las negociaciones. Cita, como ejemplo, que en el pasado China y la Unión Europea han tomado posturas más duras a la hora de negociar con la administración de Trump.
Multinacionales como Diageo, Pernord Ricard o Arm han puesto bajo revisión sus proyecciones de negocios para 2025 citando la incertidumbre arancelaria.
Pragmatismo
Cedric Chehab, economista jefe de BMI, ve razones para esperar una guerra comercial más moderada. El economista apunta al triunfo de los moderados en el equipo de Trump y el lado pragmático del Presidente. EEUU importa 45% de todos sus productos de China, Canadá y México, por lo que la implementación de tarifas de 10% y 25%, respectivamente, podría golpear el consumo y la inversión, los dos ejes del crecimiento excepcional de la economía estadounidense. BMI calcula que la amenaza de tarifas por Trump podrían restar entre 0,5 y 0,8 puntos porcentuales al crecimiento en los próximos trimestres.
Trump es un presidente sensible a la reacción de los mercados, es un dicho común en los círculos de la industria financiera. Pero sobre todo es sensible a la inflación, tras haber hecho de la baja de precios una de sus promesas de campaña.
Las alzas de aranceles amenazan esos planes. UBS Wealth Management cree que las tarifas podrían provocar un alza casi inmediata de 0,6 puntos porcentuales en la inflación. Morgan Stanley y Capital Economics, dos de las firmas que hasta ahora defendían la idea de recortes de tasas de parte de la Fed este año, han ajustado sus previsiones y ya no anticipan ningún espacio para una baja.
Lecciones
Analistas coinciden en que una lección que deja esta semana es que los gobiernos deben prepararse para negociar con EEUU, cuando sea su turno, y no necesariamente respecto a temas o problemas comerciales. A lo que Chehab agrega, citando los casos de Canadá y México, que eso no necesariamente traerá cambios dramáticos: “La principal conclusión para otros gobiernos que puedan atraer la ira de Trump parece ser que la vara para llegar a un acuerdo que evite los aranceles puede ser más baja de lo que se suponía en un principio o de lo que sus propias amenazas de este fin de semana podrían haber sugerido”.
Respecto al mercado, las proyecciones se mantienen optimistas. Por ejemplo, Capital Economics mantiene su proyección de un S&P500 en 7.000 puntos este año, siempre que la guerra comercial se mantenga contenida, evitando el impacto en la economía e inflación en EEUU.
De ahí que algunos consideran muy apresurado hacer cambios de portafolio o renunciar a los activos de mayor riesgo. Eso no implica que algunos ya estén tomando refugio. El oro transa en nivel récord y acumula ya un alza de 10,12% desde que comenzó el año.
A dos semanas de comenzado su segundo Gobierno, Donald Trump ya nos ofrece algunas respuestas a las dudas que dominaban tras su elección: Va a usar la amenaza tarifaria como crea conveniente, está dispuesto a avanzar su agenda contra las convenciones; es sensible a la inflación y la reacción del mercado, pero tiene que mostrar avances a sus electores. La era Trump 2.0 será la era de la volatilidad. El mercado parece estar aprendiendo a sortearla.