La disposición de la centroderecha a ceder, pero conservando ciertos principios, y la apertura del Gobierno a renunciar a su proyecto original, que buscaba la refundación del sistema previsional, fueron clave para que se pudiera llegar a un acuerdo que destrabara la reforma previsional, explica el exministro del Interior y de Segpres del segundo Gobierno de Sebastián Piñera, Gonzalo Blumel.
“Al final, lo que hace el acuerdo es básicamente aumentar el ahorro previsional de los chilenos a través de la capitalización individual, respetando la libertad de elegir de las personas. Y eso se logra sobre la base de mejorar el sistema actual en lugar de intentar implementar uno completamente nuevo en base al reparto”, sostiene el actual director de Horizontal, centro de estudios ligado a Evópoli.
En su opinión, con este acuerdo no solo ganaron los actuales y futuros pensionados, sino que el país en su conjunto, ya que “la política volvió a funcionar para cumplir el que debe ser su propósito, que es hacerse cargo de las necesidades y los anhelos que tiene la ciudadanía”.
-¿Cuál piensa que es el aprendizaje político de este acuerdo?
-Diría que hay tres aprendizajes. Lo primero es que se abandonaron los maximalismos de izquierda y algunos entendieron que los países se construyen paulatinamente, sobre la base de lo ya construido. Después del estallido social, la izquierda adoptó una postura maximalista que hacía inviable cualquier acuerdo. Basta recordar la propuesta de la primera Convención Constitucional.
Lo segundo es la importancia de incorporar la dimensión técnica a la discusión política, que es algo que se había perdido. En la Comisión de Trabajo del Senado se conformó una comisión de expertos que facilitó la construcción de acuerdos.
Y el tercer elemento valioso, a mi juicio, es que hubo un espacio de deliberación democrática importante. En la Cámara de Diputados básicamente no hubo ninguna capacidad de construir un acuerdo, dado su fragmentación. Pero en la Comisión de Trabajo del Senado se dieron el tiempo para la deliberación y ahí fue súper importante el rol de los tres senadores de la oposición: Luciano Cruz-Coke, Juan Antonio Coloma y Rodrigo Galilea. Así lo han reconocido todos. También creo que en este espacio de deliberación técnico-político cumplió un rol tremendamente relevante en la última milla el Consejo Fiscal Autónomo, que hizo 11 observaciones, que finalmente se acogieron.
-Algunos sectores más de derecha, en particular en Republicanos, acusaron a Chile Vamos de ceder ante el Gobierno.
-La pregunta que uno tiene que hacerse es si esas cesiones son razonables o no. Toda negociación significa ceder en algo. Pero cuando vemos a la ministra Jeannette Jara celebrando igual que el creador del sistema, José Piñera, uno se da cuenta de que el resultado fue valioso, y que esta reforma fortalece aspectos fundamentales del sistema previsional, como el ahorro individual, la libertad de elegir, la participación de los privados y la solvencia fiscal.
-Dado esta negociación, ¿ve espacio para otros acuerdos entre el Gobierno y la oposición este año?
-La verdad es que hay poco espacio, porque este año es electoral y, por lo tanto, el centro de gravedad de la política se va a desplazar de La Moneda hacia las campañas presidenciales y parlamentarias. Pero dicho eso, veo que sí hay espacio para avanzar en la reforma al sistema político y en reducir la permisología que ahoga a la inversión. Veo ahí dos oportunidades que son importantes para Chile y si el Gobierno las tomara le permitirían tener un legado mucho más robusto.
-¿Cree posible una reforma al sistema político justamente en un año electoral?
-Este es un tema en que está de acuerdo la centroizquierda y la centroderecha. El acuerdo del Senado lo suscriben senadores que van desde la UDI hasta el PS. Por lo tanto, hoy día la llave de la reforma al sistema político la tiene La Moneda, la tiene el Presidente Boric, y es fundamental que la use si quiere contribuir a resolver los gravísimos problemas que tiene el funcionamiento de nuestra democracia, y que se expresaron con tanta fuerza y violencia durante el 18 de octubre. Esto es lo que tiene trabado el funcionamiento de nuestro sistema democrático y es clave que se pueda resolver.
-En permisología hay dos proyectos en el Congreso…
-La simplificación y reducción de la permisología vigente en Chile también es urgente, porque es lo que hoy día ahoga a la inversión y al crecimiento. Los dos proyectos de ley están avanzando bien. Uno simplifica los permisos sectoriales y el otro facilita y simplifica la tramitación en el Sistema de Evaluación Ambiental. Si bien estos proyectos no son la llave maestra para que el país vuelva a crecer al 4% o 5%, contribuyen a ratificar que la inversión es importante, que el crecimiento es importante y que la burocracia debe facilitar proyectos que respeten y cuiden el medio ambiente y no ahogar el emprendimiento.
-¿Es más fácil avanzar en esos proyectos en el actual Gobierno que con la izquierda estando en la oposición?
-Absolutamente. Hay un dicho famoso que dice que “solo Nixon puede ir a China”. Es bien distinto un gobierno de derecha haciendo reformas que reducen la permisología a que lo haga un gobierno de izquierda y particularmente del Frente Amplio. Y comprometer a la izquierda con el crecimiento es bueno no solo para la izquierda, sino que es bueno para Chile. Obviamente, si este gobierno no avanza, el próximo, si es de derecha, lo tendrá que hacer. Pero ojalá se pueda avanzar ahora, aunque sea parcialmente.
Monumento al expresidente Piñera: “Es justo que todos los presidentes democráticamente electos, que han contribuido a la patria, tengan un reconocimiento republicano”
-El jueves se cumplió un año del fallecimiento del expresidente Piñera. ¿Cuál será su principal legado?
-Lo primero que destaco es que el recuerdo solo crece con el paso del tiempo. Desde el 6% de apoyo que tuvo en los días posteriores al estallido, hasta un 69% en las últimas encuestas, lo que uno ve es que el cariño, el respaldo, el aprecio popular ha crecido muy fuerte, incluso a niveles sorprendentes. Me parece que es un justo reconocimiento por lo que fue su legado, la reconstrucción del terremoto del 27F, el rescate de los mineros, la gestión de la pandemia, sus políticas sociales como el postnatal o la PGU y lo más simbólico y trascendente para mí, que es no haber sucumbido a la violencia octubrista y haber defendido la democracia después del estallido social.
Pero creo que su principal legado o cómo lo recuerda la gente es como un gran gestor de políticas públicas, que entendía que gobernar no era solo llegar a La Moneda para cumplir un papel simbólico, sino que para hacer buenas políticas públicas que mejoraran la vida de la gente.
-Usted ha apoyado la construcción del monumento al expresidente en la Plaza de la Constitución…
-Porque fue un estadista, un muy buen gobernante, que estuvo dos veces en La Moneda. Reconocer eso es una forma de reconocer nuestra democracia y de cuidarla, de recordar lo frágil que es, lo fácil que es perderla y lo importante que es mantenerla. Además, a mi juicio, es justo que todos los presidentes democráticamente electos, que han contribuido a la patria, que se han volcado al servicio público e hicieron su mejor esfuerzo por hacer de Chile un país mejor, tengan un reconocimiento republicano.