¿Lograrán convivir los egos de Trump y Musk en el mismo Gobierno?
El republicano le ha dado al CEO de Tesla y Space X dos roles clave: zar del recorte del gasto fiscal y garantía para el mercado.
Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Sábado 16 de noviembre de 2024 a las 04:00 hrs.
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Estrategia o no, Donald Trump está entregando mucho poder a Elon Musk. El empresario lo ha acompañado en llamadas con presidentes, reuniones en el Capitolio, y prácticamente se ha instalado en Mar-a-Lago, el resort de Trump en Florida y centro de comando de su equipo.
El republicano le ha dado al CEO de Tesla y Space X dos roles clave: zar del recorte del gasto fiscal y garantía para el mercado.
Este segundo título es informal. Pero gran parte del “Trump trade” que ha impulsado a las acciones estadounidenses, el dólar y las criptomonedas se sostienen parcialmente en el argumento de que Musk, y otros empresarios de su círculo, tendrán suficiente influencia para evitar medidas perjudiciales, mientras recortes de impuestos y regulaciones crean un escenario benigno para el crecimiento y el mercado financiero.
De forma más directa, como copresidente del “Departamento de Eficiencia Gubernamental”, Musk podría generar un escenario aún más favorable.
La creación de la entidad fue idea del propio Musk, y que sus siglas DOGE (en inglés) hagan referencia a su criptomoneda favorita (Dogecoin) no parece ser coincidencia. Por encargo de Trump, Musk trabajará, junto al también empresario y excandidato presidencial republicano Vivek Ramaswamy, en recortar el gasto público y transformar el estado.
El alza del dólar a su mayor nivel en dos años; y de las tasas de interés de los bonos del Tesoro ha sido impulsada por la expectativa de que las medidas que implementará Trump aumentarán las presiones inflacionarias.
El aumento de los aranceles que podrían concretarse ya en 2025 se traducirá en mayores precios para los consumidores. Los recortes de impuestos a empresas y hogares prometidos aumentarían la liquidez disponible para el consumo. Si se suma un aumento del gasto público en infraestructura, lo que se obtiene es una política fiscal expansiva, que en una economía próxima ya al pleno empleo podría provocar un repunte inflacionario.
Pero si DOGE funciona y Musk tiene éxito, un control considerable del gasto y el déficit fiscal lograría reducir esas expectativas inflacionarias, volviendo el escenario para las acciones estadounidenses aún más favorable.
Un viejo objetivo
Como mencionó Trump en su comunicado, los republicanos han “soñado por mucho tiempo” con reducir el gasto fiscal. No sólo ellos, también los demócratas. La administración del republicano Ronald Reagan creó la “Comisión Grace”, en 1982. El demócrata Bill Clinton formó en 1994 una comisión bipartisana para reestructurar y reducir el gasto en seguridad social. Durante el Gobierno del demócrata Barack Obama se creó una “Comisión Nacional” en 2010 y un “Súper Comité” bipartisano en 2011. Ninguna de las recomendaciones de estas instancias logró apoyo del Congreso, algunas ni siquiera llegaron a votación. Es más el “Súper Comité” de 2011 concluyó que no había acuerdo político para presentar un plan.
En la primera administración de Trump (2017-2020), el gasto y la deuda pública aumentaron, incluso ya antes de la pandemia de Covid-19. Desde entonces, el perfil fiscal de EEUU se ha deteriorado aún más. Los ingresos se redujeron en un punto porcentual, mientras el gasto creció en casi tres puntos; el déficit fiscal saltó de 5,8% del PIB en 2019 a 7% este año, y la deuda pública pasó de 108% a 121% del PIB en el mismo período, según cifras del FMI.
Dudas y promesas
A pesar de su mal récord en lo fiscal, Trump hizo del recorte de gasto uno de los temas de su campaña, acusando la política fiscal expansiva de Biden como uno de los causantes de la inflación. Al interior del movimiento MAGA (Make America Great Again) están convencidos además de que uno de los mayores problemas de EEUU es una excesiva burocracia estatal. Según Trump, la oficina que liderarán Musk y Ramaswamy entregará el plan maestro para crear un Estado más pequeño, eficiente y “con un enfoque emprendedor como nunca se ha visto”.
“Esto va a enviar un shock eléctrico al sistema y a todos los involucrados en el despilfarro fiscal, que son muchos”, declaró Musk al recibir el cargo.
A pesar de las grandes declaraciones, tras el anuncio abundan las dudas. No está claro cuál será el poder que tendrá el DOGE. No es un “Departamento” en sí, pues eso requeriría que sea creado por el Congreso. Trump describió que “proveerá de consejo y asesoría fuera del Gobierno” y que trabajará “en alianza” con la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca.
Tal figura evitará que los cargos de Musk y Ramaswamy tengan que ser aprobados por el Senado, y permitirá a los empresarios seguir al frente de sus compañías. Pero al mismo tiempo sugiere que DOGE presentará ideas, propuestas, y dependerá de otros que sean implementadas.
Musk ha planteado incluso objetivos más radicales que comisiones de expertos en el pasado. Durante el tramo final de la campaña, el empresario aseguró que puede recortar “fácilmente” US$2 billones de gasto fiscal. El monto equivale al déficit fiscal que heredará Trump este año. También equivale a casi un tercio del gasto federal en 2024 (US$6,7 billones).
Lo más escépticos a la tarea de Musk recuerdan que dos tercios de presupuesto federal están atados a gastos obligatorios, o no discrecionales, como el sistema de salud y seguridad social.
Pero recortar el gasto no es imposible. Por ejemplo, la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de EEUU ha identificado que anualmente se pierden entre US$ 233.000 millones y US$ 521.000 millones por fraudes con recursos federales.
Rick Edwards, director de Estudios Fiscales del Instituto CATO, ha identificado 10 áreas de recortes de subsidios federales a un costo de US$ 1,1 billones anuales. Su propuesta incluye eliminar o recortar subsidios a programas estatales de vivienda, salud (Medicare), transporte público, banda ancha y ayuda internacional. “La ayuda a los estados son intrínsecamente ineficaces y antidemocráticos porque imponen a los estados costosas normativas y controles. La ayuda federal debería eliminarse gradualmente, permitiendo a los estados diseñar sus propias políticas”, plantea Edwards en una carta abierta al presidente electo.
Pero el poder fiscal radica en el Congreso; y los legisladores tanto republicanos como demócratas ya han demostrado que son reacios a aprobar fácilmente la eliminación de subsidios y programas que puedan afectar sus distritos y bases electorales.
Las limitaciones políticas contrastan con el corto plazo planteado por Trump: 4 de julio de 2026. “Un estado más pequeño, eficiente y con menos burocracia será el regalo perfecto para EEUU en sus 250 años de independencia”, aseguró. Pero no queda claro si ese es el plazo para que el DOGE presente sus sugerencias o si para entonces ya deberían estar implementadas y el déficit reducido, casi a cero, según la propuesta de Musk.
El mayor riesgo
El CEO de Tesla y Space X tampoco ha aclarado cómo lidiará con los múltiples conflictos éticos que suponen las decenas de contratos estatales de sus empresas. Mientras, aumenta su presencia en torno a Trump. “Elon está ganando estatus de tío”, posteó Kai, una de las nietas del presidente electo. En el mercado la pregunta es cuánto durará la amistad entre el presidente electo y quien ha sido calificado como el “ciudadano privado más poderoso” de EEUU.
“(Musk) se ha sentado en casi todas las entrevistas de trabajo con el equipo de Trump y ha estrechado lazos con la familia Trump, y está tratando de instalar a sus amigos de Silicon Valley en puestos atractivos en la próxima administración”, sentencia el reportero de The New York Times, Theodore Schleifer, quien cubre los pasos del empresario desde 2017.
Hasta ahora, Trump ha atribuido abiertamente un rol clave en el triunfo a la figura y apoyo de Musk, y su aporte por casi US$ 200 millones a la campaña, especialmente en Pennsylvania. Pero en su equipo comienzan a aparecer las principales señales de molestia. NBC News citó a un miembro del equipo de Trump afirmando que Musk “se comporta como si fuera copresidente y se asegura de que todo el mundo lo sepa… Está intentando que el Presidente Trump se sienta en deuda con él”.
La historia de Trump está llena de quiebres con antiguos aliados. El icónico empresario de Silicon Valley Peter Thiel, entre ellos. Thiel fue uno de los principales promotores de Trump en su elección de 2016, pero desde entonces la relación se enfrió. Thiel incluso negó apoyar a Trump esta vez, tras declarar que su primer Gobierno fue “más loco y peligroso de lo que había esperado”.
El riesgo es aún mayor con Musk, cuya personalidad es bastante parecida a la del propio Trump. “Una de las historias más importantes de los dos próximos años será si Trump y Musk se distancian”, advirtió a Bloomberg Rob Casey, socio de la consultora Signum Global Advisors. Después de todo no es fácil para dos individuos con ambiciones de poder y egos grandes convivir en el mismo lugar por mucho tiempo.