El oro se ha convertido en las últimas semanas en el "Trump trade" más rentable, superando a otras clases de activos importantes desde la toma de posesión del presidente de EEUU, a medida que los temores a una guerra comercial y un posible impacto en el crecimiento mundial alimentan la demanda del metal refugio.
El lingote ha subido de precio todas las semanas de este año conforme Donald Trump comienza a imponer aranceles generales, y alcanzó un nuevo récord de US$ 2.942,70 por onza troy esta semana. Ha subido más de un 7% desde antes de la toma de posesión el 20 de enero.
"Cuando el comercio se contrae, el oro despega", explica James Steel, analista de metales preciosos de HSBC, señalando ejemplos anteriores durante la pandemia del Covid y la crisis financiera mundial.
"Cuantos más aranceles se impongan, más se afectará al comercio mundial y mejor será para el oro", añade.
La subida del lingote se ha visto impulsada por el aumento de las reservas en Nueva York, que han crecido un 116% desde las elecciones, a medida que los operadores y los bancos se apresuran a trasladar el oro de Londres, el mayor centro de comercio físico, a EEUU. Esto ha creado una cola de varias semanas para retirar oro de las cámaras acorazadas del Banco de Inglaterra.
La última salva arancelaria de Trump incluye un plan para aplicar aranceles "recíprocos" a los socios comerciales de EEUU, tanto aliados como adversarios. También ha impuesto aranceles adicionales del 10% a los productos procedentes de China.
Los analistas afirman que una guerra comercial global deprimirá el crecimiento económico y alimentará la inflación, factores que normalmente benefician al lingote.
"El oro es un Trump trade arancelario", señala Nicky Shiels, analista del refinador de oro MKS Pamp. "Hay una correlación positiva entre los titulares sobre los aranceles y la subida de los precios del oro", agrega.
Mientras que el oro ha continuado su largo rally, otros Trump trades han perdido dinero. El dólar ha retrocedido un 2,4% este año frente a una cesta de otras divisas y ha caído con fuerza desde la toma de posesión. El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a diez años, que subió a poco más del 4,8% el mes pasado, ha retrocedido desde entonces al 4,48% a medida que el precio de la deuda se ha recuperado. El índice bursátil S&P 500 de Wall Street ha subido menos de un 2%.
Operadores e inversores explican que un enfoque más gradual de lo que se temía anteriormente con respecto a los aranceles ha reforzado las divisas de países o regiones con grandes exportaciones, como el euro. Mientras tanto, el cambio de enfoque del mercado hacia los riesgos para el crecimiento derivados de una guerra comercial ha empujado a los inversores a comprar deuda pública.
"El oro puede actuar como cobertura geopolítica, frente a la inflación y frente al dólar", afirma Trevor Greetham, responsable de multiactivos de Royal London Asset Management.
"Son las dos primeras las que han convertido al oro en una inversión tan sólida en el último año, en el que las compras de los bancos centrales y los minoristas han impulsado el precio al alza".
La reciente caída del billete verde se ha sumado a la presión alcista sobre el oro, que cotiza en dólares, lo que abarata su compra en otras divisas.
Como el oro ha alcanzado una serie de máximos históricos, algunos bancos ya han tenido que mejorar las previsiones de precios que establecieron en diciembre. La semana pasada, tanto UBS como Citigroup elevaron su precio objetivo a US$ 3.000 la onza troy.
Se espera que este año las fuertes compras de los bancos centrales, que buscan diversificarse alejándose del dólar, sean un motor clave de la demanda de oro.
Los bancos centrales compraron más de 1.000 toneladas de oro el año pasado por tercer año consecutivo, según datos del Consejo Mundial del Oro, un organismo del sector.
Mark Bristow, consejero delegado de la empresa minera Barrick Gold, afirma que el "caos en todo el mundo" ha contribuido a alimentar la demanda de oro como refugio seguro.
"El mercado nos está diciendo claramente que sólo hay una moneda de reserva en el mundo, y que es la que los políticos no pueden imprimir: el oro", sostiene.