El presidente de EE.UU., Barack Obama,
expuso hoy el plan para la bancarrota de General Motors, que -dijo-
es "viable" y dará a la compañía "la oportunidad de renacer", al
tiempo que expresó su optimismo sobre el futuro de Chrysler.
En un acto en la Casa Blanca, el mandatario estadounidense indicó
que permitir la liquidación de ambos gigantes automovilísticos
hubiera sido un "desastre".
En cambio, y tras meses de negociación que concluyeron este fin
de semana, General Motors presentó hoy ante los tribunales a las
08.00 hora local (12.00 GMT) su solicitud de bancarrota, dentro de
un plan por el cual el Gobierno le entregará US$ 30.000 millones para acometer su reestructuración.
El Gobierno estadounidense mantendrá por el momento el control
del 60% de la "nueva" General Motors, una empresa que
contará con un tamaño mucho más reducido que el que tuvo en sus
momentos gloriosos de los años ochenta.
El presidente estadounidense quiso lanzar un mensaje de
tranquilidad al sector privado, al insistir en que el control
público del grupo será tan solo algo temporal: "El Gobierno actúa
como un accionista muy renuente", aseguró.
Serán los directivos de la empresa, prometió, los que tomen "las
decisiones para darle la vuelta a la compañía" y el Gobierno tan
solo intervendrá en la gestión en los casos más extremos.
"Nuestra meta es contribuir a que GM se recupere (...) y salirnos
rápidamente", reiteró.
El jefe de la Casa Blanca expresó su confianza en que la compañía
podrá salir rápidamente de su situación de bancarrota, aunque
admitió que la recuperación "tendrá un costo".
La compañía ha anunciado el cierre de catorce plantas, tres de
ellas de manera temporal, lo que supondrá la desaparición de 21.000
puestos de trabajo, y mantendrá únicamente cuatro de sus ocho marcas
de vehículos actuales.
"No voy a fingir que los malos tiempos han acabado. Se perderán
más puestos de trabajo y muchos estadounidenses tendrán que pagar un
precio, pero estamos trabajando en favor de la próxima generación,
de un futuro donde se seguirán produciendo vehículos en EE.UU.",
afirmó Obama.
El gobernante estadounidense también aludió a la situación de
Chrysler, que afirmó que podría salir de su situación de bancarrota
"en los próximos días".
Este fin de semana un juez estadounidense dio el visto bueno a
una medida que permitirá la fusión de la tercera automotriz de
Estados Unidos con la italiana Fiat.
Dentro de este plan, el Gobierno de EE.UU. mantendrá el control
de algo menos del 10% de Chrysler.
El otro "grande de Detroit", Ford, ha asegurado que cuenta con la
capacidad suficiente como para hacer frente a la crisis y el
descenso de ventas actuales.