El presidente estadounidense, Barack
Obama, dijo hoy que General Motors (GM) y Chrysler no se están
reestructurando "con la suficiente rapidez" y anunció que les
concederá un "periodo limitado" para solucionar sus problemas.
El presidente estadounidense destacó que "no podemos, no debemos
y no permitiremos que nuestra industria del automóvil simplemente se
desvanezca", porque es "un emblema del espíritu estadounidense" y
símbolo del futuro éxito del país.
Obama confirmó que GM tendrá 60 días y Chrysler 30 para
"reestructurase fundamentalmente" de forma que Washington pueda
invertir más dinero público en las dos compañías, que ya han
recibido US$17.400 millones desde diciembre.
"Lo que estamos pidiendo es difícil. Requerirá decisiones complejas de parte de las compañías. Requerirá que los sindicatos y trabajadores, que ya han hecho dolorosas concesiones, hagan aún más. Requerirá que las entidad es de crédito reconozcan que no pueden depender del prospecto de rescates gubernamentales infinitos", dijo Obama.
En el caso de GM, el mandatario indicó que su equipo trabajará conjuntamente con la compañía para generar un plan de negocios viable. "Déjenme ser claro: el gobierno de Estados Unidos no tiene intención de administrar GM. Lo que nos interesa es darle a GM la oportunidad de hacer aquellos muy necesarios cambios que le permitirán emerger de la crisis como una compañía más fuerte y competitiva", afirmó Obama.
Chrysler
"La situación de Chrysler es más difícil" que la
de General Motors (GM), dijo Obama, y ligó su futuro a la posible alianza con la
italiana Fiat.
Obama afirmó que "después de una cuidadosa revisión, Chrysler
necesita un socio para seguir viable" y que Washington ha llegado a
un acuerdo "para asegurar que Chrysler pague a los contribuyentes
cualquier nueva inversión", antes de que Fiat se haga con una
participación mayoritaria en la empresa.
La compañía tendrá 30 días para cerrar una alianza con la italiana. Si llegan a un acuerdo y a un plan creíble,
Washington otorgará otro préstamo de US$6.000 millones a
Chrysler, señaló Obama.
El presidente explicó que Washington llegó a un acuerdo "para asegurar
que Chrysler paga a los contribuyentes cualquier nueva inversión"
antes de que Fiat se haga con una participación mayoritaria en la
empresa.
Obama terminó señalando que "hay puestos de trabajo que no pueden
ser salvados" y "plantas que no se reabrirán" y reconoció la
frustración de los trabajadores afectados "por fallos que no fueron
los suyos".