Un acuerdo razonable para mantener a Gran Bretaña en la Unión Europea
El largo recorrido de David Cameron para renegociar las relaciones de Gran Bretaña con la Unión Europea finalmente está llegando a su fin.
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El largo recorrido de David Cameron para renegociar las relaciones de Gran Bretaña con la Unión Europea finalmente está llegando a su fin. Cuando el primer ministro prometió hace tres años celebrar un referéndum sobre la afiliación del Reino Unido a la Unión Europea, sostuvo que la asociación tenía defectos y que su gobierno tendría que replantear su lugar antes de que pudiera hacer campaña en favor de permanecer en la organización.
El proyecto que ha acordado con Bruselas será denunciado como débil, sobre todo por los euroescépticos, quienes se oponen a cualquier acuerdo. Sin embargo, a pesar de todas las críticas, parece que Cameron va a asegurar un acuerdo razonable para Gran Bretaña.
Cuando empezó esta renegociación, algunos conservadores creían que de alguna manera el primer ministro podría lograr un cambio fundamental en los términos de la afiliación del Reino Unido; pero como descubrió Harold Wilson antes del último referéndum de Europa en 1975, hay un límite para lo que puede lograr un primer ministro británico. La UE es, por su naturaleza, un bloque donde se comparte la soberanía y el Reino Unido ya ha optado por no utilizar el euro, la zona libre de pasaportes de Schengen y muchos otros acuerdos de justicia y asuntos internos. Esto le dejó a Cameron poco margen para extraer aún más excepciones de los socios de la Unión Europea.
Aun así, en cada una de las áreas en que ha buscado reformas, el primer ministro ha logrado progresos tangibles. El acuerdo para eximir a Gran Bretaña de una "unión cada vez más estrecha" -uno de los principios fundacionales de la Unión Europea- puede parecer simbólico, pero brinda la seguridad de que el Reino Unido no está en un tren al que no quería subirse.
Permitirles a los parlamentos de los Estados miembros rechazar la legislación de la Unión Europea podría representar un importante estímulo a la soberanía nacional si un número suficiente de legisladores deciden utilizar la "tarjeta roja".
Es de especial importancia que Cameron haya ganado salvaguardias contra el hecho de que la eurozona impone regulaciones financieras no deseadas al resto de la Unión Europea. Aunque Gran Bretaña no ha asegurado una garantía contra esa discriminación, el pacto establece reglas sobre cómo se deben tratar los desacuerdos.
Dada la sensibilidad política a nivel doméstico, el acuerdo propuesto sobre migración de la Unión Europea estará bajo especial escrutinio. Cameron cometió un error al prometer restricciones generales a la libre circulación, con las cuales sus socios de la Unión Europea nunca iban a estar de acuerdo, y se ha visto obligado a hacer concesiones. En el marco del proyecto de pacto, cualquier estado miembro de la Unión Europea podría gradualmente dejar de conceder prestaciones vinculadas al trabajo a los migrantes de la Unión Europea durante cuatro años si se considerara que su sistema de bienestar social estuviera bajo una presión extraordinaria.
Los términos del acuerdo de migración serán muy disputados. Los activistas "Brexit" (a favor de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea) dicen que la concesión es deficiente porque los beneficios para los migrantes se irán introduciendo gradualmente durante el período de cuatro años, en lugar de suspenderse como esperaba inicialmente Cameron. Algunos países de la Unión Europea, en especial Polonia, también dicen que les será difícil firmar el proyecto propuesto a finales de este mes, pues argumentan que discrimina injustamente a sus propios ciudadanos.
En este momento crítico, el gobierno polaco debe reconocer el riesgo de intentar obligar al Sr. Cameron a hacer más concesiones. Si el primer ministro va a encabezar la campaña a favor de la permanencia en la Unión Europea con autoridad, tiene que mostrarles a los votantes que Gran Bretaña ha ganado cierto control sobre la migración procedente de la Unión Europea hacia el Reino Unido.
Gran Bretaña está en vísperas de un referéndum que definirá su futuro en Europa y en el resto del mundo. El debate en la campaña irá mucho más allá de las cuestiones planteadas por un acuerdo a puertas cerradas en Bruselas, y se referirá a las interrogantes fundamentales sobre los intereses políticos, económicos y de seguridad de Gran Bretaña. Aun así, a Cameron le ha ido mejor de lo que se esperaba en esta renegociación. ¡Que comience la campaña!