El presidente de British Airways (BA),
Martin Broughton, afirmó hoy que la dirección de la aerolínea está
"totalmente en contra" de recurrir a un eventual ayuda del Estado
para hacer frente a su difícil situación financiera.
"Para conseguir salir de esta crisis no necesitamos ayuda estatal
y tampoco necesitamos una carga estatal extra", dijo Broughton
durante la asamblea anual general que BA celebra hoy en Londres, en
la que calificó 2009 como el "annus horribilis" de la aerolínea.
"Tenemos la intención de salir de esta con nuestra propia ayuda y
tenemos planes claros", añadió el presidente de BA.
British Airways ha sufrido un descenso constante en el número de
viajeros y unas pérdidas de 401 millones de libras (US$653 millones) en el último año fiscal (de abril
de 2008 a marzo de 2009), y afronta una huelga este verano si no se
llega a un acuerdo con los sindicatos sobre el plan de la dirección
de reducción de costes a través de despidos y recortes salariales.
Pese a esta difícil situación, Broughton aseguró que la aerolínea
tampoco recurrirá, al menos de momento, a una emisión de títulos con
derechos preferentes de suscripción para los grandes accionistas con
el objetivo de inyectar efectivo en las cuentas de BA.
Broughton explicó que la dirección rechaza por principio un plan
de rescate como el que el Gobierno británico aplicó con los bancos,
porque "el dinero estatal es enemigo de la eficacia y un impedimento
enorme para crear mercados aéreos liberalizados en beneficio de los
consumidores y los accionistas por igual".
Tampoco es el momento de pedir más dinero a los accionistas, dado
que los mercados financieros todavía se están recuperando de la
crisis financiera del pasado otoño, añadió el presidente de BA.
No obstante, reconoció que se explora la opción de accionistas
institucionales como otra vía para recaudar fondos de la City,
porque la situación previsiblemente empeorará, teniendo en cuenta
que sigue existiendo un serio problema con el fondo de pensiones.
Broughton confirmó que el déficit de ese fondo, que es uno de los
principales obstáculos en las negociaciones para una eventual fusión
con Iberia, ha aumentado en 1.200 millones de libras (US$1.950 millones) desde el pasado mes de
septiembre, hasta los 2.940 millones de libras (US$4.782 millones).