Un equipo del Ministerio de Transportes concretó el primer acercamiento con dos empresas operadoras del Transantiago cuyos contratos deberá extender, después que declarara desierta la licitación del sistema capitalino.
Se trata de Servicio de Transportes de Personas (STP) y Redbus, cuyos acuerdos vencen el 10 y 21 de mayo, respectivamente, pero que la actual jefa de la cartera, Gloria Hutt, deberá ampliar en su periodo de operación.
Esta será la cuarta vez que la autoridad le extienda los contratos a estas empresas. Pedro Pablo Errázuriz fue el primero en hacerlo en 2012, cuando amplió, con trato directo, la operación de los alimentadores tras el vencimiento de sus contratos. Después, Andrés Gómez-Lobo renovó en dos ocasiones, por 18 meses cada una, a estas empresas sus respectivas unidades de negocio, mientras se alistaba la licitación.
Según trascendió, esta vez la ampliación de los contratos sería por 18 meses, dando espacio para la preparación de las nuevas bases de licitación, aunque la aspiración en el gobierno sería tener listo el proceso hacia fines de año.
Los acercamientos entre las empresas y el gobierno, aunque han sido más bien protocolares, buscan definir los ejes centrales que abordarán en la negociación.
STP maneja la unidad 7, que transita por La Granja, San Bernardo, Macul y Peñalolén, mientras Redbus opera la 6, que incluye Quilicura, Independencia, Renca, Las Condes, Lo Barnechea y Vitacura.
“En estos días nos hemos reunido y lo seguiremos haciendo con las empresas STP y Redbus Urbano, para seguir analizando los aspectos contractuales y cómo estos se ejecutarán durante lo que queda del año”, comentó el director (I) de Transporte Público Metropolitano, Eduardo Castro.
Una de las grandes incógnitas será si esta negociación desembocará en un reajuste del Pago por Pasajero Transportado (PPT). Según algunos especialistas, esto no implicaría un alza de los valores de pagar a las empresas, ya que operarían en condiciones similares a las actuales hasta que se concrete el nuevo concurso.
Sin embargo, otros consideran que las empresas tienen un poder negociador para lograr una mejora, ya que la autoridad necesita garantizar la continuidad del servicio.
Mientras, para Hutt, su punto fuerte es que las empresas no requerirían renovación de flota, ya que cuentan con los buses más nuevos del sistema. Sin embargo, STP ha anunciado la necesidad de actualizar 60 máquinas que cumplen su vida útil, por lo que podría surgir un espacio para una negociación mayor.
La punta del Iceberg
Estas tratativas son la punta del iceberg de las negociaciones que enfrentará Hutt. El punto más álgido será con Alsacia, cuyo contrato termina en octubre, con quien enfrenta una demanda por US$ 347 millones ante el Centro Internacional de Diferencias de Inversiones (Ciadi). Según ha dicho la autoridad, la intención es no renovar este contrato, por lo que se advierte que la pelea podría ser dura.
En el caso de Express Santiago Uno -firma hermana de Alsacia, ambas de los hermanos Ríos de Colombia-, el gobierno saliente amplió su contrato hasta junio de 2019.
Otro frente que deberá abordar es la revisión programada que cada dos años la autoridad hace con todos los operadores, contemplada para junio-julio. Este mecanismo busca garantizar el equilibrio económico de las operaciones y le permite a las empresas recibir compensaciones por una caída en la demanda.
"No creo que los operadores tengan la sartén por el mango y que suban los costos"
- ¿Con esta negociación se podrían ver aumentos del pago a las empresas?
- No creo que, necesariamente, esta negociación implique mayores costos.
- ¿Por qué?
- La principal razón es por la política de los incumbentes. Ellos están interesados en permanecer en el sistema y en mi experiencia los concesionarios están dispuestos a cuadrarse con la autoridad porque quieren quedarse. Ellos saben que si se ponen muy duros en la negociación, el gobierno tiene las herramientas legales para no entregarles los contratos futuros. Creo que van a ser unas negociaciones de extensión exitosas.
- Estas primeras negociaciones son las más fáciles, después viene Alsacia. ¿Cómo crees que será?
- Efectivamente serámás compleja que las otras, pero creo que hay bastantes herramientas para enfrentar eso bien. Por ejemplo, las indemnizaciones de los conductores. La unidad de negocio que termina está obligada a pagar indemnizaciones a sus trabajadores y, en el caso de Alsacia, se estima superan los US$ 50 millones. La compañía no tiene esa plata y una extensión le permitiría generar parte de esos recursos. Hay aspectos que permiten negociar. No creo que las concesionarias tengan la sartén por el mango y que suban los costos, hay una cancha bastante pareja.
- Pero al parecer la ministra no quiere extenderle el contrato a Alsacia...
- Es una alternativa, pero para eso tiene que prepararse. Los contratos contemplan mecanismos para estas contingencias, pero no es tan simple de hacerlo por la cantidad de buses que tiene esta empresa.
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