Con el inicio de la semana, la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, continuó ayer con la ronda de reuniones que ha emprendido con diversos actores públicos para abordar el proyecto de reforma laboral. Así, recibió al ex director general de la OIT, Juan Somavía, para conocer su experiencia en el organismo.
Sin embargo, la secretaria de Estado se mostró más inquieta de lo acostumbrado en cuanto arribó a dicho encuentro. De hecho, de entrada uno de sus asesores de comunicaciones se encargó de informar que las preguntas de la prensa tras la cita deberían limitarse exclusivamente al proyecto en discusión y que Rincón no contestaría consultas relacionadas a la dupla "Burgos-Valdés".
Con la condición puesta sobre la mesa, tras la reunión Rincón se refirió escuetamente a la carta pública que se dio a conocer el viernes donde economistas clave en la elaboración del programa del gobierno, como Dante Contreras, Andrea Repetto y Eduardo Engel, defendieron la opción de reemplazo en huelga bajo ciertas circunstancias.
"Creo que siempre estos temas hay que mirarlos en el contexto y entenderlos como un sistema y no puedo tomar una cosa que me gusta y obviar el resto de lo que tienen esos sistemas. Lo que nosotros estamos haciendo como ministerio es revisar los sistemas en el mundo de países que nos interesa relevar y ver cómo esto opera en esas legislaciones. Por lo tanto, no puedo tomar una parte que me gusta y el resto obviar", aseguró.
Consultada por si el reemplazo interno impediría la huelga efectiva que contempla el gobierno, insistió en que este tema estaba en plena discusión en el Senado.
Sobre los plazos, indicó que producto del intenso debate "nos hemos atrasado un poco más de lo que quisiéramos, pero seguimos adelante con el proyecto".
Pasado el almuerzo, la autoridad también recibió al economista y creador del movimiento "Reforma la Reforma", Bernardo Fontaine, quien entregó un documento con ocho puntos que a juicio del grupo de expertos debieran ser modificados.
A la salida del encuentro, Fontaine señaló que la huelga es una herramienta de negociación legítima de los trabajadores cuando no se ha llegado a acuerdo. Sin embargo, "ésta no puede ni debe afectar a personas no involucradas directamente en la negociación. Si el sindicato de choferes de Metro se va a huelga, y no hay reemplazo de trabajadores, 2,5 millones de ciudadanos quedarán parados. Eso no puede ser", enfatizó.
Luego la Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC) le entregó a Rincón un documento donde también plantea reflexiones sobre la iniciativa.