Repetir el magro desempeño de 2014 era el mayor riesgo que identificaba Banco Santander para la economía chilena este año. Riesgo que ya es una realidad, según planteó la entidad en su informe "Mirada económica 2016" que dio a conocer ayer y en el cual detalla que la actualización del escenario central "solo ha agregado tensión".
¿La razón? Al desánimo interno se debe agregar la materialización de los principales riesgos externos -menor crecimiento de China y su impacto en precio del cobre y el deterioro de la economía brasileña-, y que en el próximo ejercicio ya no habrá espacio para que el sector público sea el sostén de la economía, "porque la política monetaria se agota y las cuentas fiscales se estrechan".
Ante esto, esperan un crecimiento de apenas 2,4% para el PIB del próximo año.
Con todo, el economista jefe de la entidad, Pablo Correa, descarta hablar de recesión y más bien expone que el principal riesgo para la actividad local es que la velocidad del crecimiento económico esté cada vez más cercana a 2%, lo que podría extenderse no solo al próximo ejercicio.
"Podría durar más porque esto trasciende a Brasil, trasciende a China, trasciende al fin del ciclo minero. Este es el famoso shock autónomo y ese shock autónomo es mucho más permanente", afirma.
Para Correa no hay ningún elemento concreto que haga prever que el ciclo se revertirá, a diferencia de lo que sucedió en las crisis pasadas pasadas, como la asiática a fines de los '90 y la subprime en 2008.
La solución ahora, dice, sería "volver a fojas cero con la reforma tributaria, descartar la reforma laboral y repensar la reforma educacional".
"El escenario de una implementación de las reformas tal cual como están diseñadas no es consistente con un aumento del crecimiento (...)", señala. Y a esto añade la baja probabilidad de que las expectativas privadas mejoren e impulsen la inversión.
"Acá el riesgo es tener crecimientos de 1,9%, 2,2%, 2,3%, 1,8%, y de darse algún shock externo no anticipado puede ser menor. En otras palabras, esta administración puede que termine sus cuatro años con un promedio de crecimiento de 2%, y la razón de eso no es otra que la implementación del programa conocido por todos", sentencia.
No a la intervención
Este panorama para nada alentador, se tradujo en un fuerte ajuste en las principales proyecciones de Santander respecto al reporte del trimestre previo. Así, recortó las estimaciones de crecimiento desde 2,8% a 2,2% para este año y desde 3,2% a 2,4% esperado para 2016.
La demanda interna también se redujo para este y el próximo año, de 2,5% a 1,6% y de 2,7% a 2%, respectivamente, al igual que la inversión, ya que la entidad ahora espera que disminuya 2% versus el incremento de 1,2% del reporte previo. Para 2016, se pasó de un alza esperada de 2% a una de apenas 0,2%.
"Detrás de estos números vemos expectativas que no repuntan para apuntalar la demanda interna más un sector externo que contribuirá menos", cita el informe.
Respecto a la volatilidad de los mercados bursátiles por la situación en China, Correa calmó los ánimos y lo atribuyó a una sobrerreacción. Del mismo modo, no ve espacio para una intervención ante el aumento del tipo de cambio.
"Tomando como referencia la última intervención del Banco Central, deberíamos llegar a un nivel de $ 780", expone Correa.