Una cena de camaradería fue el telón de fondo para que los presidentes de la Nueva Mayoría acordaran el rearme del pacto que constituye la plataforma política del gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, cuya prolongación ha sido puesta en tela de juicio por representantes históricos de la Concertación. Esa preocupación fue uno de los detonantes para que las colectividades optaran por juntarse para mejorar el clima interno y poder sustentar la continuidad del sector.
A menos de 24 horas de la cita, algunos de los contertulios hacían un positivo balance y apostaban porque estos encuentros se sigan repitiendo. Sin ir más lejos, el presidente del PPD, senador Jaime Quintana, quien sólo horas antes había sostenido otra reunión con el anfitrión de la velada, su par de la DC, senador Jorge Pizarro, no dudó en sostener que la cena constituyó "un hito de los más trascendentes de la Nueva Mayoría".
Mientras que el timonel del PR, Ernesto Velasco, fue un paso más allá. Para el dirigente, la importancia de la cita tiene que ver con que, a su juicio, sería "el rearme de la NM", dado que en la ocasión "tomamos una decisión de ir para adelante, de poner el acento en mejorar la coordinación política, comunicar mejor entre nosotros, más complicidad de los partidos con el gobierno y apoyar al equipo político".
Esta reunión no fue al azar, coincidentemente su anfitrión se ha estado reuniendo en bilaterales con todos sus pares de la NM en las últimas semanas. Tras estos encuentros ha surgido un diagnóstico que es común: el pacto de gobierno no tendrá proyección si la actual administración de la presidenta Michelle Bachelet no hace las cosas bien. De ahí la preocupación de la conducta errática que ha tenido el gobierno post cónclave y la necesidad de que los partidos colaboren y apoyen la gestión, en perfecta coordinación con el gobierno.
Por lo mismo que en el encuentro del lunes, los presidentes de partidos, abordaron en profundidad los temas que están provocando la baja popularidad del gobierno y las disputas al interior del propio pacto. En materias de corto plazo se analizaron particularmente la agenda laboral, en la que "la NM está cada día más cerca de un acuerdo" plantea uno de los comensales, y la reforma educacional.
Sobre esta última, se concordó la necesidad de concretarla de manera gradual, además de separar la gratuidad universal del proyecto de agencia de acreditación en educación superior. Otro aspecto que se conversó fue el relativo a intentar avanzar y aprobar rápidamente la ley de partidos, que ya ha dejado diferencias dentro de la NM.
En el actual escenario también complican a la NM los desafíos electorales de 2016 y 2017. En este ámbito, uno de los asistentes a la cena explica que en lo electoral "nos vamos a rearmar", por lo que para la próxima semana se agendó un encuentro con los secretarios generales y encargados electorales de los partidos para definir un cronograma. Adicionalmente, se pretende organizar visitas a las regiones, en una figura similar al gobierno en terreno que hace el Ejecutivo.
El contexto político complica a la Nueva Mayoría no sólo porque no es bueno para el país, sino porque amenaza con un gobierno de "debut y despedida", como de la Coalición encabezado por el ex presidente Sebastián Piñera, como ya advierten algunos parlamentarios molestos porque estiman que se diga lo que se diga "el gobiern no ha aterrizado el concepto de realidad sin renuncia que acuñó la Presidenta y eso es necesario para tratar de revertir las malas cifras de las encuestas".
Un dirigente de la coalición es más duro en su análisis, planteando que para que las cosas cambien "el gobierno tiene que aceptar más intervención de los partidos", algo que va justamente en la línea contraria de lo que Bachelet siempre ha hecho, que ha sido restarles fuerza.