Desde el momento en que la presidenta Michelle Bachelet anunció -en una entrevista con Don Francisco- que le había pedido la renuncia a todos sus ministros se sabía que venía un cambio importante, no sólo de nombres sino que también de estilo.
El ambiente enrarecido por las investigaciones judiciales a políticos, cuyas esquirlas llegaron a la casa presidencial, sumado al desorden interno de la Nueva Mayoría en medio de un proceso de reformas que se estaba escapando de las manos ante un escenario económico que hasta el 11 de mayo no se le tomaba el peso, fueron motivo suficiente para que la jefa de Estado diera un giro, sacando del equipo a los cerebros de su programa y colocando al mando del comité político (Interior, Hacienda, Segegob y Segpres) a nombres llamados a poner paños fríos, moderación, y realismo, para recuperar las confianzas.
El ministro del Interior, Jorge Burgos, llegó de inmediato a rayar la cancha diciendo que a él no le gustaban las retroexcavadoras. Pero mientras se acomodaban vino el traspié del nuevo Segpres, Jorge Insunza, quien a menos de un mes de haber asumido tuvo que renunciar tras develarse las asesorías que prestó a empresas mineras siendo presidente de la comisión de Mineria de la Cámara. Luego de semanas de incertidumbre, la Presidenta decidió colocar en ese ministerio a un hombre de su confianza y hasta esa fecha ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre.
Ya con equipo definitivo el gobierno acuñó la tesis del realismo sin renuncia presentada por el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés. Fue el jefe de las finanzas públicas quien expusiera al oficialismo los vaivenes de la economía y también las complejidades que traería la implementación de la reforma tributaria.
Tras el cónclave del pasado lunes, más dudas que certezas quedaron en el ambiente político respecto a la continuidad de esta política de moderación y realismo, luego de que la mandataria anunciara que las reformas seguían su curso. ¿Cómo quedan los nuevos miembros del gabinete?, ¿cuál es la impronta que pretenden consolidar a cargo de cada una de sus carteras?
Burgos, diálogo y moderación
Para varios parlamentarios de diversas tendencias la llegada de Burgos traía nuevos aires de diálogo y moderación, sin embargo el miedo es que quede coaptado a presiones externas y pierda el espaldarazo presidencial. "Creo que es un buen ministro, es la persona indicada en las circunstancias que vive el país, pero a ratos lo veo con freno de mano y eso tampoco es positivo. Siento que él debe ser el jefe de gabinete del gobierno, más que asumir solamente labores de orden público", comenta el diputado Gabriel Silber (DC).
Desde la oposición, el diputado Felipe Kast (Evopoli) expresa: "Siento que Burgos está haciendo un esfuerzo legítimo por cambiar el rumbo, el problema es que políticamente lo siento muy solo, no lo acompañan los partidos, no siento que el cónclave le haya podido dar consistencia a su aspiración".
Respecto a los desafíos, el jefe de bancada de diputados PC Daniel Núñez cree que debe integrar a la NM: "Al ministro Burgos, en los desafíos que le quedan es muy importante que sea capaz de integrar todas las miradas que hay dentro de la NM todas las visiones y desde ese punto de vista él juega un papel articulador".
Valdés, y el sinceramiento
El nuevo dueño de casa de Teatinos 120 llegó con la misión de recuperar las confianzas para la inversión y clarificar qué cosas se pueden y cuáles no, dentro del programa. A jucio de varios parlamentarios y al igual que Burgos, el temor es que se quede solo y no logre hacer valer su posición. "El realismo del ministro para señalar que no hay recursos y no embolinar la perdiz ha sido muy valioso para aterrizar al gobierno, pero me parece que no se ha consolidado esta posición como uno hubiese querido", apunta el presidente de la UDI, senador Hernán Larraín. Mientras que Silber reclama más autonomía: "Es un gran técnico, un buen profesional. Es el ministro de Hacienda que Chile necesitaba, pero me gustaría más libertad de la dupla Valdés-Burgos".
Díaz y el rol más político
Un total de 12 viajes a Valparaíso ha realizado el vocero Marcelo Díaz, contra solo cuatro del ministro del Interior, Jorge Burgos. Este dato, según varios parlamentarios, refleja el nuevo rol del vocero: ser un ministro más político y ayudar en la articulación de acuerdos. Un mandato que bajó directamente del salón presidencial en orden a establecer nuevos puentes con un diverso y cada vez más desordenado conglomerado. "Él está viniendo más al Congreso y creo que hace buenas vocerías. Tiene más veta política que el anterior ministro", apunta el jefe de la bancada de diputados PPD, Jorge Tarud.
En tanto, Nicolás Eyzaguirre, quien asumiera en junio pasado, para muchos aún sigue en período de ajuste, aunque se ha mostrado abierto al diálogo. La pregunta que algunos se hacen es cuánto durará este gabinete con las presiones y diferencias que se observan en la actualidad.
Lo positivo, lo negativo y los retos que enfrentan los cuatro ministros
Juan Cristóbal Portales, Académico UAI.
Ministro Jorge Burgos
Positivo: Buena gestión política para convencer a su partido y sectores importantes del PS y PPD de una necesaria gradualidad y realismo con renuncia si se quiere terminar de forma honrosa este gobierno y capear la crisis de confianza política y económica reinante.
Negativo: No ha podido superar con argumentos y estrategia política el poder y ascendencia de Pedro Guell y Ana Lya Uriarte en las definiciones de la Presidenta.
Retos: Revertir el escenario post-cónclave y validar la estrategia reformista gradual y que asuma complejidad y desafíos de crecimiento y productividad
Ministro Rodrigo Valdés
Positivo: Ha sido capaz de instalar de a poco, a nivel de actores políticos, un criterio de responsabilidad en el manejo de las arcas públicas, sincerar las pobres proyecciones de crecimiento y, por lo tanto, la necesidad de reformular de forma y fondo varias de las reformas.
Negativo: Su incapacidad para convencer a la Presidenta (como si lo hiciera en su minuto Velasco durante el primer gobierno de Bachelet), de adoptar una cuota de realismo con renuncia.
Retos: Solidificar la dupla con Burgos (más allá de ciertos puntos de prensa en la lógica del picado post cónclave) para encausar al gobierno a una ética de la convicción que converse con una ética de lo posible.
Ministro Marcelo Díaz
Positivo: Es capaz de sortear de mejor manera a nivel de vocería las inconsistencias e indefiniciones de su jefa.
Negativo: Una estrategia de comunicación no puede estar disociada de una estrategia y hoja de ruta política. Si la hoja de ruta y el mensaje son poco claros, la comunicación a la larga también lo será, más allá del talento del vocero.
Retos: Por estar en contacto más directo con medios y termómetro de las valoraciones ciudadanas debería ser quien más defienda una ética de gobierno guiada por la responsabilidad y no por las convicciones a medias.
Ministro Nicolás Eyzaguirre
Positivo: Su punto más positivo ha sido el instalarse como actor irrelevante de la agenda originaria de la Presidenta en el Congreso
Negativo: La pérdida de ese pragmatismo y sentido común que caracterizaron su gestión en gobierno de Ricardo Lagos.
Retos: Que la fuerza de la razón lo obliguen a capitular y reinventarse como actor relevante del resurgimiento del gobierno desde una mirada más realista y responsable en alianza con el resto de gabinete.