La Comisión Europea aclarará mañana a
los Estados miembros cómo pueden ayudar al sector automotor a superar la crisis, teniendo en cuenta los límites que
fija la legislación comunitaria.
El Ejecutivo de la UE es consciente de la gravedad de la
situación que atraviesan los fabricantes e vehículos europeos, acuciados por
la caída de la demanda y la falta de financiación, y sabe también la
repercusión social -en términos de empleo- que estos problemas
pueden acarrear al conjunto de la economía europea.
Pero sobre todo la entidad quiere evitar que los distintos países empiecen a
adoptar medidas para salvar su industria nacional, por el riesgo de
problemas para la competencia y de ruptura del mercado interior que
desencadenaría esa estrategia.
La chispa saltó con el anuncio del presidente de Francia, Nicolas
Sarkozy, de un plan para ayudar a las empresas francesas automotrices y
evitar que trasladen la producción, por ejemplo, a la República
Checa.
Efectivamente, los créditos a bajo interés que Francia va a
conceder a sus principales fabricantes -Renault, PSA (Peugeot
Citroën) y Renault Trucks- están condicionados a que no cierren
fábricas en territorio francés ni haya despidos.
La Comisión Europea ya ha hecho notar a París sus reservas sobre
estas medidas y también ha pedido explicaciones al Gobierno español
-que sólo dará ayudas a los fabricantes que se comprometan a no
destruir empleo- y al italiano sobre sus respectivos planes.
En el caso de España, Madrid tiene de plazo hasta la próxima
medianoche para enviar a Bruselas las aclaraciones solicitadas sobre
el Plan Integral del Automóvil, cuya dotación total es de US$ 5.194 millones.
Las iniciativas de estos países han sido recibidas también con
suspicacia por algunos de los nuevos socios comunitarios, como la
República Checa -que ocupa este semestre la presidencia de la UE-,
que las tachan de proteccionistas.
El presidente checo, Mirek Topolanek, ya dejó claro que uno de
los objetivos de la reunión informal de líderes de la UE que tendrá
lugar en Bruselas el próximo domingo es garantizar que los Estados
miembros no respondan a la crisis económica con medidas
proteccionistas.
En ese contexto y sólo unos días antes de esa cumbre, los
responsables europeos de Industria, Günter Verheugen, y Competencia,
Neelie Kroes, presentarán mañana unas orientaciones básicas sobre
qué tipo de asistencia se puede ofrecer a uno de los sectores más
importantes de la economía europea y también de los más golpeados
por la crisis.
En primer lugar, Bruselas recordará los instrumentos que ofrece
la legislación comunitaria, entre los que figuran incentivos para la
sustitución de vehículos viejos por otros menos contaminantes y las
subvenciones dirigidas a fomentar la innovación y la reducción de
emisiones, así como las reducciones temporales de empleo.
Asimismo, la Comisión fijará los límites -marcados por la
normativa sobre ayudas de Estado- que cualquier medida diseñada ante
la actual crisis debe respetar.