Estados Unidos tiene la voluntad de trabajar junto a Irán y Rusia para solucionar el conflicto en Siria, dijo ayer el presidente Barack Obama, quien sin embargo insistió en que no habrá una vuelta al status quo bajo el líder Bashar al-Assad.
Obama, quien habló ante la Asamblea General de la ONU, describió a Assad como un tirano y el responsable de una guerra civil que ha dejado más de 200.000 muertos y millones de desplazados.
Pero Obama no pidió explícitamente la salida de Assad y sugirió que podría haber una "transición tutelada", en una nueva señal de que pese a la animosidad contra el líder sirio, Washington espera verlo en su puesto por algún tiempo más.
En contraste, el presidente ruso, Vladimir Putin, sugirió que no hay otra opción que colaborar con las actuales autoridades sirias. "Creemos que es un error enorme negarnos a cooperar con el Gobierno sirio y sus fuerzas armadas, que están luchando valientemente contra el terrorismo", sostuvo.
"Solamente las fuerzas armadas del presidente Assad y las milicias (kurdas) están luchando contra el Estado Islámico y otras organizaciones terroristas en Siria", agregó.
Obama se mostró además convencido de que "el cambio llegará a Cuba" y el Congreso estadounidense acabará levantando "inevitablemente" el embargo económico y financiero que pesa sobre la isla caribeña.
El presidente estadounidense podría sostener un encuentro hoy en Nueva York con su par cubano, Raúl Castro, que sería el primero después de restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países.
Por su parte, el presidente Chino, Xi Jinping, reafirmó el compromiso de su país con la paz mundial y recalcó que el respeto a la soberanía y el principio de autodeterminación de los pueblos son baluartes para una convivencia civilizada entre las naciones. Xi culminó su discurso con la promesa de US$ 1.000 millones para el Fondo de Desarrollo y Paz de la ONU.
Brasil pide confianza
Entre los representantes latinoamericanos, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo que el país es perfectamente capaz de superar sus actuales dificultades económicas mediante las políticas de austeridad fiscal con las que busca recuperar la confianza de los inversionistas. "Brasil no tiene ningún problema estructural grave. En general, nuestros problemas están muy acotados a las circunstancias actuales", dijo.