Delivery en alerta: los frentes que encaran las empresas de última milla en Chile
Las empresas de última milla le dieron nuevo brillo a la industria de la logística y ayudar a romper con el modelo tradicional de venta de las grandes compañías.
- T+
- T-
PedidosYa, Rappi y UberEats fueron ganando adeptos gracias a la rapidez en los despachos, características que los dejó en un puesto aún más privilegiado con la llegada de la pandemia, considerando el cierre de restaurantes y tiendas de comida rápida.
A lo anterior se sumó el aumento progesivo de los repartidores asociados a las aplicaciones y los servicios que ofrecen.
Así, las diversas empresas de despacho a domicilio fueron tomando cada vez más protagonismo. Sin embargo, en el camino han ido apareciendo dificultades. Las compañías de este sector enfrentan hoy distintas batallas relacionadas a su operación. Algunas de ellas, incluso, han llegado a la Fiscalía Nacional Económica (FNE) y otras se están discutiendo en el Congreso.
Estos son los frentes que rodean a las apps:
1. El caso que puso la lupa en el sector
El primer caso que puso a las nacientes aplicaciones de última milla bajo la lupa fue cuando, el año pasado, la aplicación Glovo anunció su salida de Chile -y de Egipto-, lo que causó sorpresa en la industria.
Sin embargo, unas semanas después de conocida la decisión se supo que estaba motivada porque uno de los accionistas de ella, Delivery Hero, había optado por privilegiar otra de las empresas en las que participa, Pedidos Ya, para desbloquear una ronda de financiamiento que estaba haciendo Glovo.
Esto impulsó a la Fiscalía Nacional Económica a mirar el caso de cerca e, incluso, los diputados Giorgio Jackson (RD) y Gonzalo Fuenzalida (RN) presentaron una denuncia ante este organismo.
En la industria se sigue con atención el tema, porque la FNE no ha dado señales de los resultados de la investigación, lo que pareciera indicar que sigue avanzando.
2. Integración de negocios
Pero no es lo único que ha pasado. Esto porque los temas de libre competencia siguen rodeando a la industria. Hace unas semanas la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, señaló que recurriría a la FNE por diversas prácticas en que estarían incurriendo las aplicaciones de reparto.
En su denuncia, en una entrevista radial, mencionó que algunas de las empresas estarían dando un giro a su operación para crear supermercados en bodegas, además de las llamadas dark kitchen o "cocinas oscuras", lo que podría ser considerado competencia desleal.
La autoridad se refería, en el primero de los casos, a un supermercado virtual levantado por la uruguaya PedidosYa en su municipio. La aludida se defendió: es "una empresa constituida en Chile, respetando todos los requerimientos y las normas locales".
La compañía dijo que "cada uno de sus supermercados 'PedidosYa Market' cuenta con las habilitaciones y permisos correspondientes". "El supermercado virtual, ubicado en la comuna de Providencia, está completamente al día con los requerimientos de dicha comuna y de los distintos entes reguladores", enfatizó.
En Rappi defendieron además el rol que están jugando las cocinas oscuras, es decir, aquellas que tienen foco en el delivery. "Observamos que para muchas pymes, operar a través de dark kitchen, es una oportunidad que les permite reinventarse, incrementar sus ventas y llegar a nuevos clientes y barrios", dijeron.
Pero, entre los restaurantes están atentos al desarrollo del segmento. Máximo Picallo, presidente de la Asociación Chilena de Gastronomía (Achiga), señaló que existe preocupación en la industria y que el crecimiento sería un riesgo a futuro, a raíz del crecimiento que puedan experimentar.
Juan Pablo Lorenzini, socio de Cisternas y Cía. Abogados, exsubfiscal nacional económico, dijo que, en sí misma, la conducta de las aplicaciones de reparto no es desleal, pero un tema a analizar será ver el efecto que produce que estas mismas aplicaciones generen nuevos negocios dentro de la cadena, integrándose verticalmente, lo que podría darles mayor poder de mercado respecto de otros actores, por ejemplo restaurantes independientes, al momento de negociar tarifas.
"El problema es acreditar que las conductas de las empresas podrían llevarlas a esta posición, y me parece que, con los antecedentes de hoy, es difícil de acreditar", apuntó.
3. Cobro de comisiones
Otro frente, igual de complejo, corresponde a las comisiones que las aplicaciones de delivery cobran a restaurantes, y que rondan entre el 18% y 35% del ticket de cada venta.
Según Picallo, de Achiga, cada restaurante negocia el valor; sin embargo, señaló que debiese haber más competencia para que las comisiones "vayan bajando".
"Para la industria gastronómica el delivery es algo que llegó para quedarse; es bueno que haya empresas que resuelvan el problema de la última milla, pero queremos que ojalá haya la suficiente competencia para que se regulen los precios", dijo.
Y concluyó: "En la medida en que haya más compañías, las aplicaciones competirán para bajarle la comisión a los restaurantes".
4. El frente laboral
Uno de los puntos más polémicos para las empresas que se desempeñan en la industria del delivery, no sólo en Chile sino en el resto del mundo, tiene que ver con la existencia -o no- de una relación laboral entre las operadoras y quienes realizan el reparto; y con ello, las obligaciones de cada una de las partes, según lo termine definiendo la ley de cada país.
En el caso de Chile, a inicios de junio, el subsecretario del Trabajo, Fernando Arab, había anunciado la conformación de una mesa para debatir una posible regulación -mesa de diálogo que ya finalizó- para las personas que se desempeñan como repartidores de aplicaciones móviles.
Hoy, el debate está más tenso que nunca. A juicio de las aplicaciones, éstas funcionan como "intermediarias" entre los conductores y los clientes finales, por lo que no existiría una relación laboral de dependencia y subordinación.
Al respecto, el gerente de Asuntos Gubernamentales de Uber, Nicolás Sánchez, dijo compartir la necesidad de promover mejores condiciones para quienes desean generar ingresos usando la tecnología. Sin embargo, agregó que esas soluciones deben ser compatibles con la realidad del modelo de plataformas tecnológicas. "La palabra clave es la intermediación", aseveró.
"El proyecto que está en la Cámara de Diputados quiere fijar la regulación como una relación laboral tradicional y eso no existe en ninguna parte del mundo. No existe. Si este proyecto avanza, lo que haría en la práctica es hacer inviable el modelo de las plataformas tecnológicas en Chile", agregó.