James A. Robinson, Premio Nobel de Economía 2024: “Ha habido un progreso enorme en Chile. Es momento de llevar las cosas al siguiente nivel”
El académico de la Universidad de Chicago, galardonado este lunes, insiste en destacar la calidad del debate en el país y considera que se podría crecer más, pero con una estrategia que busque ir más allá de exportar materias primas.
Por: Francisca Guerrero | Publicado: Miércoles 16 de octubre de 2024 a las 04:00 hrs.
Su análisis cuenta con elementos frescos, pues hace menos de un mes visitó el país para participar de un seminario donde compartió con dos exministros de Hacienda, Andrés Velasco e Ignacio Briones. Por ello, no es raro que domine desde asuntos como los fallidos intentos de cambio de Constitución, hasta detalles del “escándalo con el señor Hermosilla”, comentó en esta conversación.
En el libro Por qué fracasan los países, de su coautoría junto a Acemoglu, hace varias referencias a Chile. A la fecha de su publicación, en 2012, ambos exponían el caso nacional como ejemplar en la región, por la fortaleza de sus instituciones y cómo esto ha permitido dar pasos hacia el desarrollo. Desde entonces, mucha agua ha corrido bajo el puente, pero esa visión favorable no ha cambiado. “Soy optimista sobre Chile”, reafirma.
“Chile es como un estado de derecho con favoritismo y hay que estar con las personas favorecidas para tener éxito. Ese aspecto tiene que desaparecer”.
“Necesita una estrategia para pensar en qué sectores crecer, cómo crecer y cómo aprovechar todo el tipo de habilidades y talentos que hay en el país. Eso hicieron los australianos de manera brillante”.
- En el libro ya mencionan el caso de Chile y ha podido seguir de cerca su acontecer, incluyendo el estallido social, hace casi 5 años. ¿Desde su visión, el país está más cerca o lejos del desarrollo que observó en 2012?
- Creo que está más cerca. Ha habido un progreso enorme en Chile. Es momento de llevar las cosas al siguiente nivel. Creo que el debate constitucional no concluyó nada, pero así es la democracia. Escribir una Constitución es difícil.
Pero lo que veo en Chile es que el debate trata realmente de cosas reales. La gente discute sobre los problemas reales del país. No es como en México, donde el exPresidente (Andrés Manuel) López Obrador pasaba horas en televisión actuando o hablando de cosas que nunca sucederán. El Presidente (Gustavo) Petro no tiene idea de cómo implementar nada. Todo es simbólico, un poco teatral. Mira a Argentina, al Gobierno del Presidente (Javier) Milei, eso no es serio, él no tiene una estrategia seria para cambiar su país y tampoco la tenían los peronistas.
Chile no es así. El debate es sobre cuestiones serias que no son fáciles de conciliar. Pero, además, tiene una historia de lidiar con esos temas. En Chile hay elecciones democráticas, muy libres, nadie compra votos, nadie acusa al otro lado de corrupción. Ese es un proceso democrático serio, un estado de derecho.
Por supuesto que hay desacuerdos en la sociedad. Pero el conflicto social es una llamada de atención porque todavía hay muchos elementos, déjeme decirlo, muy oligárquicos en la sociedad chilena. Todavía hay muchos tipos de conexiones sociales que son muy importantes para salir adelante. Hay muchas barreras para la movilidad social.
La esposa y colega de la Universidad de Chicago, María Angélica Bautista, fue quien despertó a James A. Robinson la madrugada del lunes para informarle que era uno de los ganadores del Premio Nobel de Economía.
Aun así, no es una coincidencia que fueran los escolares los que empezaron todo con la Revolución Pingüina, porque los jóvenes miran hacia adelante, ellos están en la escuela y ven que no pueden tener éxito a menos que hayan ido a la escuela correcta o que tengan determinados contactos. Chile es como un estado de derecho con favoritismo y hay que estar con las personas favorecidas para tener éxito. Ese aspecto de la sociedad chilena tiene que desaparecer.
Pero cualquier país exitoso enfrenta esos desafíos, de avanzar y construir instituciones para profundizar la inclusión. Me ha impresionado mucho la forma en que el Presidente (Gabriel) Boric ha lidiado con estos reveses y la forma en que se ha desempeñado. Es un hombre serio.
- Si las instituciones son la clave, ¿cuáles serían las que se pueden hacer cargo de los problemas que referencia? ¿Cómo avanzar al desarrollo?
- La desigualdad ha disminuido mucho, pero sigue siendo muy alta. Existen barreras a la movilidad social y muchas de ellas son difíciles de cambiar porque son de tipo sociológico, están arraigadas en prácticas informales, que son menos susceptibles de cambio. No se puede cambiar la sociedad necesariamente reescribiendo la Constitución.
Pero veo que en Chile hay una conciencia real sobre estos problemas y hay una comprensión real de que las cosas tienen que cambiar. ¿Qué instrumentos deben usarse? No sé la respuesta a eso. Es una pregunta abierta. Se trata de cómo se asignan los puestos de trabajo, cómo se contrata a la gente, de intentar profundizar la meritocracia, de intentar abrir oportunidades para la gente que no tiene las conexiones sociales adecuadas y que proviene de diferentes orígenes sociales.
La Constitución trataba de eso, pero los chilenos decidieron que esa no era la forma correcta de proceder. No hay una agenda política para eso hoy y no sé exactamente cómo se pueden resolver esos problemas. Pero lo primero que hay que saber para resolver un problema es reconocer que existe, y eso es, a menudo, es más difícil que encontrar una solución.
Pensar globalmente
- ¿Qué papel podría desempeñar el sector privado?
- Ha habido muchos escándalos de corrupción en el sector privado en Chile en los últimos años y ahí es donde ha habido mucho favoritismo. Justo cuando estuve allá, en septiembre, hubo todo este escándalo con el señor Hermosilla, por ejemplo.
Eso tiene que cambiar. El sector privado tiene que operar de una manera diferente y, honestamente, eso es en su propio interés.
Siempre me gusta comparar a Australia con Chile. ¿Qué tiene Australia? Riqueza en recursos naturales como Chile. ¿Qué hizo Australia? Invirtió en educación y en las industrias en las que estaba especializada. Así que mira a las compañías mineras más grandes del mundo, BHP, Rio Tinto... son australianas. Puedes estar en el medio de África, en el Congo, ¿y a quién conoces? Ingenieros de minas australianos, empresarios australianos. ¿Dónde están los chilenos? En ninguna parte. Se quedaron en Chile. Ese horizonte de las élites del sector privado tiene que cambiar. Tienen que pensar globalmente. Tienen que pensar, “bueno, hay cobre en África, sabemos cómo hacer las cosas con el cobre. Vamos a África. Vayamos a donde sea que esté el cobre”. Creo que han estado mirando demasiado hacia dentro y no han sido lo suficientemente ambiciosos. Esa transición tiene que ocurrir.
- A propósito de corrupción que menciona... ¿Qué tan nociva resulta para las instituciones chilenas?
- Chile siempre ha sido un gran ejemplo, en cierto sentido. Por ejemplo, no hubo ningún escándalo de Odebrecht en el país y eso se debe a la fortaleza institucional. Pero siempre hay corrupción, siempre hay incentivos para cometer actos de corrupción. Quizás esto sea un buen recordatorio para los chilenos de que no están exentos de estas presiones. No están exentos de los desafíos que enfrentan muchos países de América Latina.
Yo no hablo mucho de corrupción. La corrupción nunca se menciona en “Por qué fracasan los países” y eso se debe a que, para mí, la corrupción es una especie de síntoma de debilidad institucional. Ya sabe, la razón por la que en Chile ha habido tan poca corrupción en comparación con otros países es la fortaleza de las instituciones, el imperio de la ley y el sistema judicial que funciona mucho mejor que en otras partes de América Latina. Pero eso no significa que no haya incentivos para cometer actos de corrupción.
Así que esto es una especie de llamada de atención para que los chilenos examinen más de cerca sus instituciones.
- Se le escucha bastante optimista respecto a Chile, pero ¿cuál es su parecer respecto al clásico debate sobre si se está creciendo lo suficientemente rápido?
- Podría decirse que todavía depende demasiado de sus recursos naturales. Si nos fijamos en las exportaciones chilenas, está completamente dominada por los recursos naturales, como el cobre, pesca, silvicultura, vino, uvas, etc... No quiero decir que deba competir con China en la producción de iPhones o con Taiwán en la producción de microprocesadores. Aquí vuelvo al ejemplo de Australia. Chile tiene que averiguar en qué es bueno y en qué puede ser bueno y cómo aprovechar lo que tiene y ampliarlo. Así que, ¿creo que podría crecer mucho más rápido? Sí, pero creo que eso necesita una estrategia, pensar en qué sectores crecer, cómo crecer y cómo aprovechar todo el tipo de habilidades y talentos que hay. Eso hicieron los australianos de manera brillante. Hay desafíos allí pero, ya sabes, soy optimista sobre Chile.
“Las naciones fracasan cuando tienen instituciones extractivas, es decir, reglas que concentran el poder y la autoridad”
Según Robinson, América Latina tiene una larga historia con ese tipo de instituciones, siendo ejemplo actual de aquello Venezuela.
Múltiples publicaciones, editoriales, idiomas y el título de best seller en varios lugares del mundo hacen de Por qué fracasan los países una obra consagrada, ahora, con el sello del Premio Nobel de sus dos autores: Daron Acemoglu y James A. Robinson. Este último asegura que no fue capaz de predecir su éxito cuando se publicó, pero también detalla que no es casual que su lectura supere los límites del mundo económico.
- ¿Esperaba que este libro alcanzara tal popularidad y 12 años después lo hiciera merecedor de un Nobel?
- No, en absoluto. Pensamos que habíamos descubierto mucho en nuestra investigación, por lo que debíamos intentar llegar a un público más amplio. Realmente, no teníamos claro si seríamos capaces de hacerlo.
Como académico aprendes a escribir artículos científicos y a presentar ideas de una forma determinada. No es fácil presentar ideas de una forma diferente, más accesible. Así que no estábamos seguros de poder lograrlo, pero queríamos intentarlo de todos modos y creo que lo hicimos.
¿Qué conceptos clave destaca de esa obra?
- Entendemos a las instituciones como las reglas que las personas eligen colectivamente para gobernar sus sociedades y hacemos esta distinción fundamental entre instituciones inclusivas y extractivas.
Las naciones fracasan cuando tienen instituciones extractivas, es decir, reglas que concentran el poder y la autoridad en un pequeño número de manos de personas y excluyen a la mayoría de los incentivos y oportunidades.
América Latina, por ejemplo, ha tenido una larga historia de instituciones extractivas. Pensemos en Venezuela en este momento, que tiene una especie de dictadura dirigida por los restos del movimiento del Presidente Hugo Chávez y los militares, no hay democracia. El poder está concentrado en las manos de esa gente. Las oportunidades económicas están concentradas en las manos de esa gente. La mayoría de los venezolanos están empobrecidos. Millones han huido del país. Eso es lo que hacen las instituciones extractivas.