Reflexiones de Larraín a un año del conflicto social: “Hay problemas reales en la economía chilena”
“En Chile hay un exceso de ideologismo y el exceso de ideologismo es complejo para que los países puedan avanzar al desarrollo”, plantea.
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Guillermo Larraín afirma que a nadie se le pasó por la cabeza lo que iba a pasar el 18 octubre. Sin embargo, recalca que hubo voces, entre ellas la suya, que advirtieron que se estaba incubando una cuestión compleja de manejar si no se tomaban medidas.
“En el libro nuestro “El otro modelo” hay una sección que se llama la salida por las buenas o por las malas, porque veíamos que uno puede eventualmente conducir un proceso de reformas ambicioso y exitoso con un gobierno con ganas y una oposición que se allana a los cambios; o la postergación de esas reformas lo que hace es que terminan en algo parecido a lo que pasó acá”, precisa.
- En retrospectiva ¿cambió su mirada a la hora de hacer propuestas?
- Lo importante es que eso le haya pasado a Chile. Llevo años tratando de promover formas de resolver los problemas de una manera distinta. En la reforma de pensiones de 2013 hice una propuesta que se llamaba el seguro para la cuarta edad, que en el fondo era un sistema de reparto, pero para los más más viejos. Esa era una propuesta out of de box, no existe en ninguna parte del mundo y todavía estoy esperado que algún país se interese. En la reforma de 2018, la idea de hacer una licitación de afiliados también fue una cuestión que surgió desde la Superintendencia junto con Salvador Valdés.
El problema es que en Chile hay un exceso de ideologismo y el exceso de ideologismo es complejo para que los países puedan avanzar al desarrollo. Hay muy poco pragmatismo. Las ideologías son ideas muy globales y los problemas que enfrentan los países para salir del subdesarrollo son problemas prácticos que hay que ir resolviendo caso a caso con mucha flexibilidad y espero que Chile esté aprendiendo de esta dura lección que nos está tocando vivir.
- ¿Cree que hemos aprendido algo?
- Creo que sí. Va a ser más claro todavía después del proceso constituyente. No obstante que al inicio va a haber mucho resquemor y mucha desconfianza, me da la impresión -por lo que hemos visto en los casos de Colombia, España, Sudáfrica que hemos analizado en la Facultad-, que esa desconfianza inicial, si se maneja bien y, es un supuesto importante, son procesos que se pueden superar en la medida que nos demos cuenta de que tenemos más cosas en común.
- Suena distinto a quienes ponen el acento en la caída de la inversión que traería el proceso.
- Probablemente, la inversión va a resentirse en todo este ciclo. Ahora, la pregunta es si ganamos algo con esa postergación y creo que sí. Creo que la detención de la inversión es inevitable, porque en el escenario alternativo -donde no hubiese un proceso constituyente- no hay paz social garantizada. El error es pensar que el estallido social es algo que vino organizado por tres o cuatro mentes brillantes y despiadadas. Eso no es así, acá hay problemas reales en la economía chilena y mientras no los resolvamos esta cuestión va a seguir así.