Jadresic: "En el exterior están sorprendidos del deterioro en los fundamentos de Chile"
Señala que la recuperación dependerá de que se logre contener la violencia y asume que la carga tributaria del país tendrá que subir en el largo plazo.
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El impacto del coronavirus en el país, tanto en la actividad como en el mercado laboral, llevan al economista jefe de Moneda Asset Management, Esteban Jadresic, a prever que el Producto Interno Bruto (PIB) caerá 6,3% este año para recuperarse un 5,3% el siguiente.
Eso sí, este ingeniero de la U. de Chile y doctor de Harvard reconoce que “nunca había tenido una incertidumbre tan grande para proyectar la economía chilena”.
De hecho, su rango de PIB oscila entre 0% y 9% para 2021.
¿La razón? “No sabemos cómo va a evolucionar la pandemia, el desconfinamiento, el impacto de las medidas económicas, la economía internacional, la política y, sobre todo, la violencia”, enfatiza el exejecutivo del Banco Central, quien también aborda algunas visiones a título personal, como por ejemplo el escenario electoral.
- ¿Ya pasó lo peor?
- Los datos de Imacec sugieren que el piso se alcanzó en mayo, pero la mejora posterior es pequeña y tenemos todavía una incertidumbre tremenda. Respecto a las restricciones sanitarias, estamos viendo la luz al final del túnel, pero se van a levantar gradualmente con riesgo de recaída y que, en algunos sectores, tendrán consecuencias más duraderas.
- ¿Cuán rápida será la recuperación?
- A corto plazo, la reactivación va a depender fundamentalmente de que tengamos un buen desconfinamiento. Si uno mira la evidencia para los países que han reabierto sus economías, una parte importante de la actividad se recupera muy rápido. Los datos de movilidad sugieren que ha sido en torno a un 60% en sólo tres meses.
Siempre hay riesgos, pero uno debería esperar que haya una recuperación importante, parcial pero importante, si avanza el desconfinamiento.
- ¿Qué otros factores pesarán?
- El avance del desconfinamiento ayudará. Eso sí, para que tengamos una reactivación sostenible necesitamos frenar la violencia. No habrá reactivación si no frenamos la violencia. Podemos dar muchos subsidios de contratación, incentivos a la inversión, empujar las concesiones, dar financiamiento a las PYME, pero nada de eso será suficiente si el emprendedor ve que sus proyectos pueden ser destruidos por la fuerza física o por un entorno de políticas e instituciones que están en decadencia producto de esa violencia.
Pero el tema no queda ahí, porque los costos de la violencia también incluyen los costos indirectos derivados de la pérdida de confianza en el futuro. Si ves la posibilidad de nuevos brotes de violencia física y le agregas las funas y las amenazas en las redes sociales, todo eso deteriora la deliberación democrática y la calidad de las políticas públicas.
- ¿El rebrote de la violencia es el principal factor que puede lastrar la recuperación?
- A corto plazo, el desconfinamiento es lo más importante, pero una recuperación más sostenible va a depender en primer nivel de contener la violencia. No es lo único, va a importar también el proceso para una nueva Constitución, todas las elecciones que tenemos por delante, nuestro sistema político y las medidas que se vayan tomando. Pero el punto neurálgico es el de la violencia.
- ¿Cuál es la visión de los inversionistas extranjeros respecto a Chile? Por su rol en Moneda interactúa mucho con ellos.
- Desde afuera están bastante sorprendidos de lo que ha pasado en Chile, del deterioro en sus fundamentos de mediano y largo plazo. Inicialmente, lo tomaron como “dolores del crecimiento”, pero hoy tienen más incertidumbre respecto de lo que pueda venir.
En los hechos, los mercados esperan que en los próximos años tengamos caídas en la clasificación de riesgo de Chile de, por lo menos, dos o hasta tres escalones, lo cual sería un deterioro muy importante. Eso tiene que ver, en parte, con el mayor endeudamiento inicial para responder al estallido y luego para reaccionar a la pandemia, como también con la percepción de que el entorno político y social va a castigar el crecimiento.
- ¿Les preocupan las elecciones presidenciales en 2021?
- Una de las fuentes de preocupación es que tengamos alternativas tan polarizantes como puedan ser desde Daniel Jadue hasta José Antonio Kast. Ayudaría mucho que surja una candidatura con liderazgo para escuchar a la gente y unir a los chilenos. ¿Quién? Puedo decir un nombre: Sebastián Sichel, que creo que sería una candidatura muy buena para lograr los propósitos que queremos, alguien moderado y que escuche a la gente y una a los chilenos.
“La carga tributaria tendrá que ser mayor”
- ¿Cómo ve la discusión sobre el impuesto al patrimonio?
- Desde una perspectiva económica, es un proyecto miope. Dice que es para financiar el gasto social por la emergencia, pero la evidencia muestra que no son 2,4 puntos del PIB lo que recauda, sino que en el promedio OCDE es menos de 0,2 puntos. Pero aparte de eso, el aumento en recaudación lo haría a costa de reducir la recaudación futura necesaria para satisfacer las demandas sociales. Dicho de otra manera, es dispararse en los pies.
Sea transitorio o no, la aprobación de este impuesto daría una señal clara en Chile y afuera de que la creación de riqueza acá ya no es bienvenida.
Ahora, esto no quiere decir que no se deba ni pueda hacer nada para que los súper ricos se pongan con más. El tema es que es un proyecto mal enfocado.
- ¿Hay que buscar otras maneras para que los altos ingresos contribuyan más?
- No cabe duda que con los recursos que se están comprometiendo para enfrentar la pandemia y los gastos sociales que tenemos para adelante en Chile, como en todo el mundo, la carga tributaria a futuro va a tener que ser mayor, y ahí creo que efectivamente los súper ricos van a tener que ponerse con más. Aunque también el resto, porque los recursos no son infinitos y el arsenal que ha puesto el Estado en esta coyuntura es el más potente de cualquier otra economía emergente y está al nivel de lo que se está haciendo en las economías avanzadas.
Su propuesta en pensiones: crédito tributario por las cotizaciones pagadas
- ¿Cuán en entredicho está el sistema previsional chileno luego del debate del 10%?
- No cabe duda que necesitamos una reforma importante al sistema de pensiones y creo que sería muy valioso que se resuelva pronto. O sea, seguir postergándolo solo agrava el problema. Los diagnósticos vienen desde la comisión Marcel en 2006 y la comisión Bravo el 2015 y no enfrentarlo prolonga una incertidumbre esencial y que se puede reducir.
Las propuestas del Gobierno y de la oposición hasta hace poco no eran muy distintas. Creo que debiesen tener consideraciones más políticas y mostrar que todavía es posible llegar a acuerdos razonables. Ahí quizás la mayor diferencia ha sido si la parte solidaria de este aumento en las cotizaciones debiese ser vía cotizaciones laborales o vía impuestos generales. Hay que buscar fórmulas que acerquen a las partes.
- ¿Tales como?
- Por ejemplo, esas diferencias se podrían resolver complementando las cotizaciones laborales con una reforma al impuesto Global Complementario que baje el mínimo exento, que revise la escala de tasas de tributación y dé un crédito tributario por un monto equivalente a las cotizaciones pagadas. Esto permitiría que la solidaridad se extienda a quienes tienen ingresos pero no cotizan, acercándose a la idea de que esto se pague con impuestos generales. Eso hace también que el impuesto al trabajo, que significa una cotización solo laboral, se convierta en un tributo a la renta.
Hay que buscar fórmulas, aquí importa que este tema se despeje porque ya llevamos demasiado tiempo y lo único que uno ve es que se van polarizando las posiciones sin resolver el problema.
- ¿Cómo ve la idea del ministro Briones de recaudar cotizaciones a través del IVA?
- Es una opción, pero hay que considerar que el IVA en Chile ya es alto desde el punto de vista de la comparación con los países OCDE. Donde realmente tenemos una diferencia sustancial en nuestra estructura tributaria es el impuesto a la renta personal. Lo más importante en esto es lograr un acuerdo, avanzar y no seguir postergando el tema. Esa es la clave. Todas las opciones son explorables.
- ¿Llegar a un buen acuerdo en pensiones podría cambiar los ánimos de cara a los inversionistas extranjeros?
- Sí, claro, este es un tema muy fundamental tanto en lo económico como en lo social y lo político. En su cuenta pública el Presidente acertó en llamar a la unidad de los chilenos y, en especial, del Gobierno y la oposición.