Dinero en bolsillos de las familias cierra 2022 en números rojos por segunda vez en la historia
El agregado monetario M1 se contrajo un 27,6% el último mes de 2022. La caída del año pasado fue de 13,8% en su conjunto.
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Un año de ajustes fue 2022 para la economía chilena, y la liquidez en los bolsillos de las familias da cuenta de ello. Los agregados monetarios -el dinero en poder del sector privado no bancario- siguieron ajustándose al cierre del año, específicamente el M1, el concepto más líquido del dinero, que en diciembre cayó por octavo mes consecutivo y cerró el año en números rojos por segunda vez en la historia.
El M1 -billetes y monedas en circulación, cuentas corrientes y a la vista- se contrajo un 13,8% el año pasado, luego de crecer más de 40% en 2020 y 2021, años marcados por los retiros de fondos desde las AFP y por las ayudas fiscales para hacer frente a la pandemia.
Los registros del Banco Central datan de 1965, y desde ahí el M1 solo había anotado una merma anual, en 1982, cuando la baja fue de 4,8%.
En diciembre, la disminución del agregado fue de 27,6%, en línea con su baja de noviembre y con la tendencia de los últimos meses.
Martina Ogaz, analista de EuroAmerica, explica que el derrumbe “muestra que las formas más líquidas del dinero ya registran un claro ajuste, en línea con un proceso de alza de tasas del Banco Central y el fin de las ayudas fiscales directas hacia las familias”.
La caída de diciembre, precisa María José Castro, economista de Inversiones Security, “es coherente con el proceso de normalización de la liquidez ante los desequilibrios acumulados el año 2021 que se ha venido dando durante casi todo el último año”.
Y, Carmen Gloria Silva, economista de Santander, añade que la baja se debe a la aún elevada base de comparación y a los menores saldos en cuentas -vista y corriente-, “producto del desahorro de las inyecciones excepcionales y el proceso de desaceleración económica”. Añade que “una menor tenencia de activos líquidos es el reflejo del ajuste en los niveles de consumo y gasto, lo que ha permitido ir enfriando el sobrecalentamiento económico pospandemia”.
Otros agregados
El M2 -que además del M1 considera los depósitos a plazo en pesos chilenos- creció un 2,9% anual en diciembre, más que el 1,9% de noviembre. Esto, detalló el Central, por una mayor contribución de los bonos bancarios y depósitos a plazo.
Castro detalla que los retrocesos del M1 en general han ido acompañados de aumentos en el M2, específicamente en los depósitos a plazo, “lo que está señalando que la economía está optando por tener menos liquidez”, explica.
Y el M3 (el M2, los depósitos en moneda extranjera y la tenencia de bonos por parte del sector privado no bancario) aumentó un 3,3% en diciembre, moderándose desde el 3,5% previo, por la menor tenencia de documentos del ente emisor en manos del sector privado no bancario y de los depósitos en moneda extranjera.
Lo que viene
Silva plantea que este año seguirán las caídas del M1, pero cada vez de menor magnitud por las menores bases de comparación.
“Una vez que se retomen los niveles de tendencia, hacia fines de 2023 o comienzos de 2024, se volverán a observar aumentos del M1”, relata, y acota que las ayudas sociales anunciadas la semana pasada por el gobierno no impactarían la trayectoria esperada para los agregados, por la focalización y magnitud.
Ogaz coincide y plantea que “aún queda espacio para nuevos ajustes de los agregados monetarios”, y señala que es esperable que estos indicadores vuelvan a ubicarse en niveles acorde a su crecimiento de tendencia en los próximos meses, en línea con una tasa de política monetaria que seguiría en niveles elevados al menos el primer trimestre, y un gasto fiscal que crecería “moderadamente” este año.
Castro prevé caídas del M1 al menos hasta marzo, “ante una actividad que va a continuar desacelerando en los próximos meses, y ante tasas de corto plazo que se van a mantener en los niveles actuales la primera parte del año”.