Banco Central Autónomo: la historia detrás del movimiento que buscó mover la aguja en el proceso constitucional

“¡Lo logramos!”.

Esto publicaba el martes en su cuenta oficial de Twitter (ahora X) el movimiento Banco Central Autónomo. Y es que el viaje fue largo. La iniciativa nació en 2020 luego de que se aprobara mediante plebiscito la opción de redactar una nueva Constitución para Chile. 

“Sentíamos que había en ese momento una oleada como refundacional y dentro de esa refundación nosotros decíamos que habían varios temas en Chile que efectivamente estaban funcionando mal, pero había instituciones que no estaban funcionando tan mal y que nosotros teníamos vislumbrado que iban a ser cuestionadas, entonces alguien tenía que defender ciertos principios”, dice Andrés Larraín, uno de los fundadores, sobre cómo nació la iniciativa. La idea la ejecutó junto a Fernando Irarrázaval y Gonzalo Oyanedel. Los tres son ingenieros de la Pontificia Universidad Católica.

“Creíamos que esa defensa no tenía que nacer desde los grupos involucrados directamente en el Banco Central -exconsejeros o académicos de economía”, cuenta Larraín, y asegura que su visión fue que “tenía que ser una organización ciudadana que se movilizara y que transmitiera en términos mucho más sencillos, ciertos conceptos importantes de la institucionalidad del Banco Central”. 

Así, comenzaron a hacer charlas a distintos grupos, una intensa campaña en redes sociales, elaboraron mangas y cómics, e incluso realizaron un concurso escolar sobre por qué suben los precios. Incluso tienen una mascota, un cóndor llamado “Autonomito”. “Nosotros le dimos una dimensión social al Banco Central”, explica el ingeniero.

Larraín relata que habían trabajado en temas relacionados a economía pero que no eran “los especialistas más grandes de Chile”, por lo que buscaron un consejo asesor en el que participan pesos pesados de la economía como Vittorio Corbo, expresidente del Banco Central; y Rodrigo Valdés, exministro de Hacienda; sumado a otros expertos como Luis Cordero, hoy ministro de Justicia; y Andrea Butelman, exministra del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), entre otros.

Con ellos se comunican a través de un grupo de WhatsApp, con el objetivo de resolver temas “más específicos”. “Ellos no nos dicen qué hacer, nos dan orientaciones técnicas”, asegura el fundador de Banco Central Autónomo.

El trabajo en ambos procesos

Tanto ante la Convención Constituyente como ante el Consejo Constitucional y la Comisión de Expertos, el grupo realizó diversas exposiciones. 

En el primer proceso, lucharon porque el nombramiento de los consejeros fuera escalonados y de a uno, porque las remociones sean con quórum alto y con causalidad específica para evitar “subjetividad política”, y que no haya un mandato dual (que considere estabilidad de la moneda y crecimiento económico, por ejemplo).

“Lo que nosotros siempre argumentamos en el primer proceso es que el Banco Central no iba a ser autónomo porque apareciera la palabra autónomo. Iba a ser autónomo si ciertas reglas institucionales le permitían actuar con dicha autonomía decretada”, relata su fundador.

En dicho proceso, dice Larraín que lograron “avanzar mucho”, y llegaron a un segundo curso donde las posiciones eran “mucho más moderadas”. De hecho, con el trabajo del Consejo Constitucional iba todo bien hasta que surgió la polémica por la facultad de comprar y vender en el mercado secundario instrumentos de deuda emitidos por el Fisco. “Lo que nosotros vimos detrás de esa lógica fue como volver al Banco Central de los años 80, en vez de estar en el Banco Central del año 2023”, reflexiona el ingeniero. El Consejo había votado eliminar esa facultad, pero finalmente la Comisión Experta la volvió a incluir.

Hoy, asegura que “es un buen texto constitucional para el Banco Central”.

Los desafíos a futuro

El trabajo está lejos de terminar. “Nosotros creemos que tarde o temprano los críticos del Banco Central van a volver a arremeter y uno tiene que seguir evangelizando de por qué es buena la autonomía del Banco Central”, postula Larraín.

Otro objetivo que tienen es luchar contra “populismos financieros”.

“Estuvieron los retiros de fondos de pensiones, hay proyectos de ley para eliminar la UF”, menciona el ingeniero, y dice que ellos quieren “estar como un grupo articulado para defender” el trabajo que hace la entidad presidida por Rosanna Costa, y para explicar e informar a la ciudadanía.