Positivo. Así es el balance que hace el abogado y columnista Jorge Navarrete del paso que dio la presidenta de la República al nominar a Jorge Abbott para fiscal nacional. No buscaba una muestra de liderazgo, pero el efecto igual se produjo, concluye.
"Tal como ocurrió en el encuentro con los empresarios en el CEP, Bachelet nos recordó que ella es la presidenta de la República y que, pese a todas la dificultades, sigue al mando, manteniendo intacta su voluntad y compromiso. Parafraseando a Mark Twain; anticipadas fueron las noticias sobre su muerte política", destaca el columnista.
- ¿Dado que el candidato a fiscal nominado por la Presidenta no sería el predilecto de los senadores, es un riesgo, luego de lo que pasó en el caso del contralor?
- La presidenta de la República tomó una decisión tan correcta como valiente. El camino fácil, especialmente después de haberse rechazado su proposición para contralor, era haber cedido a las presiones para nominar al fiscal José Morales, quien parece ser el candidato predilecto de la clase política.
Obviamente, hay un riesgo, el que a su turno se justifica en una convicción, que consiste en comprender el delicado momento por el cual atraviesa nuestra democracia y la necesidad de que estas investigaciones se desarrollen con objetividad e independencia, cualquiera sea la investidura pública o el poder económico de los afectados.
- ¿La Presidenta se compró un conflicto con su propia coalición, desde donde trascendió que su candidato a la Fiscalía era otro?
- Todos estos procesos están plagados de pequeñas rencillas, operaciones de poca monta y un puñado de rumores que de forma deliberada se instalan en el debate público. Todos sabemos de la inclinación que Bachelet tiene por la reserva y el secreto, incluso más allá de lo que a ratos resulta recomendable, por lo que todas esas expectativas eras infundadas y evidentemente interesadas. Tratándose del Fiscal Nacional, el dejar contenta a la clase política era una señal mala y sospechosa.
- ¿Cuál es el principal desafío político de Jorge Abbott?
- Son varios, aunque los podríamos resumir en dos. Primero, y atendiendo a la importancia que siempre ha tenido la seguridad pública, es contar con un organismo cuya persecución penal de los delitos se haga de manera más rápida y eficaz, satisfaciendo de esa forma un clamor ciudadano en general y de las víctimas en particular. Segundo, demostrar que en Chile la justicia se aplica e imparte a todos por igual, muy especialmente vinculado a los escándalos de corrupción que hemos conocido en los últimos años y que afectan a poderosos personajes del ámbito político y empresarial.
Vía institucional: "Es un triunfo de todos"
- ¿Comparte la visión de quienes creen que el anuncio del inicio del proceso constituyente termina con la incertidumbre que este debate ha generado?
- Todo proceso de transformaciones estructurales, por definición, trae aparejado mayores incertidumbres. No hay forma de llevar adelante un proceso de cambios constitucionales sin generar legítimas aprensiones.
Con todo, me parece algo ridículo, por no decir hipócrita, que los mismos que hemos criticado al gobierno por no haberse tomado un razonable tiempo para diseñar, discutir y materializar otras reformas, ahora reclamen por lo largo y extenso del procedimiento. Más corto, sencillo y veraz, por quienes así lo piensan, es decir que esta Constitución no requiere de cambios.
- ¿Y el que haya un cronograma definido ayuda a despejar el escenario político?
- Se trata de un itinerario que le permite a la Presidenta hacer dos cosas de manera simultánea: cumplir formalmente con lo consignado en el programa de gobierno; y, al mismo tiempo, diferir lo medular de la decisión para un momento posterior a su administración. Más que despejar el escenario político, establece hitos y tiempos que postergan lo que se prevé será una álgida discusión y una dura batalla política.
- ¿Este proceso podría transformarse en un elemento unificador para darle continuidad a la Nueva Mayoría?
- Aunque no hay consenso al interior del oficialismo sobre el mejor mecanismo constitucional y el contenido que debe tener la carta fundamental, lo cierto es que se trata de un tema que incomoda a la derecha y que convoca más a la cultura política de izquierda.
Desde esa perspectiva, evidentemente se producirá un efecto movilizador, más todavía en un tiempo de campañas electorales, lo que podría transformarse en un aliciente para prolongar la actual coalición de gobierno. Con todo, sospecho que se requiere mucho más para darle sentido, coherencia y consistencia a la Nueva Mayoría.
- ¿Cuánto podría afectar a la derecha, y particularmente a la UDI, este debate?
- Todo depende de cuán diestro sea el gobierno para presentar y desplegar este procedimiento. Si este debate es rápidamente percibido como un obstáculo para la recuperación de las confianzas y un aliciente de la incertidumbre, la derecha tendrá una buena oportunidad para capitalizar políticamente la moderación. Si por el contrario, este mecanismo es recibido como una oportunidad de diálogo y participación, tan transversal como inclusivo, que se desarrolla de forma cívica y sensata, la derecha y especialmente la UDI quedarán como los defensores del status quo y relegados en el estereotipo del obstruccionismo. Dicho sea de paso, acompañados por varios empresarios y dirigentes gremiales.
- ¿Diría que el clima político es apto para avanzar en una nueva Constitución?
- Nunca lo es en estos casos. Si reinara la moderación, calma y satisfacción ciudadana, no habría necesidad de modificar nuestra Constitución ni menos de propiciar este debate. La clave es tener la capacidad para encauzar y conducir esta discusión, transformando el clamor de la protesta en propuestas, y alentando que desde la denuncia fluyan razonablemente los anuncios. Ese es el rol de la política contemporánea: administrar nuestra diferencias de manera pacífica y civilizada, propiciando espacios de diálogo.
- ¿Este debate puede generar efectos en la economía y la inversión?
- Todo dependerá de cómo y de qué manera se lleve adelante este proceso. Habiendo más claridad sobre los límites y contornos del debate, y tomando en consideración que ya se optó por la vía institucional, tiendo a pensar que se han acotado de manera significativa esos riesgos.
- ¿Con el debate sobre el mecanismo se está eludiendo entrar al del contenido?
- Para nada. He sostenido en varias ocasiones que los procedimientos se han transformado en una de las claves para entender nuestro debate público. El método es el mensaje, es decir, la manera y forma dicen tanto más de nuestra voluntad y vocación que los resultados mismos. No sólo queremos que se hagan las cosas correctas, sino también correctamente.
- ¿A qué se debería el que aún no se pueda entrar al debate de fondo?
- Por lo que señalaba recién. Es muy probable que al final del camino nos encontremos con un texto constitucional que no sea muy diferente al actual. Habrá cambios significativos, pero lo medular y todo aquello que tiene que ver con un modo de vida y nuestra cultura política se mantendrán intactos. Desde esa perspectiva, lo más importante habrá sido contar con un procedimiento amplio y participativo, que dote a nuestra carta fundamental de legitimidad.
- ¿Habría que revisar el derecho de propiedad o del agua?
- Salvo algunos aspectos muy específicos y laterales, no es necesario revisar nuestro régimen de propiedad privada. En cuanto a ciertas concesiones de bienes comunes, como es el caso de las aguas y otros, sí me parece legítimo al menos, tener un debate de las condiciones, plazos y obligaciones en pos del interés público que deben cumplir aquellos que actualmente explotan de manera preferente dichos recursos.
- ¿Que la Presidenta haya optado por la vía institucional es un triunfo de Burgos?
- Es un triunfo de todos los que creemos en la democracia y el Estado de Derecho como una manera de expresar la voluntad de las mayorías con el respeto a las minorías; y el ministro Burgos siempre ha sido un símbolo de esa consigna. El pensar que las reglas deben respetarse sólo en cuanto nos gustan o benefician, o que para alcanzar ciertos fines podemos soslayar las normas y los derechos de los demás, es propio de las dictaduras. Y sinceramente espero hayamos aprendido la lección.
¿Rajevic? "Los intereses del país se supeditaron a las pequeñas revanchas"
- ¿Cuáles serían los efectos del gallito político por el contralor general de la República?
- Sobre este episodio se ha construido un cierto relato, cosas que distan mucho de la verdad, como que el ministro del Interior no dialogó todo lo suficiente antes de proponer el nombre de Enrique Rajevic. Hubo mucha hipocresía, tanto de los dirigentes de oposición como también de algunos del oficialismo, cuyo discurso público distaba mucho de lo que decían en privado.
Las cuentas que aquí se cobraron son de la más diversa naturaleza, pero lo decisivo fue que el gobierno no accedió a negociar un "paquete" con el nombre para Fiscal Nacional que exigían los senadores.
- ¿De qué manera perjudica al ministro del Interior no haber conseguido los votos de la oposición para ratificar a Rajevic?
- Burgos consiguió la totalidad de los votos de la coalición que sustenta al gobierno, cuestión que resulta bastante meritoria para los tiempos que corren.
Con todo, es evidente que este episodio fue un traspié para el ministro del Interior, el comité político y la presidenta de la República.
- ¿En qué pie queda el ministro Burgos después de este episodio y la dificultad para alinear a la Nueva Mayoría?
- Tiendo a desdramatizar esta cuestión. La anterior designación de contralor también tomó mucho tiempo e igualmente el Senado rechazó el nombre propuesto por la Presidenta: me refiero al destacado abogado Pablo Ruiz-Tagle. Como ocurrió en dicha oportunidad, se deberá mandar otro nombre y esperar su aprobación.
Con algo de distancia en la apreciación de los hechos, veremos que los costos se repartieron equitativamente entre el gobierno y el Congreso.
- ¿Qué señal dio la clase política con lo sucedido con el contralor?
- Una más que contribuye a la distancia de los ciudadanos y a la desafección de éstos con sus instituciones.
Después de todo lo ocurrido, es impresionante que la clase política no aquilate la gravedad de la situación y su particular responsabilidad en la profundización de esta crisis. Lo que aquí sucedió, una vez más, es que los intereses del país se supeditaron a las pequeñas revanchas y a los intereses espurios.