Mientras más se acerca el sábado, más crece en las filas de la UDI la inquietud acerca de la decisión del timonel del partido, senador Hernán Larraín, de no prolongar su mandato y negarse a debatir el tema de su sucesión de manera oficial con los parlamentarios del partido. Por lo mismo, a muchos tomó por sorpresa el fuerte rumor acerca de que el más probable reemplazante sería el ex abanderado de la tienda, Joaquín Lavín Infante.
El asunto fue tema obligado ayer en los pasillos del Congreso, aunque en el partido quieren mantenerlo en el más estricto secreto hasta el sábado con el fin de conseguir los respaldos para que el ex ministro pueda ser proclamado con el mayor apoyo posible.
Hasta ahora, es un hecho que Lavín no genera consenso y no responde al concepto de renovación que la generación más joven reclama como una de las principales características que debiera tener el próximo timonel.
Por otro lado, el hecho de que se hubiera decidido levantar la figura del ex abanderado ha sorprendido, porque muchos admiten que no han sido consultados aún sobre esta posibilidad que ya se da como cierta. Sin embargo, quienes han conversado el tema con el senador Larraín reconocen que él ha sido uno de los principales impulsores de la figura del ex alcalde de Santiago y que si incluso a última hora optara por seguir a la cabeza del partido le gustaría contar con Lavín en una nueva directiva.
También se comenta que Larraín ha valorado reiteradamente el trabajo que Joaquín Lavín está realizando desde que se reintegró a la labor partidaria, y que ha hecho notar el entusiasmo con que se ha abocado a recorrer el país para reunirse con la militancia gremialista a fin de buscar candidatos para las elecciones municipales de fin de año.
Aunque las elecciones de la UDI se deben realizar en mayo próximo, estos últimos días se han intensificado las conversaciones para definir a un candidato y si bien algunos diputados no pierden la esperanza de que Larraín reconsidere a última hora su decisión, comprenden que hay que estar preparados para que mantenga su postura de no seguir.
Sin embargo, hay quienes reconocen que la figura de Lavín ya no es lo que era y que de terminar siendo el reemplazo de Larraín le va a corresponder un difícil período no sólo por las dificultades de irregularidades en campaña que han afectado a la colectividad, sino porque tendría que hacerse cargo del resultado municipal que, los más pesimistas, estiman que no será bueno para la tienda.
Tampoco se entiende que Larraín se niegue tan drásticamente a no prolongar su mandato, porque -se comenta en la UDI- en las actuales circunstancias el timonel le ha dado cierta tranquilidad al partido y confianza para enfrentar las municipales.