En el debate constitucional, el senador Felipe Harboe (PPD) se ha inclinado siempre por la línea institucional, pese a que estima que es legítimo que otros parlamentarios y movimientos se sientan más identificados con la Asamblea Constituyente.
En esta entrevista con DF se le nota entusiasmado y no sólo porque está convencido de que Chile está en una etapa en que necesita un nuevo texto constitucional, sino también porque cree que al conocerse el cronograma se termina con la tan preocupante incertidumbre a la que aluden tanto representantes de la derecha como del empresariado.
Además, Harboe es uno de los pocos legisladores que ya ha incursionado en un proceso similar al elegido por la presidenta Michelle Bachelet para iniciar la etapa de los diálogos ciudadanos. De hecho, junto con el diputado DC Ricardo Rincón, realizó unos cabildos que le permitieron darse cuenta del interés ciudadano por participar. Por lo mismo, advierte que si el gobierno va a dar la posibilidad de la participación y la gente no la toma, que después no se queje.
- A su juicio, ¿con este anuncio, la Presidenta cumple con el compromiso asumido en su programa?
- La Presidenta efectivamente cumple su compromiso, toda vez que está proponiendo al Congreso un proceso constituyente que tendrá un alto componente participativo, democrático, pero también institucional, es decir, respeta la institucionalidad vigente en el país, desechando las tentaciones de señalar que había que hacer una fórmula distinta.
Luego, resulta del todo lógico, reiterar que no vamos a tener un nuevo texto Constitucional en esta administración. El debate sobre el mecanismo ha dilatado de manera exagerada el inicio del debate sobre el contenido, que es el más relevante.
- ¿Qué posibilidades reales de participación en el proceso va a tener la gente común y corriente tal como está diseñado?
- La existencia de diálogos comunales, luego provinciales y regionales abre instancias de participación ciudadana, donde los ciudadanos van a poder ir libremente a sus diferentes entidades -sea municipios o gobernación o gobierno regional- a entregar su opinión en determinada metodología que se irá implementando. Y ese es un mecanismo de participación bien interesante. Nuestra experiencia, junto con el diputado Ricardo Rincón, con los cabildos ciudadanos es que hay mucho interés en participar. Y es una buena metodología, me parece muy bien que el gobierno haya hecho suya esa experiencia que hicimos nosotros y en la que nos fue muy bien. Pero obviamente esto recae en el interés de los ciudadanos.
- Según la derecha esta reforma tampoco es prioritaria para la ciudadanía.
- Mire, la derecha siempre va a decir que una nueva Constitución no es prioritaria, porque ésta es la Constitución de la derecha. Para decirlo en fácil, la Constitución Política condiciona el día a día de las familias chilenas.
- ¿Cómo se aterriza eso?
- Ejemplos prácticos: si el Estado se hiciera cargo del transporte público, no tendríamos que perder todos los años 120 mil millones de pesos en subsidio al Transantiago para un conjunto de empresas tremendamente ineficientes en esta materia y podría ser el Estado el que se haga cargo como ocurre en las grandes ciudades europeas. Otro elemento, lo que pasó el miércoles en la votación del contralor, no es aceptable que una minoría de doce senadores tenga poder de veto respecto del nombramiento en una institución como la Contraloría, donde hay 21 senadores que se manifestaron a favor, es decir, un Parlamento donde las decisiones de la minoría logra vetar cambios importantes; podríamos tener un sistema de pensiones que sea público, distinto del actual y nos ahorraríamos todos los dramas que significa que año a año, cuando las personas van jubilando se dan cuenta que tienen pensiones miserables, por ejemplo. Entonces, la Constitución condiciona el nivel de desarrollo de un país.
"La vía institucional termina con la incertidumbre"
- ¿A qué atribuye que desde la derecha sostengan que con este anuncio aumenta la incertidumbre más que generar estabilidad?
- Cada vez que se presenta una alternativa de cambio que no le gusta a un sector de la derecha, dicen que esos cambios generan incertidumbre o que hay un cambio en las reglas del juego. Sólo decirle que cada ley que se hace en el Parlamento es un cambio de las reglas del juego a algún tipo de actividad, eso es consustancial a la creación de una ley. Al contrario, el inicio del proceso constituyente y la vía institucional elegida por la presidenta de la República termina con la incertidumbre que tenían algunos respecto de que podía promoverse un mecanismo alternativo fuera del marco de la Constitución. Lo importante es que va a ser el Parlamento el que va a discutir el nuevo texto Constitucional y, ojalá, después tengamos un debate de contenido para iniciar la discusión de fondo y no seguir discutiendo respecto del mecanismo.
- Pero la Presidenta no descartó la Asamblea Constituyente, por cuanto es uno de los mecanismos sobre los que tendrá que pronunciarse el Congreso.
- Siempre va a pasar por el Congreso porque será el que definirá el mecanismo y, por tanto, más allá de la legítima aspiración de un grupo de personas para crear una Asamblea Constituyente, va a ser el Congreso el que va a tomar la decisión respecto de si hay o no AC, si hay o no reforma constitucional a partir del Parlamento y eso habla de respeto a la institucionalidad.
Claro, probablemente los diputados que hoy día están en la Cámara no van a poder votar por el nuevo texto constitucional, en mi caso sí me va a corresponder, porque mi período termina el 2021 y, por tanto, voy a ser parte del próximo Parlamento y voy a estar feliz de participar en el proceso de generación de una nueva Constitución. Pero lo más importantes de destacar es que las constituciones políticas son políticas de Estado y como tal deben tener vocación de estabilidad en el tiempo. La estabilidad constitucional se gana, en derecho comparado, o por coacción, como es la actual cuyos quórums son muy altos para reformarla, entonces no es que sean legítimas y se mantengan estables en el tiempo porque todos la valoran, sino porque son muy difíciles de reformar como es el caso de la chilena; o bien, porque han sido fruto de grandes acuerdos políticos. Y yo aspiro a que la nueva Constitución Política sea fruto de un gran acuerdo político, porque necesitamos darle estabilidad a este país por los próximos 20 años, tener una nueva carta fundamental y, ojalá, con un gran acuerdo político que le dé estabilidad sobre la base de la legitimidad y no sobre la base de la dificultad de reformarla.
"En la derecha hay senadores que tienen una vocación más democrática"
- En ese contexto, ¿qué tan viable es que se pueda dar el pie de partida al proceso con un quórum tan alto que no tiene la Nueva Mayoría?
- Creo que va a haber algunos senadores o senadoras de oposición que van entender el proceso y la evolución social y política en que estamos. No espero que sea toda la derecha, hay un sector de la derecha que, más allá de los argumentos que uno pueda otorgar, no va a querer avanzar en una reforma a la Constitución, porque ahí se plasma un modelo de sociedad que ellos construyeron y es legítimo que ellos quieran mantenerlo. Pero sí confío en que hay senadores que tienen una vocación más democrática y que van a permitir iniciar la discusión. Porque cuando hablamos de los 2/3 es para iniciar el proceso de reforma constitucional que es el que exige el capítulo de Reforma a la Constitución, no es que uno vaya a decidir en ese minuto si se hace a través de A, B o C. Y espero que va a haber senadores en la derecha que entiendan que la actual Constitución no da cuenta de la realidad social, cultural, política, valórica, territorial que requiere nuestro país. Va a ser democrático permitir la discusión y que sea el Parlamento el que discuta abiertamente y confrontemos las posiciones y, ojalá, lleguemos a grandes acuerdos con un sector de la derecha. Quienes pretenden negar la posibilidad de discutir una nueva Constitución están aportando efectivamente a la incertidumbre e inestabilidad.
- ¿Por qué?
- Porque la inestabilidad y la incertidumbre comienza a darse justamente cuando los ciudadanos mayoritariamente sienten que sus instituciones y sus constituciones no los representan. Y eso es un problema para el país. Chile está en un proceso de evolución social y de cambio y tenemos que conducir ese cambio institucionalmente, adecuadamente y democráticamente. Y negar la posibilidad a discutir una nueva Constitución puede generar una cierta inestabilidad.
- Pero no sólo un sector de la derecha no quiere una nueva Constitución, el empresariado tampoco, por lo menos esas son las señales que ha enviado.
- Hoy día hay un sector del país que no entiende el proceso en que estamos. Hay gente que cree que estamos exactamente igual que a comienzos de los 2000. Chile cambió y requiere que su Constitución, como decía el politólogo italiano Giovanni Sartori las Constituciones son trajes a la medida de los países y tienen que representar las sociedades. Si este fuera nuestro traje le quedaría una manga más corta, una pierna más larga, porque la verdad no es adecuado a la realidad social que tenemos hoy día. Y hay ciertos grupos empresariales que quieren mantener el statu quo y no permitir ningún tipo de modificación.
Eso es muy legítimo desde su punto de vista, porque quieren defender sus intereses particulares. Pero aquellos que estamos en la actividad pública, estamos para defender los intereses generales no los intereses particulares de tal o cual grupo empresarial.
"Esto sí es un elemento que puede contribuir a darle continuidad a la Nueva Mayoría"
- Dado que el proceso constituyente no termina en el actual gobierno y en gran medida dependerá del próximo que puede ser de otro color político, ¿existe algún riesgo de que pudiera ser frenado por la siguiente administración?
- Siempre existe esa posibilidad. Pero mi percepción es que ya teniendo un texto en el Parlamento e iniciada la discusión va a ser muy difícil. Me da la impresión que la próxima elección presidencial va a estar marcada por el debate constitucional.
- ¿Y la parlamentaria también?
- Obviamente. Las elecciones presidencial y parlamentaria van a estar marcadas por el debate constitucional. O sea, lo que Piñera pretendía que sólo se hicieran comparaciones cuantitativas entre un gobierno de él y uno de Bachelet, me da la impresión que no va a ocurrir, porque el debate constitucional va a marcar la próxima elección presidencial y parlamentaria. Eso va a ser determinante, porque probablemente los ciudadanos van a exigir de sus eventuales representantes que se manifiesten si están a favor o en contra de tal o cual modificación o del derecho constitucional de tal o cual.
- ¿Eso podría darle ventaja a la Nueva Mayoría?
- Creo que sí, efectivamente.
- Dado lo incierta que a estas alturas es la continuidad de la Nueva Mayoría, ¿podría ser éste el elemento que contribuyera a ello?
- La continuidad de la NM depende de la proyección de ciertos sueños de país, uno de ellos es el debate constitucional. Si el debate constitucional se instala como un elemento de continuidad de un gobierno a otro, creo que eso puede ayudar a la mantención de la Nueva Mayoría como coalición. Otros serán la gran la reforma de pensiones, la gran reforma a la salud, que son elementos en los que tenemos que ir avanzando. Pero mi percepción es que esto sí, efectivamente, es un elemento que puede contribuir a darle continuidad a la actual coalición de gobierno.
- Por lo mismo, ¿el hecho de que la UDI -que está repitiendo el proceso que tuvo en el cambio al sistema electoral binominal- se niegue a una nueva Constitución, podría jugarle en contra electoralmente a la oposición?
- No me cabe ninguna duda. El intentar bloquear un proceso de discusión de esta nueva Constitución los va a reducir a un electorado muy conservador y minoritario. Recordemos que en la última elección presidencial, la derecha sufrió la mayor derrota de su historia y los últimos acontecimientos no han aportado para que aumente su electorado.
- ¿Está optimista respecto del inicio del proceso constituyente?
- No sé si optimista. El anuncio termina con la incertidumbre que había y eso es muy importante, porque va dando certezas, en un momento en que Chile requiere de certezas y creo que eso es importante. Yo aspiro, insisto, y voy a hacer todos mis esfuerzos –porque me va a tocar presidir la Comisión de Constitución el año 2017-, todos los esfuerzos, para aportar a un gran acuerdo nacional por una nueva Constitución Política. Chile necesita una nueva Constitución, esta no es una discusión de políticos, requiere de una nueva Constitución que dé cuenta, como decía, de esta nueva realidad. Pero ese nuevo texto constitucional, insisto, tiene que tener vocación de estabilidad y esa estabilidad estar basada en un gran acuerdo, ojalá nacional. Por eso que es importante que un sector de este país no se niegue a discutir. Podemos confrontar posiciones, pero negarse a discutir no es aportar a un proceso de fortalecimiento de la democracia.