Trump y un eventual Gobierno de derecha en Chile: las razones de Oscar Landerretche para estar más optimista de 2025
El economista espera una expansión del PIB 2,5%, en el techo del Banco Central. Sin embargo, plantea que Chile tiene un problema estructural de crecimiento hace varios Gobiernos.
Por: David Lefin | Publicado: Sábado 11 de enero de 2025 a las 04:00 hrs.
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Una serie de propuestas para enfrentar el problema estructural de crecimiento de Chile presentaron el miércoles los economistas Oscar Landerretche, Ignacio Briones, Andrea Butelmann y Raphael Bergoeing.
“Icare quería organizar un seminario, convocó a un grupo de economistas y nos consultó si queríamos hacer el ejercicio de intentar llegar a una propuesta de una mirada estratégica respecto de cómo enfrentar el problema del crecimiento. Trabajamos unos meses y este fue el resultado”, comentó Landerretche.
El economista y académico de la FEN de la Universidad de Chile explicó que la mayoría de las “13 verdades incómodas” que presentaron son más bien propuestas generales, que requerirían un mayor detalle. Entre estas destacaron la necesidad de que los trabajadores se sientan partícipes del crecimiento, atacar la informalidad, mejorar la educación, avanzar en infraestructura, sacarle los palos a la rueda de la inversión, reestructurar el empleo público, entre otros.
- En su opinión, ¿qué requiere el país para tomarse en serio el problema de crecimiento que tiene hoy día?
- Creo que al final del día recae en la ciudadanía. Hay mucha gente que públicamente culpa a los políticos porque no se toman en serio este tema. Yo tengo una opinión distinta. He llegado a la conclusión de que no hay mucho liderazgo en la política hoy en día. Tenemos muchos políticos que más bien proyectan una carrera siguiendo tendencias ciudadanas y comunicacionales. Por eso a veces es tan difícil saber qué es lo que realmente piensan.Entonces, para que se retome el tema del crecimiento, lo que tiene que ocurrir es que aparezca esta convicción dentro de la ciudadanía, que la gente se dé cuenta de que este estancamiento le afecta, que tiene paralizados los ingresos de los trabajadores. Si la gente se da cuenta de que esto es prioritario, le va a demandar a sus políticos una mirada distinta respecto del crecimiento.
- Este tema no era prioritario al inicio para el actual Gobierno, pero hoy comienza a estar en la agenda, ¿a qué atribuye este giro?
-Primero, creo que hay que ser justos con este Gobierno. Aunque existen la tentación de culparse unos a otros, la verdad es que los problemas de crecimiento en Chile son estructurales y han atravesado a los dos gobiernos de derecha que tuvimos, de Piñera I y II, y también los gobiernos de la Presidenta Bachelet. Esto es un problema de años.
- Pero hoy se ha empezado a hablar de nuevo de la importancia de crecer…
- Hablar de que tenemos un problema estratégico con el crecimiento es algo reciente, tanto en la izquierda como en la derecha. Y me da la impresión de que un catalizador de eso fue el Rechazo. Creo que eso le mostró a la élite que la gente tenía otras prioridades. También ha aportado el hecho de que salimos de la recesión de la pandemia, pero nos hemos asentado en un nivel de crecimiento súper mediocre. Hoy no hay una crisis y seguimos con estos bajos niveles de crecimiento. Y ni la izquierda ni la derecha han querido aceptar que hay un problema estratégico con el crecimiento que no es de ahora. Me alegra que al menos ahora se instale esa idea.
- En su presentación hablaron de 13 “verdades incómodas”, que habría que atacar. ¿Qué es a su juicio lo más urgente?
- Lamentablemente, el problema con el crecimiento chileno es que no hay una bala de plata. Hoy en día, como la política suele transitar hacia una cosa bastante “performática”, se refugia en fórmulas fáciles que le sirven comunicacionalmente. Por ejemplo, en Chile en este momento tenemos, por una parte, esta “derecha más allá de la derecha” que dice que para ellos está súper claro que hay que bajar impuestos, desregular, como una fórmula Milei. Y por el otro lado, algunos en la izquierda que están a favor del crecimiento piensan que esto se hace con empresas estatales, con inversión pública. Pero el Estado es el 20% de la economía y si eso no se complementa con un esfuerzo privado, no resulta.
Cualquier persona con sentido común se da cuenta de que esos sectores no dicen eso porque hayan analizado realmente todo el tema, sino porque eso es lo que ellos quieren desde su visión ideológica. En la conversación pública estamos llenos de balas de plata. Que el hidrógeno verde… Que el litio… son temas que suenan bien, pero aquí no hay fórmulas mágicas. Lamentablemente estamos metidos en un hoyo tan grande, que para crecer necesitamos un conjunto de cosas.
- Con gobiernos de cuatro años, ¿cómo se abordan estos temas de manera sistémica y con una mirada de largo plazo?
- Por eso nuestra propuesta central fue el establecimiento de un Consejo Económico y Social permanente, que le permita a la política abordar esto con una mirada de largo plazo. Una institución que podría crearse sobre la base de lo que hoy es la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad y quizás fusionarla con la propuesta que se está discutiendo en el Parlamento de una agencia de calidad políticas públicas. Este consejo debiera tener una parte más técnica, de gente estudiando los problemas, y otra parte más deliberativa, más política, donde estuvieran sentados los empresarios, los trabajadores, quizás las comunidades, de alguna manera el Estado, las universidades… En la exposición citamos el caso de Irlanda. Invito a mirar el sitio web del Consejo Económico Social de Irlanda y vean la cantidad de reportes que tienen.
Proyección 2025
"Si se asienta la posibilidad de un cambio en el signo, la paradoja será que la derrota política del Gobierno le va a generar un mejor último año de crecimiento"
- Queda un año del actual Gobierno, ¿qué se puede esperar en términos de crecimiento?
- El año 2025 está bastante jugado en términos de crecimiento. Yo tiendo a estar un poco arriba de los pronósticos de consenso, estoy más cerca de un 2,5% de crecimiento, en el techo de la proyección del Banco Central. Por dos razones. Primero, porque creo que con la llegada de Trump, Estados Unidos va a crecer más. Probablemente va a bajar impuestos y desregular, e independiente de si eso es bueno o no para los estadounidenses -yo obviamente pienso que no-, va a generar algo más de dinamismo y más demanda por nuestros productos.
Lo segundo es que creo que una parte de la reactivación de proyectos de inversión que estamos viendo y podríamos seguir viendo, particularmente mineros y en la agricultura, tiene que ver con la expectativa de muchas empresas y empresarios de que va a cambiar el Gobierno. Esa es la verdad. Aunque algunos se ofenden cuando digo esto, uno está aquí como profesor para decir la verdad.
- ¿Las expectativas de un cambio de signo político?
- Es lo que a uno le dicen, abiertamente, pero en privado. Entonces, si se asienta la posibilidad de un cambio en el signo político, la paradoja será que la derrota política del Gobierno le va a generar un mejor último año de crecimiento. Esto es parecido a lo que pasó con el Rechazo, que también generó una mejoría del ánimo de los empresarios.
- ¿Por qué genera mejores expectativas de crecimiento un eventual Gobierno de derecha?
- Por lo que vemos en Dominga. Sinceramente, yo no me he estudiado el proyecto de Dominga en detalle con todos sus impactos, pero lo que me molesta de este tema es que tengo la total certeza de que la gente que está opinando públicamente sobre esto tampoco lo ha estudiado. Básicamente, la gente que está en contra es porque es de izquierda y es ecologista, y la gente que está a favor es porque es de derecha y es proempresa. Punto. Lo que necesitamos es una instancia técnica que sea capaz de evaluar si el proyecto está bien armado en términos técnicos y si se puede hacer en el lugar en que se está proponiendo. Pero que sea una opinión técnica.
Entonces, los empresarios sospechan que si hay un Gobierno de derecha esto se va a dar vuelta y eso favorece la inversión. Por eso están más optimistas y se están acumulando proyectos en el catastro de la Corporación de Bienes de Capital. Se imaginan que a futuro esos proyectos, los “otros Dominga” van a tener un escenario más favorable.
- ¿Y sería así?
- Obviamente van a tratar de que así sea. Pero también hay que decir que los dos gobiernos anteriores de derecha no fueron tan efectivos en términos de crecimiento. Pero, así como este Comité de Ministros falló en contra de Dominga, es razonable pensar que un comité de ese Gobierno fallaría a favor de proyectos, no sé si de todos, pero sí de más. Entonces, no es tirado de las mechas que los empresarios tengan esa expectativa respecto del siguiente Gobierno. Por lo demás, es cosa de hablar con ellos, es lo que dicen.
Férrea defensa a Marcel por manejo fiscal
- Las finanzas públicas están complejas y luego de la sobreestimación de ingresos es probable que la meta de balance estructural no se haya cumplido en 2024 y el déficit haya sido mayor. ¿Qué le parece, considerando que esta área era el fuerte del ministro Marcel?
- Yo tengo un enorme respeto por el conocimiento de Mario Marcel respecto de los temas presupuestarios. Él es un hijo de la Dipres, fue criado ahí. Es de los mayores expertos fiscales que hay. Si bien fue presidente del Banco Central, desde el mundo de los economistas se le reconoce más en la política fiscal que la política monetaria. Por lo tanto, le doy el beneficio de la duda a Mario Marcel, completamente.
Con esto no quiero decir que no haya habido errores, porque puede haberlos habido y habría que ver de qué naturaleza fueron. Pero hay que ser más generosos con alguien que ha venido por décadas mostrando un comportamiento muy responsable y técnicamente competente en esta área. Y si hubo algunos problemas, mi recomendación es explicarlos y decir cómo se puede corregir hacia adelante.
- ¿No pone en cuestionamiento a la credibilidad a la regla por su incumplimiento?
- No es el primer Gobierno que incumple los balances estructurales. Venimos incumpliendo balances estructurales por años. Hace como 15 años que vengo reclamando de la incapacidad que han tenido ministros de Hacienda, de gobiernos de izquierda y derecha, de cumplir con el balance estructural. Además, siempre están cambiando la regla estructural en vez de cumplirla. Entonces no vengan a decir que es primera vez que esto ocurre, porque eso no es cierto.
“Un partido socialista democrático unido sería una señal potente hacia la ciudadanía de que tenemos una propuesta nueva y renovación”
- En un año de elecciones, ¿ve riesgos de que surjan tentaciones populistas?
- Lo que veo es que las principales candidaturas viables en la izquierda y la derecha hasta el momento no son populistas. Cuando uno piensa en Matthei, es una política que será más de derecha que uno, pero es una persona responsable, con una experiencia enorme, ha sido ministra, senadora, diputada, alcaldesa… Y en la izquierda, al menos en el socialismo democrático, personas como Carolina Tohá, Claudio Orrego, Paulina Vodanovic, Ricardo Lagos Weber o Felipe Harboe también son tremendamente responsables… Incluso una figura como José Antonio Kast, que es un tipo súper conservador y de derecha, no es un populista ni irresponsable.
- Usted es militante del Partido Socialista y del oficialismo menciona solo figuras del socialismo democrático. ¿Cree que debe seguir en una coalición con Apruebo Dignidad?
- Es una pregunta súper complicada. No tengo una fórmula institucional. Lo que sí me preocupa es que el socialismo democrático recupere su identidad, y eso tiene que ver con un compromiso con el desarrollo de Chile y sus trabajadores. Creo que nos hemos desviado de eso y en los últimos cinco años los trabajadores han retrocedido en su nivel de ingreso per cápita.
La estrategia electoral se la dejo a quienes dirigen los partidos, pero sí me parece bastante absurdo que a estas alturas sigamos con seis o siete partidos que son básicamente idénticos en términos ideológicos.
- ¿A qué se refiere?
- Por una parte, está el Partido Socialista de Chile -que en mi caso más que un cariño histórico hay una cuestión de familia muy profunda- y también está el PPD, lo que va quedando de la DC, los radicales, un par de partidos que eran el Partido Liberal y otro que se me puede olvidar… Todos son partidos socialistas democráticos. Es lo que en Europa vemos con el PSOE o el Partido Laborista. Entonces, ¿no será mejor juntarse y tener un solo gran Partido Socialista Democrático que herede los símbolos y tradiciones de todos? Incluso el nombre ya lo tenemos de facto. Si el Frente Amplio pudo hacerlo, por qué no nosotros.
- Algunos dirán que ahí podría haber algo de nostalgia de la Concertación…
- Las últimas elecciones municipales fueron un desastre para la izquierda. En mi opinión, ganó la derecha en casi todas las categorías. Pero dentro de eso, le fue relativamente mejor al socialismo democrático que al Frente Amplio y al Partido Comunista. Con bastante claridad. Y si bien hoy en día esa visión puede estar en minoría frente a la derecha, representa a mucha gente. Creo que la balcanización, o sea, el hecho que tengamos muchos partidos separados, los hace menos efectivos. Un partido socialista democrático unido sería una señal potente hacia la ciudadanía de que tenemos una propuesta nueva y renovación. Si bien le atribuyo muy baja probabilidad de ocurrir, le daría un empujón potente a ese mundo ideológico. Sí, puede ser heredero de la Concertación, pero obviamente no será lo mismo, porque estamos en otro momento, en otra economía, en otra realidad mundial.
- ¿Una reivindicación de los 30 años?
- Los mejores años. Quizá hasta algunos en la derecha dicen que la Concertación son los mejores gobiernos de la historia de Chile. Y quizá hasta los que se han ido descolgando de la DC se podrían entusiasmar con una idea así o hasta gente del Frente Amplio que ha tenido una evolución ideológica.
Pero esto requiere un nivel de arrojo institucional, que es muy difícil. Y reconozco que es aún más difícil para el PS porque hay esta carga histórica pesada, a mí también me dolería. Pero el mejor homenaje que uno puede hacer a la historia del socialismo es hacer los cambios institucionales necesarios para proyectarlo hacia el futuro. El peor homenaje a la historia es que uno siga en una dinámica balcanizada que nos va a seguir deteriorando y haciendo poco efectivos a la hora de actuar en política.