El presidente francés, Nicolas Sarkozy,
aseguró hoy que no subirá los impuestos porque retrasaría el fin de
la crisis, y dijo que hay que anular "el mal déficit", seguir
invirtiendo en proyectos de futuro y reabsorber cuando la economía
se recupere "el déficit imputable a la crisis".
"No haré una política de rigor. No aumentaré los impuestos porque
retrasaría la salida de la crisis", señaló Sarkozy en un discurso
ante las dos cámaras parlamentarias reunidas en Congreso en
Versalles, a las afueras de París.
Reconoció que en Francia "tenemos un problema de déficit", pero
insistió entre "un mal déficit" vinculado al gasto corriente de las
administraciones que "debe ser reducido a cero", mientras que
también hay un "déficit imputable a la crisis" por la disminución de
la recaudación de las administraciones o por el dinero dedicado a
programas de ayuda social que "ha funcionado mal".
De este último, avanzó que "tras la crisis, habrá que dedicarle
la totalidad de los ingresos del crecimiento económico", pero ahora
"la cuestión central es la calidad del gasto" y también proponer a
los interlocutores sociales "medidas masivas" para, por ejemplo, que
toda persona que sufra un despido económico pueda recibir durante un
año su salario íntegro y una formación para reintegrarse al empleo.
Sarkozy también justificó otra serie de compromisos financieros,
en particular los que derivan del proceso de concertación sobre
políticas ecológicas, conocido como el "Grenelle del Medio Ambiente"
porque "es el gasto más rentable" que redundará en la creación de
600.000 empleos en Francia.
Estas palabras cobran un sentido particular un día después de que
el Ejecutivo francés haya admitido que el déficit público será
superior a lo que esperaba, ya que se situará entre 7% y 7,5%
del Producto Interior Bruto (PIB) tanto este año como el próximo.
El jefe del Estado, que el miércoles anunciará una remodelación
de su Gobierno, señaló que las prioridades de ese Ejecutivo se
financiarán con una emisión de deuda pública cuyo monto y cuyas
modalidades se fijarán en función de la definición de dichas
prioridades.
El presidente conservador insistió en la idea de que hay que
disminuir los gravamenes sobre el trabajo y la producción para evitar
la deslocalización y la desindustrialización de Francia porque "la
idea de una Francia sin fábricas y sin obreros es una idea loca".
Del diagnóstico de las razones de la crisis, comentó que "derecha
e izquierda hemos dejado demasiado espacio al capitalismo
financiero", mientras "en el nuevo modelo de crecimiento hay que dar
más espacio al trabajo, a los empresarios, a la producción".