El presidente estadounidense, Barack
Obama, confirmó que Chrysler se acogerá inmediatamente a la protección de quiebras del Capítulo 11.
La empresa recibirá además hasta US$3.500 millones en préstamos operativos de parte del gobierno de Estados Unidos mientras termina de cerrar un acuerdo con la italiana Fiat.
Según los términos del acuerdo, anunciados con anterioridad,
Fiat facilitará a Chrysler tecnología y plataformas de vehículos
pequeños para que el fabricante estadounidense los produzca en
Norteamérica.
Durante una declaración desde la Casa Blanca, el presidente
estadounidense explicó con duras palabras que, a pesar de que
Chrysler ha cumplido con los requisitos impuestos por el Gobierno
estadounidense hace un mes, la empresa se declarará en quiebra por
culpa de un "pequeño grupo de especuladores".
Obama se refirió a un reducido grupo de fondos de inversión que
se negó aceptar esta madrugada un acuerdo para canjear la deuda de
Chrysler, estimada en US$6.900 millones, por unos US$2.250
millones en efectivo.
Aunque un consorcio de bancos, que son tenedores de un 70% de esa deuda, aceptó el acuerdo, el rechazo de los fondos de
inversión que ostentan 30% restante obligará a Chrysler
a tener que declararse en quiebra.
Esto supondrá que aunque Chrysler seguirá operando, todas sus
decisiones serán supervisadas por un juez, quien tendrá que
equilibrar sus decisiones para proteger tanto a la empresa como los
derechos de sus acreedores.
Obama reveló durante su intervención que algunos de estos
acreedores "exigieron el doble" que lo solicitado por otros
acreedores y esperaban "que todos hicieran sacrificios, mientras
ellos no hacían ninguno".
Obama añadió que el proceso de quiebra será "rápido y eficiente,
esta diseñado para lidiar con esos que se oponen y será controlado".