La aprobación popular del
presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, alcanzó en enero el
84%, el nivel más alto para un gobernante en nueve años, pese a las
amenazas de la crisis económica, según una encuesta difundida hoy.
El sondeo de la firma consultora Sensus, elaborada por encargo de
la organización empresarial Confederación Nacional de Transporte
(CNT) se basó en entrevistas a 2.000 personas hechas en 24 estados y
136 municipios entre el 26 y el 30 de enero.
Es la mejor evaluación alcanzada hasta ahora por un ocupante de
la presidencia desde 2001, cuando se inició este estudio, indicó la
CNT.
La aprobación del desempeño personal de Lula se sitúa en 84% y la desaprobación en 12,2%. En diciembre de 2008
ambas cifras eran de 80,3% y 15,2%,
respectivamente.
Se trata de un respaldo histórico que supera el alcanzado en
enero de 2003, cuando Lula acababa de asumir la presidencia en su
primer Gobierno con un 83,6% de respaldo popular en la
misma encuesta.
En cuanto al Gobierno comandado por Lula, la evaluación positiva
subió hasta 72,5% y la negativa cayó a 5,5% en
enero, comparado con el 71,1% y 6,4% de
diciembre, respectivamente.
"A pesar de la crisis económica -con aumento del desempleo- la
popularidad del presidente Lula crece, registrando un récord
histórico, en la evaluación del Gobierno y de su desempeño
personal", comentó el presidente de la CNT, Clésio Andrade.
Ese apoyo está sustentado "en la fuerte creencia y en la
esperanza" que el pueblo deposita en el discurso de Lula y en la
sensación, "de que el Gobierno está actuando y tomando las medidas
contra la crisis", agregó.
Para la gran mayoría de los brasileños, Lula es el "ancla de la
esperanza", pese a que persisten grandes problemas como la
criminalidad, la violencia y ahora la crisis económica, según
Andrade.
Para el 71,4% de los encuestados, la violencia y la
criminalidad están "fuera de control" y para el 18,7% están "razonablemente controladas" y para el 4,0% están
controladas.
El tráfico de drogas, asaltos en casas o en la calle, violaciones
y secuestros son las principales formas de violencia que más golpean
a los brasileños.
El 34,4% de los entrevistados ya conoce a alguien que ha perdido
su empleo por culpa de la crisis financiera mundial y el 47% dice
temer perder su empleo en caso de que la crisis se agrave en Brasil,
aunque el 43,8% no tiene miedo de que eso suceda.
La mitad estuvo de acuerdo en que sean reducidos la jornada de
trabajo y los salarios, para que las empresas enfrenten la crisis y
el 38,9% se declaró en contra.
En medio de una ola de despidos y cancelación de inversiones de
grandes empresas, algunos sindicatos brasileños ya han aceptado
reducciones de salarios, mientras otro sector del movimiento
sindical se opone a esta posibilidad.