La economía ya no le sonríe a Bolivia como antes, advierte Moody's
La agencia ve con preocupación cómo las cuentas nacionales pasaron de un superávit a un creciente déficit.
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Bolivia ha experimentado en los últimos años una era de crecimiento económico como no había visto en décadas. La expansión es fruto, en parte, de una racha de gasto e inversiones públicas, financiadas con los ingresos generados por la política de nacionalización de los recursos naturales, como el gas.
Sin embargo, el combustible que ha alimentado este ciclo de expansión parece estar agotándose, advirtió la agencia calificadora Moody’s, que ve con preocupación cómo las cuentas nacionales pasaron de un superávit a un creciente déficit.
“Los déficits recurrentes en las cuentas gubernamentales y en la balanza de pagos pueden mermar las fortalezas del perfil crediticio”, señaló William Foster, vicepresidente de la calificadora durante un encuentro con empresarios, analistas y autoridades en La Paz.
En la última década, el PIB de Bolivia creció a un ritmo anual promedio de 4,9%, una de las más altas de la región, “pero sus tasas de crecimiento serán más moderadas los próximos años”, advirtió el experto, según un reporte de ADP citado por Gestión.
Las reservas internacionales del país pasaron de US$ 13.000 millones en 2014, equivalentes a 40% del PIB, a poco más de la mitad el año pasado, con US$ 6.900 millones actualmente, afectadas por la caída en el precio de sus exportaciones y cambios financieros externos.
“Las reservas ya no son como en el pasado, pero todavía están bien en relación a la media (regional) y proveen un cobertura importante en el pago de la deuda externa”, precisó Foster.
Por cuarto año consecutivo, 2018 cerró con un déficit entorno a 5% del PIB.
Para la agencia, la elevada dependencia de Bolivia de las exportaciones de hidrocarburos, un marco institucional relativamente débil en comparación con sus pares y un bajo nivel de ingreso a pesar de la reducción sostenida de la pobreza, son los “desafíos clave” que debe afrontar el país.
Foster dijo también que la “inestabilidad política” podría generar un nivel de incertidumbre que afectará el crecimiento a mediano plazo. Bolivia celebrará elecciones presidenciales en octubre próximo. Evo Morales, en el poder desde 2006, ya no figura como el favorito.