Gobierno colombiano desestima rebajar jornada laboral y califica iniciativa como populismo electoral

La idea de reducir la jornada laboral a 40 horas semanales se ha tomado el debate en Chile, pero nuestro país no es el único de la región que está discutiendo rebajar la carga de los trabajadores.

En Colombia, fue el expresidente Alvaro Uribe, el que abrió la polémica hacia fines de julio, al plantear a través de un video en Twitter una propuesta para recortar la jornada, que actualmente tiene un tope de 48 horas semanales.

“Para que este país pueda vivir más feliz (...) es necesario que se reduzca la jornada de trabajo de 48 horas, más tiempo para que los colombianos puedan gozar y disfrutar con sus familias”, dijo Uribe, ahora senador del partido Centro Democrático.

El líder de la derecha colombiana manifestó que reducir los extensos horarios no solo daría más tiempo de ocio a las personas, sino que también ayudaría a generar más empleo.

El exmandatario lanzó su propuesta horas después de una reunión entre ejecutivos de la empresa de reparto a domicilio Rappi y el Ministerio de Trabajo, y luego de que la cartera reconociera la alerta por los elevados índices de desocupación.

Según un reporte del Departamento Nacional de Estadísticas (DANE) de Colombia, la tasa de desempleo aumentó a 10,7% a nivel nacional en julio, desde 9,4% el mes inmediatamente anterior.

Junto con acortar la jornada, el proyecto busca además mejorar las remuneraciones a cambio de aumentar la flexibilidad laboral, reducir los impuestos y dar más facilidad para contratar y desvincular.

Las palabras de Uribe causaron sorpresa, porque durante su propia administración, el ahora senador se había mostrado partidario de aumentar la jornada.

Rechazo oficialista

La iniciativa, sin embargo fue rápidamente descartada por el gobierno de Iván Duque, que la calificó como populista.

"Hemos dicho que no estamos de acuerdo con esos proyectos. No le hacen ningún bien a la economía, ni al sector productivo, y mantendremos esa posición desde el Gobierno Nacional", expresó la semana pasada la vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez.

Según Ramírez, los políticos empiezan a hacer propuestas populistas en época electoral, que pueden beneficiar a los empleados, pero también pueden perjudicar a la economía en general.

"Claro, a todos los trabajadores les interesa trabajar menos, pero eso le hace un daño enorme al aparato productivo", sentenció.