La economía de Reino Unido creció menos de lo estimado previamente en el segundo y tercer trimestre de este año, una señal de que la expansión está perdiendo fuerza y que sustenta la expectativa de que el Banco de Inglaterra no elevará las tasas de interés, actualmente en un mínimo récord, en el corto plazo.
El Producto Interno Bruto avanzó 2,1% anual entre julio y septiembre, dos décimas menos de lo estimado previamente, informó ayer la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, su sigla en inglés). Se trata del ritmo de expansión más lento en dos años. El ajuste fue gatillado porque el sector servicios, que representa más del 70% de la actividad, creció más lento de lo estimado. La ONS también recortó dos décimas el crecimiento del segundo trimestre, a 0,5%.
Para los analistas de Bloomberg Intelligence, la combinación de lecturas más débiles de lo esperado tanto en el lado de la demanda como en la de los costos incrementa las posibilidades de que el banco central retrase un alza en los tipos, actualmente en un mínimo histórico de 0,5%, hasta la segunda mitad de 2016.
Economía frágil
Los expertos coinciden en que las cifras ponen de manifiesto la fragilidad de la economía, pese a que este año ha liderado el crecimiento en el G7 junto con Estados Unidos, cuenta con una tasa de empleo récord (73,7%) y el déficit es bajo (3,7% del PIB).
El desempeño de Reino Unido está por encima del registrado por todo el bloque europeo en el tercer trimestre (1,9%), y de los cuatro motores europeos, sólo España lo supera, con un avance de 3,4% anual en el período.
Para Simon French, economista jefe de Panmure Gordon, lo más preocupante es la debilidad del sector servicios, el motor de la economía británica, recogió BBC News.
Se estima que Reino Unido crecerá al menos 2,3% anual en 2016, en línea con 2015. “Mantendrá su ritmo de recuperación apoyado en el alza del ingreso real y la fortaleza del sector servicios”, explicó Wolfango Piccoli, director ejecutivo de Teneo Intelligence, en una nota. “Con la inflación en camino de acelerarse, es probable que el banco central eleve las tasas de interés, pero de forma mucho más gradual que la Reserva Federal”.
Riesgo de Bréxit
Sin embargo, los expertos advierten que la principal amenaza para la economía británica en 2016 es la posibilidad de que el país abandone la UE, situación conocida como “Brexit”. “La incertidumbre antes del referéndum sobre la permanencia en la UE puede minar la confianza de los inversionistas, pero creemos que la economía debería registrar un buen desempeño en los próximos años, ya sea dentro o fuera de la UE”, afirmó Piccoli.
El 43% de los economistas encuestados por Bloomberg afirmó que la salida de la UE es la mayor amenaza para la economía. La segunda amenaza, con un 39% de los encuestados, sigue siendo el Brexit, mientras que el déficit, la burbuja de activos, la política fiscal o el deterioro del gasto de los consumidores preocupa sólo a un 9%.
El voto sobre la permanencia en la UE puede celebrarse desde mediados de 2016 hasta fines de 2017. El primer ministro David Cameron tiene que fijar una fecha, pero en la cumbre europea de la semana pasada se alcanzó un pacto no escrito que apunta a cerrar el episodio durante el primer semestre del año.
La maniobra busca que el premier defienda el sí a la UE en una votación que se convocaría para junio. Pero este frágil acuerdo, que no deja fuera ninguna de las reivindicaciones que Cameron plantea como condición para defender el sí, tiene todavía que superar la cumbre europea de febrero y donde los socios presentarán su contraoferta. Entre medio, la crispación de los euroescépticos y el deterioro de la relación con los socios europeos podría afectar de forma negativa tanto a las negociaciones con Bruselas como al propio referéndum.
La salida de la UE podría impactar sobre la libra y los bonos, y podría gatillar también negociaciones sobre toda clase de acuerdos económicos, dejando a las compañías extranjeras la duda sobre si invertir en el país.
Para Morgan Stanley, con una probabilidad de Brexit del 35% y de 50% para la permanencia, la decisión podría llevar al país a “flirtear con la recesión”.
“La inversión extranjera directa podría retroceder hasta que haya más claridad sobre las relaciones de Reino Unido con la UE”, dijo a Bloomberg Azad Zangana, economista de Schroders Investment Management.
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