Simon Johnson, Nobel de Economía 2024: “La IA en las manos equivocadas podría convertirse en una automatización excesiva, eliminando millones de puestos de trabajo”
El académico del MIT, distinguido este lunes, también destaca las oportunidades que ofrece la inteligencia artificial para la prosperidad social, si se desarrolla en un marco institucional adecuado, donde las grandes tecnológicas tengan un contrapeso.
Por: Francisca Guerrero | Publicado: Jueves 17 de octubre de 2024 a las 04:00 hrs.
T+
T-
Compartir
Cuando la Academia Sueca eligió a los galardonados para el Nobel de Ciencias Económicas 2024, se hizo cargo de uno de los debates que marcan la agenda global y que resulta clave para el futuro de la humanidad: la inteligencia artificial (IA). Así, “por estudios sobre cómo se forman las instituciones y cómo afectan la prosperidad”, premió a James Robinson, Daron Acemoglu y Simon Johnson, estos últimos autores del Poder y Progreso: Nuestra lucha de 1.000 años por la tecnología y la prosperidad, obra que -con perspectiva histórica- ahonda en los desafíos que nos impone el rápido avance de la IA.
Johnson ahonda en esta materia en conversación con Diario Financiero, alertando de los riesgos que se enfrentan, particularmente a nivel del mercado laboral, si esta nueva tecnología no se desarrolla en un marco institucional que promueva un bienestar generalizado.
“Necesitamos incentivos y presión sobre las grandes empresas tecnológicas para que desarrollen la tecnología de una manera más inclusiva”.
“Deberíamos aprovechar la oportunidad que nos brinda la IA. No creo que lo estemos haciendo actualmente y eso es un problema”.
- ¿Qué papel debe desempeñar la institución para garantizar que el desarrollo de la inteligencia artificial conduzca a sociedades más prósperas?
- Nuestro trabajo ha demostrado que las instituciones son de importancia fundamental para la prosperidad y la prosperidad compartida. Eso ha sido así durante mucho tiempo. Era así antes de que la inteligencia artificial se convirtiera en una realidad.
La IA plantea algunas oportunidades y plantea algunos riesgos particulares. Las oportunidades son que las personas pueden volverse más productivas, incluidas las personas sin mucha educación formal, y eso podría ser muy bueno para sus salarios y para sus condiciones de vida.
El riesgo es que la IA en las manos equivocadas podría convertirse en una automatización excesiva, eliminando millones de puestos de trabajo, y las personas que han perdido sus puestos no podrían encontrar buenos nuevos empleos.
Por lo tanto, lo que necesitamos es una combinación de lo que todos necesitamos. En todas partes del mundo se necesita una combinación de instituciones económicas y políticas y otras cosas como acciones políticas que nos impulsen en la dirección de lo que llamamos IA pro-trabajador. Así que ese es un camino de desarrollo para la IA que mejora la productividad de todos, incluidas las personas sin mucha educación formal.
- ¿Entonces el mercado laboral es el que podría verse más afectado sin un enfoque institucional que cuide de él?
- Sí, pero hay que tener presente que los mercados laborales, los mercados de productos y los de capital están muy interconectados en todas nuestras economías. Por lo tanto, el mercado laboral no se mueve solo. Pero sí, podemos sentir los efectos y verlos en los empleos más que en otras cosas. Así que se podría decir que el mercado laboral es un punto de presión clave, pero es en parte una función de lo que sucede también en los mercados de productos y de capital. Y no debemos olvidar esa interrelación.
- ¿En qué instituciones piensan, puntualmente, cuando se trata de abordar la inteligencia artificial?
- No se trata de una solución única para todos los casos. Creo que depende de cada país y de su posición en relación con lo que los economistas llamamos la frontera tecnológica.
Si uno está a la vanguardia del desarrollo de la IA, que es principalmente Estados Unidos en este momento, creo que necesitamos incentivos y presión sobre las grandes empresas tecnológicas para que desarrollen la tecnología de una manera más inclusiva.
Pero si uno está en Europa, que no está a la vanguardia, o si uno está en muchos países de ingresos medios, necesita unirse y organizar un mercado. Hay que utilizar el poder adquisitivo para comprar y decir que se quiere comprar tecnología que resolverá sus problemas y los abordará.
Es posible que un país individual no sea lo suficientemente grande en comparación con EEUU como para llamar la atención de las grandes tecnológicas. Pero si se alían con otros grandes mercados potenciales, llamarán su atención y eso impulsará la tecnología en la dirección que uno desea.
Por lo tanto, necesitan instituciones políticas y económicas que les permitan crear estos acuerdos de compra anticipados. Digamos que, si se construye una tecnología que nos ayude de las siguientes maneras, la compraremos. Eso crea un mercado muy interesante. De lo contrario, el desarrollo de la tecnología estará impulsado por EEUU, sus características y la forma en que estas empresas ganan dinero en EEUU no les serán de ayuda.
- Sin el desarrollo de instituciones adecuadas, ¿existe el riesgo de que la inteligencia artificial conduzca a una mayor desigualdad y concentración económica?
- Sí, absolutamente. Hemos tenido mucha polarización del mercado laboral en muchos países durante los últimos 40 años, por lo que a las personas en la cima les ha ido bien, mientras que las personas en el medio han sido empujadas hacia abajo. Es posible que se automaticen aún más los trabajos que estaban en el medio, empujando a las personas hacia abajo nuevamente, lo que empeorará la polarización y la desigualdad.
Revisión histórica
En Poder y Progreso, Johnson y Acemoglu revisan procesos históricos como la Revolución Industrial, dando cuenta de que las sociedades tardaron varias décadas en desarrollar la institucionalidad que permitió que ese avance tecnológico trajera una prosperidad generalizada, en lugar de una polarización.
- ¿Hoy los responsables políticos están más preparados para el desafío de nuestros tiempos o nos podríamos enfrentar a las mismas dificultades que en el pasado?
- Bueno, esa es una buena pregunta. Si comparamos con la Revolución Industrial temprana, digamos a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, este era un fenómeno completamente nuevo. Lo que sucedió en algunos países como el Reino Unido –yo soy del norte de Inglaterra, donde comenzó la Revolución Industrial- fue que mucha gente no entendía lo que estaba sucediendo y era muy difícil hacerlo porque era la primera vez y tuvo efectos bastante adversos para muchos trabajadores. Duante 60 años los salarios reales no aumentaron mucho.
Sí creo que hoy deberíamos poder hacerlo mejor. Somos mucho más ricos, entendemos mucho mejor la economía, tenemos democracias más fuertes en muchos casos, definitivamente en EEUU y el Reino Unido. Pero también hemos tenido problemas en los últimos 40 años. La automatización que se produjo en los ‘80 no se manejó bien, permitimos que la polarización del mercado laboral se convirtiera en un problema muy grave.
Por eso, aunque tenemos la capacidad de tomar mejores decisiones que las que se tomaron al comienzo de la Revolución Industrial, no está claro que tengamos la capacidad de seguir adelante con eso y encontrar las políticas que serían mejores.
- De hacer las cosas bien en esta ocasión, ¿cómo exactamente la IA va a contribuir a tener sociedades más prósperas?
- La idea es que la inteligencia artificial pueda ayudar a todos, a la gente relativamente pobre y a quienes no tengan mucha educación. Ese debería ser el objetivo. Sinceramente, deberíamos aprovechar la oportunidad que nos brinda la IA. No creo que lo estemos haciendo actualmente y eso es un problema.
Pero es una decisión que están tomando las grandes empresas tecnológicas y los gobiernos. Todo el mundo debería darse cuenta de que la dirección que está tomando esta tecnología es realmente muy peligrosa en términos de impacto en los empleos y otras cosas que hemos estado discutiendo.
- ¿Las grandes empresas a la vanguardia de este desarrollo tecnológico están pensando en avanzar en prosperidad social?
- Estamos en una sociedad capitalista y las empresas se centran principalmente en las ganancias, esos son sus incentivos, eso es lo que quiere el mercado de capitales.
Aunque quienes dirigen esas empresas son muy buenas personas, inteligentes y creo que quieren cosas buenas para la humanidad, la presión de las ganancias siempre empujará a las empresas hacia una mayor publicidad digital, redes sociales más perturbadoras, anuncios más dirigidos, que la IA hace posible, y un desarrollo menos útil de aplicaciones específicas de la tecnología.
Esa es simplemente la realidad. No estoy enojado con ellos. No los estoy criticando. Solo digo que deben reconocer esa realidad y que deben poner un contrapeso en la mezcla si quieren marcar una diferencia. Y el contrapeso serían los acuerdos de compra anticipada del Gobierno, por ejemplo. Hay otras cosas que pueden hacer, pero eso sería un enfoque muy sencillo.
“Si las instituciones de Chile son lo suficientemente fuertes frente al avance de la IA, honestamente, aún no lo sabemos”
De los tres ganadores con el Nobel de Economía 2024, Simon Johnson es quien menos contacto ha tenido con Chile, pese a lo cual, cuenta con elementos para destacar el progreso que ha experimentado el país en el contexto latinoamericano. Sin embargo, asegura que sus fortalezas no son garantía de que pueda manejar exitosamente el rápido avance de la inteligencia artificial.
- ¿Cómo ve usted a Chile en términos de sus instituciones?
- Chile, obviamente, ha trabajado mucho y arduamente para escapar de un legado colonial. Eso fue bastante difícil, como lo fue en muchas partes de América Latina, pero estoy impresionado por el progreso que han logrado en múltiples dimensiones.
Sin embargo, el mundo es un lugar difícil y hay muchas presiones que vienen de la tecnología, del comercio, de los flujos de capital. En ese marco, me parece que es muy útil, si es posible, fortalecer la democracia, ampliar la participación económica, expandir los derechos civiles de todos, expandir el acceso a la educación, permitir que las personas participen plenamente en las oportunidades económicas. Esa es la combinación que todos deben encontrar. Ya saben, no hay una solución única para todos, cada uno puede encontrar su propio camino. Pero ese es el camino que ustedes deben encontrar.
- ¿La fortaleza institucional de Chile le puede ayudar a confrontar el desafío de la IA?
- Las instituciones de Chile son obviamente mejores que las de muchos países, así que eso es bueno en un sentido comparativo. Pero saber si las instituciones de Chile son lo suficientemente fuertes frente al avance de la IA, honestamente, aún no lo sabemos. Si bien vemos que la tecnología se está desarrollando, a veces de manera espectacular en todo el mundo, aún no vemos el impacto total.
Por ejemplo, ¿cuántos empleos desaparecerán por los vehículos autónomos en los próximos 12 o 24 meses? No lo sabemos. Quiero decir, los empresarios como Elon Musk están haciendo grandes predicciones, se han equivocado antes en esto, pero podrían tener razón la próxima vez. Eso tendrá impacto en todas partes. Los efectos sobre los empleos en lugares como Chile podrían ser bastante malos, pero aún no lo sabemos. La evidencia aún no está con nosotros.